Las demandas para que los estados reduzcan los precios de los productos de gestión menstrual o los entreguen de forma gratuita empezaron a multiplicarse en los últimos años en distintos países del mundo, impulsadas en general por organizaciones feministas y de defensa de los derechos humanos. El objetivo es erradicar la llamada “pobreza menstrual”, la situación a la que se enfrentan quienes no pueden pagar estos artículos por el alto costo que tienen, y tampoco tienen acceso a educación sobre higiene menstrual, baños u otras instalaciones sanitarias básicas para higienizarse o tirar los desechos. Esto obliga a que muchas personas se vean obligadas a usar trapos o retazos de tela –lo cual puede acarrear infecciones o enfermedades– o tengan que faltar a clases y a trabajar.

Las mujeres menstrúan una vez por mes durante, al menos, tres décadas de sus vidas. Es un hecho natural e inevitable. Sin embargo, las toallitas y los tampones parecen ser artículos de lujo. En Uruguay, no están contemplados entre los productos que se consideran de primera necesidad (gravados con una tasa mínima de 10% del IVA), sino que se ubican dentro del rubro perfumería (gravados con 22% de IVA).

La diputada del Partido Colorado, María Eugenia Roselló, presentó hace una semana un proyecto de ley que busca crear una “canasta higiénica menstrual” para todas las “personas menstruantes” que son beneficiarias de la Tarjeta Uruguay Social (TUS) del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). La propuesta es aumentar el monto que reciben en cada tarjeta para que estas personas, que viven en una situación de mayor vulnerabilidad económica, puedan costear los productos de gestión menstrual. Porque “mantener una higiene menstrual adecuada es esencial para la salud, la higiene y la participación en la vida social”, asegura el texto en la exposición de motivos. En diálogo con la diaria, la legisladora compartió los detalles de la iniciativa.

“El proyecto está destinado a todas las personas menstruantes, mujeres y trans”.

¿Cómo surgió la idea de elaborar este proyecto y con qué objetivos?

La iniciativa surge porque una amiga y militante feminista y batllista vino con esa propuesta a mi despacho y por supuesto que no lo dudé ni un minuto. Considero que es algo de lo que se está hablando a nivel global y Uruguay no podía quedar atrás. Justo hace unos días en Nueva Zelanda se votó para que se les dé productos higiénicos a las adolescentes en los liceos. Las mujeres, a nivel mundial, son las que más sufren la desigualdad y la pobreza. Hay una infinidad de factores que influyen para generar esa realidad, entre los que se encuentran la disparidad de ingresos, el desigual acceso de las niñas a la educación, los estereotipos de género que suponen un freno para las mujeres en determinadas carreras, el doble turno que supone ir a trabajar las ocho horas y, además, ir a la casa con el otro trabajo no remunerado, entre otros. Estamos hablando de lo que es la feminización de la pobreza, que también se da en Uruguay, donde el porcentaje de hogares pobres con jefas mujeres es 50% mayor que aquellos hogares con jefes hombres. La idea del proyecto es darles estos productos a las mujeres más pobres, porque si bien es una necesidad básica no tienen acceso por el alto costo. Se trata de darles la posibilidad de pasar por una menstruación digna. Y está destinado a todas las personas menstruantes, mujeres y trans, lo cual también me parece bueno aclarar.

“Es fundamental poder contar con productos higiénicos de calidad para poder atravesar el período menstrual de forma digna”.

¿Cómo crees que esta canasta puede impactar en la vida de esas niñas, adolescentes, mujeres y trans?

Creo que va a ser una felicidad. Para nosotras que somos mujeres, y que menstruamos, es fundamental poder contar con productos higiénicos de calidad para poder atravesar el período menstrual de forma digna. Fijate lo que puede significar para una adolescente que empieza a menstruar y tiene sangrado abundante: si no tenés el producto higiénico adecuado, es desde desagradable hasta inhumano. Esto supone aislamiento social en cuanto a que no podés ir al liceo o ir a trabajar. Es bastante triste que en 2020 haya mujeres que no tengan para ponerse una toallita higiénica cuando la menstruación es algo biológico e inevitable, que la mujer sí o sí tiene que pasar hasta alrededor de los 50 años. Lo que estamos haciendo, entonces, es darle a esta mujer pobre la posibilidad de pasar por la menstruación de forma digna y, además, estamos contribuyendo a la prevención, que es importante porque no tener los productos higiénicos adecuados también puede provocar problemas de salud que serían evitables pudiéndoles dar esta partida dineraria.

El proyecto de ley propone aumentar el monto que se acredita en la TUS para que cada persona pueda costear los productos de higiene menstrual. ¿Cuánto dinero supone esta canasta por persona?

El monto de la prestación lo va a fijar el Poder Ejecutivo. Nosotros, en base a nuestros cálculos, suponemos que será entre 2.000 y 3.000 pesos por persona menstruante por año. La idea es que desde el Mides evalúen la forma de que esa partida dineraria mensual que se acreditará a la tarjeta sea exclusivamente para ese tipo de productos higiénicos.

¿Tenés una idea de cuántas mujeres se verían beneficiadas por esta iniciativa?

El cálculo exacto no lo tengo. La información que tenemos hasta el 2018 -porque la del 2019 se actualiza en los próximos días- es la cantidad de tarjetas TUS que se entregan y serían alrededor de 80.800 hogares. Esto supondría unas 380.000 personas, pero todavía no tengo una distribución por género. Esos datos ya se los pedí al Mides, que con mucha gentileza me respondieron y me los van a aportar. 

¿Has hablado de la propuesta con el ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, u otras autoridades del Poder Ejecutivo?

