Una vez más llegamos a la Marcha por la Diversidad. Este año gritamos “Orgullo es luchar”.

Cuando nos preguntan por qué marchamos, sin titubear decimos: marchamos por nuestros derechos. Hoy marchamos porque las leyes impulsadas por los movimientos sociales no son nada si no se aplican, si no se les asigna presupuesto, si se posponen, si se nos niega su ejercicio.

Marchamos porque el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) ha decidido retirar el apoyo al trámite de cambio de nombre en el marco de la Ley Integral para Personas Trans, volviéndolo imposible para las personas en situación de pobreza extrema, sin conexión, lejos del centro de la capital, y que sólo pueden acceder a sus derechos cuando las instituciones que están presentes en el territorio las acompañan con recursos profesionales y materiales.

Exigimos el cumplimiento del derecho a la salud establecido en la Ley Integral para Personas Trans. Muchos prestadores privados de salud aún no cuentan con los equipos multidisciplinarios, no brindan las prestaciones obligatorias y el Ministerio de Salud Pública todavía no creó el servicio nacional especializado en intervenciones quirúrgicas de alta complejidad para personas trans.

Marchamos porque exigimos testeo rápido de VIH universal y gratuito en todo el territorio nacional. Saber nuestro estado serológico también es un derecho, de la misma forma que acceder a información de calidad sobre prevención y cuidados.

También marchamos porque exigimos que se haga cumplir de forma efectiva la ley de reproducción asistida por parte de los prestadores públicos y privados.

Marchamos para que se cumplan los cupos laborales y las becas estudiantiles que conquistamos para todas las personas en situación de desigualdad.

Hoy marchamos por nuestro derecho a una educación sin exclusiones. Porque es en la educación pública donde hemos logrado impulsar la cultura del respeto y la lucha contra la discriminación.

Marchamos nuevamente por un sistema educativo sin violencias institucionales, que permita que las infancias y las adolescencias transiten sus etapas educativas en libertad y sin clósets, sin violencias ni acoso. Para nuestras comunidades no cabe duda: defender la educación pública es defender la vida y la dignidad humana.

Hoy marchamos por nuestras compañeras, por aquellas que mataron, porque al día de la fecha 20 mujeres han sido asesinadas a causa de la violencia machista, por las que desaparecieron, porque estamos hartas de sufrir la violencia patriarcal en todas sus formas día a día, atravesando todos los espacios que habitamos. Porque se ha dicho que aquellas mujeres encerradas con sus agresores en esta pandemia no son más que un daño colateral.

Marchamos porque la ley integral de violencia basada en género sigue hoy sin presupuesto.

Marchamos porque llegó al gobierno una agenda “provida” que busca limitar los derechos conquistados. Nosotras decimos: “¡Ni un paso atrás!”. El aborto es ley en Uruguay. Las mujeres lo exigimos y el pueblo lo respaldó: la maternidad como deseo y jamás como castigo.

Hoy marchamos porque LO URGENTE SON LAS PIBAS. Condenamos la trata de personas con fines de explotación sexual en donde las víctimas son mayoritariamente mujeres, niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Porque en lo que va del 2020, en nuestro país hay 17 mujeres desaparecidas. ¿Dónde están nuestras gurisas? ¿Qué pasó? Vivas se las llevaron y vivas las queremos de vuelta.

También queremos solidarizarnos con todas aquellas que se han visto obligadas a crear y buscar espacios seguros de palabra y escucha. Ante todo esto, queremos gritar bien fuerte: no estás sola, nosotres te creemos.

Hoy también marchamos contra la ley de urgente consideración (LUC). Repudiamos el permiso que le otorga a la Policía para abusar de la fuerza, que seguro va a impactar principalmente sobre las personas pobres, trans, afro. Sobre las maricas, las tortas y sobre quienes no entran en ningún casillero identitario. Hoy tampoco podemos olvidar que por negligencia del Mides, quien ha desmantelado programas y sigue sin tener políticas para personas en situación de calle, han muerto dos personas y otras cuatro fueron asesinadas a manos de escuadrones de la muerte. Marchamos contra la LUC porque atenta contra el derecho a huelga y el derecho a expresar nuestros reclamos. Criminaliza la protesta, habilitando a las fuerzas policiales a reprimir manifestaciones sin siquiera contar con el aval de la Justicia.

Marchamos porque las personas con discapacidad todavía estamos lejos de la accesibilidad, tanto en la ciudad como en el transporte; es necesario llegar a toda la periferia porque no vivimos sólo en el centro. Marchamos por el acceso al trabajo. Porque de la ley de cupos sólo se cumple poco más del 1%.

Hoy también marchamos porque las vidas negras importan. El año se vio sacudido por actos de violencia racista que tuvieron alcance mundial, pero que son parte de la cotidianeidad que vivimos las personas afrodescendientes hace más de 500 años. Recordamos a nuestres hermanes estadounidenses: Breonna Taylor, George Floyd y Jacob Blake y a tantes hermanes que fueron asesinades brutalmente por la mano represiva del Estado: la Policía. Esta realidad se repite en toda Latinoamérica.

Marchamos porque en todas las calles del país las personas afrodescendientes somos atacadas, violentadas y reprimidas. En lo que va del año, tres personas afrodescendientes en situación de calle sufrieron atentados contra su vida.

Marchamos, como todos los años, exigiendo verdad y justicia en nuestras proclamas, y seguiremos haciéndolo hasta que nos digan toda la verdad. Los sucesos de los últimos meses, con representantes nacionales que usan su lugar en el Parlamento para cuestionar resoluciones judiciales y ampararse en sus fueros, nos vuelven a demostrar que la historia reciente está más viva que nunca, aunque ellos intenten disimularlo.

En su trinchera, quienes en campaña se mostraban comprometidos con la búsqueda de nuestros compañeros y compañeras, hoy nos demuestran ser cómplices y cobardes que crean un relato donde se cuestiona a la Justicia. No daremos un paso atrás por quienes fueron, por quienes estamos y por quienes vendrán: ¡Verdad, memoria, justicia! ¡Terrorismo de Estado nunca más!

Marchamos denunciando la falta de respuesta estatal a quienes perdieron por completo su fuente de ingresos. Mencionamos especialmente a quienes viven del trabajo sexual y son, muchas veces, el único sostén económico de sus familias. En línea con lo planteado por el PIT-CNT, insistimos en la necesidad de que el gobierno tome medidas contra esta crisis, como una renta transitoria de emergencia, intervención para proteger las fuentes de trabajo y más presupuesto para la salud y la educación.

Es necesario hacer alusión a la problemática medioambiental: porque ni la Tierra ni las personas somos territorio de conquista. El capitalismo, el patriarcado, la heteronorma y el sistema racial son aliados en una constante industria de fundamentalismos entrelazados que nos proponen vernos como objetos de consumo. Los impactos irreversibles del cambio climático deterioran todos los días nuestras condiciones de vida y la de todos los seres del planeta.

Es por todas estas cosas que hoy acá está el movimiento social uruguayo. Por eso hoy más que nunca nos abrazamos en nuestra diversidad y teñimos las calles de colores, para recordarle al mundo que del odio y la violencia sólo se construye miedo, rechazo e ignorancia.

Porque lo que nos llena de orgullo es luchar.

Este texto es un resumen de la proclama que leerán representantes de la Coordinadora de la Marcha por la Diversidad al finalizar la movilización.