El Parlamento húngaro aprobó este martes una ley que establece que en los documentos oficiales debe registrarse sólo el “sexo al nacer, determinado por los cromosomas”, y elimina la posibilidad de que este dato pueda ser eventualmente modificado. Esto implica que, de ahora en más, las personas trans no podrán cambiar de nombre ni obtener documentos según su identidad de género.

La reforma legislativa fue aprobada por 134 votos a favor, 56 en contra y cuatro abstenciones gracias a la mayoría absoluta que tiene el partido del primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán. La ley fue presentada por el viceprimer ministro del país, Zsolt Semjén, el 31 de marzo.

Desde entonces, recibió críticas de activistas LGBTI y organizaciones de derechos humanos, que aseguran que la medida aumentará la “discriminación y violencia” que ya atraviesan las cerca de 30.000 personas trans que viven en el país. Además, quienes rechazan la ley advierten que dificultará la vida de muchas personas que tendrán que explicar las contradicciones entre sus documentos y su identidad, o que, por ejemplo, podrían ser atendidas en centros de salud sin que se respete su identidad de género.

“Es triste y escandaloso que el Parlamento haya decidido adoptar esta ley de odio que desprecia las preocupaciones manifestadas por decenas de organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales”, dijo Tamas Dombos, integrante de la Alianza Húngara LGBT, a la agencia AFP. Por su parte, la Sociedad Háttér, organización húngara de defensa de los derechos LGBTI, denunció que la ley es “inconstitucional” y “contradice la normativa internacional en derechos humanos”. Sus integrantes adelantaron que pedirán al presidente Orbán que no la firme y la recurra ante el Tribunal Constitucional.

“Es fundamental que el comisario para los Derechos Fundamentales de Hungría actúe con urgencia y pida que el Tribunal Constitucional revise y anule de forma expeditiva las terribles disposiciones de esta ley”, pidió en el mismo sentido Krisztina Tamás-Sáróy, investigadora de Amnistía Internacional. “Esta decisión hace retroceder a Hungría a la Edad Media y pisotea los derechos de las personas trans e intersexuales. No sólo las expondrá a más discriminación, sino que, además, ampliará el entorno, que ya es intolerante y hostil, al que se enfrenta la comunidad LGBTI”, cuestionó.

Pese a las críticas, el gobierno defiende la ley y asegura que la decisión de “registrar el sexo biológico de los niños en sus certificados de nacimiento no afecta el derecho de hombres y mujeres a experimentar y ejercer libremente sus identidades como lo deseen”.