Estamos gestionando ya las reuniones con el ministro Bartol y con la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Mónica Bottero. También vamos a gestionar una entrevista con el ministro de Salud, Daniel Salinas. Bottero nos respondió a la brevedad y nos vamos a reunir el próximo lunes, así que ahí empieza el proceso, más allá de que el proyecto ingresó a cámara y va a ser tratado por la comisión. Justamente hace unas horas me informaron que ya ingresó a la Comisión de Población para que sea tratado. Por otro lado, el ingreso de la Ley de Urgente Consideración (LUC) supone un atraso en el tratamiento de determinadas cuestiones, porque la cámara tuvo el lunes su última sesión hasta el 2 de julio que ingresa la LUC a debatirse en el plenario, entonces hay cuestiones que por el momento quedan de lado. Mientras tanto, nosotros vamos a seguir coordinando entrevistas y generando insumos para poder defender el proyecto a la hora de ir a la comisión y poder sacarlo cuanto antes para que se apruebe. 

La menstruación es un tema que sigue siendo tabú para muchas personas y hablarlo suele incomodar en algunos ámbitos, como puede ser el parlamentario. ¿Cómo fue recibida la iniciativa por tus compañeras y compañeros de bancada?

De forma espectacular. Nosotros, como bancada, tenemos la costumbre de compartir cada proyecto en el grupo antes de presentarlo, tanto de diputados como de senadores de Ciudadanos, el sector que integro. Lo compartí y enseguida recibí el apoyo de todos. Inclusive hubo cuatro legisladores que lo firmaron conmigo, porque es una costumbre también de apoyo. El resto que no firmó fue sólo porque no estaba en ese momento. La verdad que me siento muy feliz de que el partido de José Batlle y Ordóñez, el partido del feminismo y de los derechos de la mujer, tenga esta bandera, y para mí es muy importante que la pueda traer al Parlamento. En cuanto a que es un tema tabú, sí, sigue siendo tabú, y he leído muchas críticas de hombres y también de mujeres, eso me ha sorprendido bastante. Hoy estaba buscando información de este tema y leí una frase que me encantó, que dice: “La menstruación es la única sangre que no nace de la violencia y es la que más asco da”. Es tal cual. No concibo que la mujer tenga asco de su menstruación. Hay más de 20 eufemismos para decir “menstruación” que son hasta graciosos porque por no decir menstruación dicen “me vino Andrés”, “la menstru” o cualquier cosa menos menstruación. Creo que es hora de cambiar de cabeza, podemos hacerlo, y poder traer este proyecto al Parlamento y que se pueda aprobar para mí va a ser un honor. 

Así que te parece que este proyecto puede ayudar también a cambiar una realidad cultural, al romper con el silencio y el estigma que hay alrededor de la menstruación.

Por supuesto, sin lugar a dudas. El otro día estaba hablando con un colega diputado sobre este tema y me preguntó: “¿Puede ser que ustedes usen también copas menstruales?”. Yo lo miré y le dije: “Qué increíble que estemos hablando de este tema contigo”. Después le expliqué en qué consistía. Está buenísimo lo que se está generando y yo estoy feliz de poder aportar para eso.

¿Has recibido comentarios de diputadas y diputados de los demás partidos?

Sí, claro. Se contactó conmigo muy gentilmente Cristina Lustemberg, diputada del Frente Amplio con la cual tengo muy buena relación, y también recibí apoyos de las legisladoras de Cabildo Abierto y del Partido Nacional. Así que, en general, me he sentido apoyada por todos los partidos. Todavía no hemos tenido la posibilidad de reunirnos, por cuestiones de tiempo, pero sí he pensado en generar esas instancias. 

Cristina Lustemberg justamente propuso el año pasado, junto al entonces candidato presidencial Daniel Martínez, reducir 50% de IVA de los productos de gestión menstrual.

Claro, esa propuesta de reducción del IVA para los productos de higiene menstrual es mucho más abarcativa y es para todas las mujeres, pero aun con esa reducción las mujeres más pobres siguen sin poder recibirlos. Entonces nosotros quisimos enfocarnos en las personas menstruantes pobres que están incluidas en los hogares que reciben la TUS porque creo que su atención y cuidado es lo más urgente.

“Como mujer, diputada y batllista, el feminismo es la bandera que tengo que defender en el Parlamento”.

La lucha contra la “pobreza menstrual” es una de las tantas reivindicaciones de las agendas feministas en todo el mundo. ¿Te considerás feminista?

Soy feminista. Una militante del Partido Colorado no puede decir que no es feminista. Yo me siento orgullosa del partido que integro justamente por José Batlle y Ordóñez y lo que él representó para las mujeres. Es el partido de la mujer y del feminismo. El batllismo ha hecho muchas cosas por los derechos de las mujeres en épocas en donde eran más mirados y cuestionados. Así que, como mujer, diputada y batllista, el feminismo es la bandera que tengo que defender en el Parlamento.

¿Cómo entendés el feminismo o los feminismos?

Entiendo el feminismo como la lucha por la igualdad de género entre el hombre y la mujer y para promover mejores condiciones de vida para las mujeres. Sin guerra entre géneros.

¿Vos o el Partido Colorado tienen otras iniciativas pensadas durante esta legislatura que vayan en este sentido?

Por ahora estamos trabajando en esta iniciativa, pero sin lugar a dudas van a haber más, vamos a estar cinco años en el Parlamento. Somos dos legisladoras mujeres las que estamos dentro del Partido Colorado, somos pocas, pero tenemos un gran equipo de mujeres militantes feministas que nos apoyan un montón y nos dan ideas para poder trabajar. La idea es seguir trabajando para generar más igualdad entre hombres y mujeres y mejores condiciones de vida para la mujer. Creo que como mujer y legisladora es mi obligación tratar de luchar para acortar las brechas.