La Operación Océano dejó al descubierto una trama de explotación sexual de adolescentes. Varones privilegiados explotaban adolescentes con fines sexuales. Hasta el momento hay 21 imputados, tres requeridos y al menos 15 víctimas.
No Hay Excusas es una campaña que fue lanzada por primera vez en 2013, en coordinación entre el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), el Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y no Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (Conapees) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). La campaña “busca comprometer a la sociedad en la condena de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes y a denunciarlo a través del número 100”. Para denunciar una situación de explotación está habilitada una línea telefónica a la que se accede llamando al número 100.
“Como consecuencia de la emergencia sanitaria, la interrupción de algunos servicios sociales y la restricción de los desplazamientos, muchas niñas, niños y adolescentes están más expuestos a ser víctimas de violencia, en sus distintas formas”, explican en un comunicado. Recuerdan que “mantener relaciones sexuales a cambio de dinero (o promesa de recompensa) con niñas, niños y adolescentes atenta contra su dignidad, vulnera sus derechos fundamentales y pone en peligro su vida y sus posibilidades de desarrollo”. “Los responsables de que este fenómeno exista y se siga reproduciendo son las personas adultas, ya sea desde la promoción, el consumo, la tolerancia, el silencio o la no reprobación”, concluyen.
El INAU comunicó que para su presidente, Pablo Abdala, “las respuestas del Estado cuando las situaciones de explotación sexual se consuman y se judicializan son buenas”. Sin embargo, dice que “no podemos decir lo mismo de todo lo anterior: la prevención, anticiparse a las situaciones de explotación; por eso es importante la campaña que lanzamos hoy”. “La explotación sexual de niños, niñas y adolescentes es una verdadera epidemia. Estamos frente a un fenómeno que crece y cuya magnitud nos tiene que preocupar. Es un problema que nos tiene que convocar a todos”, expresó el presidente del directorio INAU.
Para Luz Ángela Melo, representante de UNICEF Uruguay, “la campaña tiene dos mensajes. El primero, hacia los explotadores: no hay excusas. Y el segundo, hacia toda la sociedad, para que se sensibilice y condene de manera contundente estos hechos”. “La explotación sexual de niños, niñas y adolescentes vulnera sus derechos fundamentales, sus derechos humanos, sus derechos a la integridad física, emocional y psicológica”, agregó.
Para Beatriz Argimón, vicepresidenta de la República, “No Hay Excusas es una campaña de gran importancia; la tuvo en su momento y vaya si la tiene en el actual contexto. El compromiso de terminar con la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes no sólo tiene que ser del Estado, tiene de una sociedad que repudia estos episodios”.
Según Luis Purtscher, presidente de Conapees, “estamos frente a un problema que convive con la sociedad uruguaya y que tenemos que empezar a desarmar. Es una forma de violencia sistémica, que esconde formas patriarcales de apropiarse del cuerpo de otros”. Para el representante de Conapees, “la campaña es una forma de comenzar a desnaturalizar las situaciones de violencia y explotación”.
Sobre la campaña
“Además de comunicar la dimensión de delito del acto, la campaña No Hay Excusas da un paso más: traslada la responsabilidad a los adultos y hace un llamado a la acción por medio de la denuncia al número 100. También apunta a generar conciencia entre los potenciales ‘clientes’ de su rol de explotadores sexuales al utilizar a niñas, niños y adolescentes en actividades sexuales, eróticas o pornográficas a cambio de algún tipo de retribución”, explican desde la campaña.
Existen distintos mitos en torno a la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes que la campaña pretende desarticular. “Invalidar los argumentos que utilizan como justificación las personas que tienen sexo con niños, estableciendo límites de forma directa mediante la información de la existencia de una ley que penaliza el acto”. Y resaltan: “El desconocimiento de la edad, la vestimenta o la apariencia del niño, niña o adolescente en cuestión no son argumentos válidos para justificar estos comportamientos”. Este es “un delito cometido por adultos y de ninguna manera es posible depositar la responsabilidad en la víctima o considerar la posibilidad de que haya consentimiento de su parte”.
No está claro cuál es el impacto de este delito, porque al cometerse en la clandestinidad “se vuelve difícil contar con estadísticas precisas y actualizadas sobre su prevalencia”. En Uruguay ha habido varias investigaciones cualitativas que “han mostrado que la explotación sexual comercial infantil existe en sus distintas modalidades: utilización de imágenes en pornografía y actos sexuales remunerados o con promesa de remuneración”.
En 2019 hubo 209 situaciones en todo el país y unas 72 en el primer cuatrimestre de 2020 que fueron registradas por los dispositivos del INAU responsables de la atención de los casos de niños, niñas y adolescentes que viven situaciones de explotación sexual comercial.
Cualquier persona que sospeche o tenga conocimiento de un caso de explotación sexual comercial puede hacer una denuncia anónima al número de teléfono 100. También se puede hacer en la Dirección Departamental del INAU de todos los departamentos del interior del país, en las direcciones regionales de Montevideo o en el Centro de Estudio y Diagnóstico de Montevideo. Además, se puede denunciar en las sedes de Fiscalía en cada departamento o en las unidades especializadas en Violencia Basada en Género y Generaciones del Ministerio del Interior.
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