Diana Yanet Vargas tenía 28 años y una hija de cinco cuando en la noche de Reyes de 2003 le rogó a su novio que no la golpeara más. Él, en respuesta, la tiró desde el balcón del apartamento ubicado en la ciudad española de Fuengirola, en Málaga. Su muerte quedó registrada en la memoria colectiva de España porque fue el primer femicidio en ser contabilizado por las autoridades como un delito por razones de género, después de las repetidas peticiones de las organizaciones feministas que argumentaban que estos crímenes eran estructurales y, por lo tanto, tenían que ser considerados con sus especificidades. Antes de Diana hubo muchos otros asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres, pero no fueron registrados. Después de Diana, también.

Beatriz AH tenía 29 años, vivía en la localidad de Alboraya, en Valencia, y quería separarse de su pareja, un hombre de 48 años con el que había compartido los últimos siete años de su vida. Él no lo aceptó y el lunes la estranguló. Su asesinato constituye el femicidio número 1.000 desde que se hace el conteo oficial, y es también una señal de alerta sobre los episodios de violencia machista en el país.

Un análisis de los datos registrados en estos 16 años revela que, en la mayoría de los casos (607), el agresor era la pareja de la víctima en el momento de la agresión. En los 393 restantes, se trataba de la ex pareja o estaba en proceso de separación. Los datos también muestran que de las 1.000 mujeres asesinadas desde 2003 sólo existía denuncia previa en 209 ocasiones.

En el conteo oficial no están todas las mujeres asesinadas por violencia machista desde 2003, ya que sólo recoge los casos en los que un hombre mató a su pareja o ex pareja, como establece la Ley de Violencia de Género española aprobada en 2004. Por eso deja afuera otros crímenes de género, como los asesinatos en los que el agresor es un familiar o incluso los abusos sexuales que derivan en femicidio. El movimiento feminista y las organizaciones de derechos humanos de España exigen que esto cambie para que cualquier asesinato de una mujer por motivos de género sea considerado violencia de género, más allá de si había un vínculo sentimental con la víctima o no.