La marcha que fue desde Plaza de Mayo hasta el Congreso en el Día del Orgullo tenía poco de festiva, más allá de los colores del arcoíris. La encabezaba una bandera negra con la inscripción “Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios”. “Mientras en el mundo se conmemora el orgullo, en Argentina nosotres, la población travesti trans, marchamos para pelear por nuestras vidas. Este año hubo 40 travesticidios y transfemicidios”, dijo a Presentes Alba Rueda, de la comisión organizadora de la cuarta marcha que se realiza en la Ciudad de Buenos Aires.
La cifra es la que manejan las organizaciones para los primeros seis meses del año, porque no existen datos oficiales al respecto. De esos 40 travesticidios, cuatro fueron asesinatos y el resto, travesticidios sociales: muertes por violencia estructural. Léase: falta de acceso a derechos como salud, educación, trabajo. “Hoy sabemos que les compañeres trans mueren especialmente por motivos evitables. Esto tiene que ver con falta de políticas públicas, con la desidia del Estado frente a la población trans y sus consecuencias. Por cada año de ausencia de políticas públicas, se incrementa la mortandad en nuestras generaciones”, agrega Rueda desde la comisión.
La cuarta marcha fue plurinacional “porque reconocemos la coexistencia de nuestrxs hermanxs de diferentes naciones, etnias, sus interculturalidades y denunciamos que sobre ellas se agrava la violencia”, expresó la activista Violeta Alegre. Y también fue multitudinaria.
Minutos después de las seis de la tarde, la cabecera avanzó desde Plaza de Mayo rumbo al Congreso de la Nación. “Señor, señora, no sea indiferente: matan a las travestis en la cara de la gente”, arengaba desde el megáfono la activista Lara Bertolini.
“Lo de ayer fue un hecho histórico. Porque si bien hay distintas corrientes políticas del activismo travesti trans, desde la columna de la 4ª Marcha Plurinacional se ha hecho algo que no hubo en las anteriores: hemos sido lo suficientemente maduras para entender que hay que dejarles las voces a las juventudes trans, masculinidades trans y demás identidades. Hemos roto con el personalismo de las marchas. Alguna vez Diana Sacayán dijo que si la lucha no es colectiva termina en soledad. Las otras marchas recogieron la pertenencia partidaria que nuestro documento no tenía. El documento de la marcha oficial habló del aborto seguro y gratuito, habló del acceso a la salud, del trato digno identitario y del Poder Judicial como un poder anquilosado”, dijo Bertolini a Presentes.
A pesar de la llovizna y el frío, la marcha llegó a ocupar seis cuadras de extensión sobre la Avenida de Mayo. “¡Aquí / está / la resistencia trans!”, coreaba el activismo.
A diferencia de otros años, en que travestis y personas trans formaban el grueso de la convocatoria, esta vez miles de personas cis se sumaron al reclamo. Además de las agrupaciones de la diversidad sexual –que también acompañaron desde la primera marcha– estuvieron otras organizaciones sociales, feministas y algunas agrupaciones políticas. Fue la marcha contra los travesticidios y transfemicidios más grande que haya tenido la Ciudad de Buenos Aires. Se estima que participaron más de 5.000 personas.
Daniela Mercado, egresada del Bachillerato Popular Mocha Cellis, marchó con una foto, un cartel y un pedido especial: justicia por su amiga Ayelén Gómez, asesinada en Tucumán en agosto de 2017. “Marcho por la visibilidad de los varones trans y las distintas violencias causadas por hombres cis”, dijo a Presentes Santhiago Valentino Cáceres.
Las familias de niñes trans también marcharon con sus banderas. Gabriela Mansilla –la madre de Luana, la primera nena del país en lograr su DNI de cambio registral–, integrante de Infancias Libres, iba al final de la columna, bailando y cantando, con la mezcla de alegría y preocupación que se vive en los hogares de niñeces trans. “Ole ole, ole olá, Infancias Libres, aquí llegó, queremos vidas libres de prostitución”. Sus banderas llevaban sus principales reclamos: derechos para niñes y adolescentes trans, infancias sin violencias ni discriminación.
Cada tanto, entre la multitud surgía el grito por las que ya no están. “Diana Sacayán, Lohana Berkins. Presentes, ahora y siempre”. Y también los nombres de Azul Montoro, Marcela Chocobar, Laly Heredia y otras compañeras asesinadas en los últimos años.
“Por cuarto año nos organizamos, y hoy, en el marco de los 50 años de Stonewall, es urgente visibilizar los asesinatos de travestis y trans. Ante el avance de los discursos de odio del heteropatriarcado, tomamos las calles”, dijo la activista Florencia Guimaraes.
