A un costado del pavimento, sobre la vereda, un grupo de mujeres y hombres esperaba la llegada de la marcha con una pancarta que decía “La fe cristiana nos compromete con la justicia de género”. Se trata de un grupo de cristianos, católicos y evangélicos de diferentes organizaciones que empezaron a reunirse “después de ver distintas situaciones en las que quedaban polarizados por un lado la iglesia y por otro lado los grupos feministas” y decidieron hacer algo en el entendido de que “Dios quiere una vida plena para todas y todos”, según explicó una de las integrantes, Victoria, a la diaria. Un rato antes, habían organizado una “celebración ecuménica” en apoyo a la marcha.
“Estamos acá porque creemos que la causa feminista tiene mucho que ver con lo que quiere Jesús, que es una vida plena para todos y para todas. De alguna manera nos sentimos hermanados por la causa, entonces la idea es aportar, construir y que no se genere una rivalidad entre dos espacios que en verdad comparten mucho”, agregó.
Consultada acerca de la postura sobre los grupos fundamentalistas que en nombre de la religión intentan revertir algunos derechos, como el del aborto, Victoria respondió: “Acá no nos estamos centrando en eso, sino en construir un lugar mejor para todas y todos, y me parece que todo lo que vaya contra la dignidad humana va contra el plan de Dios para nosotros”.