“Estamos en esta 4ª Marcha para exigirle al Estado el cumplimiento de políticas públicas específicas. Para interpelar y convocar a toda la sociedad para que nuestras muertes no queden impunes y, sobre todo, para obtener un duelo público”, dijo Claudia Vásquez Haro, presidenta de Otrans Argentina y de la Convocatoria Federal Travesti y Trans. Ella atravesó el último tramo de la marcha de la mano de Mariana Gómez y Rocío Girat.
El mismo día en que fue condenada a un año de prisión en suspenso, acusada de resistencia a la autoridad, Mariana subió al escenario y antes de que se diera lectura al documento de la 4ª Marcha, agradeció el acompañamiento. “Seguimos en la lucha, en las calles, todes juntes. Como dijeron Lohana y Diana, ni al calabozo ni al closet volvemos nunca más”. Debajo del escenario, se cantaba fuerte: “Mariana, escucha, tu lucha es nuestra lucha”.
De espaldas al Congreso, el activismo travesti y trans ocupó dos escenarios: uno de la marcha organizadora, donde se leyó el documento. Hubo además otro escenario lateral, con los reclamos de diversos grupos de trans y travestis, trabajadoras sexuales, activistas del hotel Gondolín, del Movimiento Trans Nadia Echazú, y Paula Arraigada, candidata a diputada nacional por el Frente de Todxs.
“¡Aplaudimos a esta enorme cantidad de compañeres que se movilizan y nos acompañan! ¡Porque no somos indiferentes a la matanza de las travestis y trans! Esta marcha nació hace cuatro años, en la exigencia de justicia a nuestra referenta Amancay Diana Sacayán, porque en la calle teníamos que expresar las situaciones de vulnerabilidad de la población travesti trans. Y en este duelo popular se armó la comisión de justicia por Diana y las organizaciones de la disidencia, le doblamos el brazo a la histórica condena, cambiamos el curso de la Justicia, y desde 2018 contamos con una sentencia histórica y favorable para nuestro colectivo: ¡El reconocimiento del crimen de Diana Sacayán como un travesticidio!”, leyó el documento Say Sacayán, activista del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación y hermano de la defensora de derechos humanos asesinada en octubre de 2015.
El documento recogió entre sus puntos centrales la demanda al Estado “transodiante, racista, clasista y xenófobo” por la muerte de las compañeras travestis y trans, en especial por el travesticidio social. “Tenemos una figura legal que habla de los crímenes hacia las personas travestis trans, pero lo que no cambia son nuestras realidades. Las estadísticas señalan que en estos seis meses de 2019 son 40 las muertes de nuestras compañeras. La mayoría de estas muertes son EVITABLES”, expresó el colectivo. Y denunció: “En el macrismo se crearon nuevos mecanismos de criminalización, como el protocolo de detención para las fuerzas de seguridad y leyes provinciales punitivas a la prostitución. La trama de la violencia macrista y de los gobernadores cómplices es sofisticada, establece un valor diferencial con les trans atravesades por variables de desigualdad: expulsión familiar, educación, salud y empleo. Para nosotres sólo queda la represión”.
Las demandas también incluyeron el acceso a la Justicia. “A pesar de los discursos jurídicos de libertad e igualdad, el sistema judicial esconde y tapa la distribución de la desigualdad y vulnerabilidad hacia nuestres compañeres, por eso nuestras militancias y activismos marcan la diferencia”. Y reconocieron algunos avances, aunque todavía insuficientes: “Hoy contamos con fallos que toman la figura del travesticidio como en Diana Sacayán, y de transfemicidio en Marcela Chocobar, de la provincia de Santa Cruz. En Jujuy el crimen de Zoe Quispe tuvo perpetua, al igual que en Vanesa Zabala, de Santa Fe, y Natalia Sandoval, en Mendoza”.
La invisibilidad de estas temáticas en los medios fue otro de los puntos abordados: “Somos silenciadas desde los grandes medios de comunicación”.
Hubo un minuto de grito colectivo por las travestis y trans “víctimas de este genocidio”. “Somos feministas antipatriarcales y anticapitalistas peleando la separación de las iglesias del Estado. Somos Resistencia VIVA Resistiendo y Cuidándonos para que no nos maten, para que no haya ni UNA TRAVA TRANS MENOS”, cerró el documento.
“Este año hubo una participación especial de las organizaciones sociales, que desde los preparativos se acercaron para apoyarnos. Creo que estamos en el inicio de un proceso social en el que recuperamos este día de conmemoración internacional para las personas trans en homenaje a las víctimas de crímenes y de la desidia del Estado. Se impone como parte de una agenda en Argentina y de un compromiso para el próximo año”, dijo Alba Rueda. “Estamos orgulloses de la cantidad de personas que marcharon. Eso nos abraza como comunidad y frente a este tipo de crímenes y violencias por parte del Estado”.
Fotos: Mariana Leder Kremer y Ariel Gutraich.