Úrsula Bahillo tenía 18 años. Antes de ser asesinada por su expareja, Matías Martínez, que trabaja como oficial de la Policía Bonaerense, lo denunció por violencia de género ante la Comisaría de la Mujer 18 veces. El juez de paz Luciano Callegari desestimó la situación y resolvió no renovar la restricción perimetral ni otorgar el botón de pánico que Úrsula pedía porque consideró que el femicida “no era peligroso”. Ahora se investiga el accionar de este juez que, por su parte, denunció a la mamá de Úrsula por las declaraciones públicas que hizo en su contra.

El femicidio ocurrió cerca de Rojas, una localidad a 240 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Martínez trasladó a la mujer a un paraje rural a ocho kilómetros, para asegurarse de que nadie la asistiera. La apuñaló al menos 15 veces.

Después de matar a Úrsula, el femicida se autolesionó con la misma cuchilla. Fue detenido e ingresado en un centro de salud de Pergamino. Será indagado por femicidio agravado por alevosía y premeditación.

Según datos del Observatorio de Violencias de Género “Ahora que sí nos ven”, en enero hubo 33 femicidios en Argentina. Uno cada 23 horas. En 67% de los casos, el femicida fue la pareja o la expareja. Tres de los 33 femicidas forman parte de las fuerzas de seguridad, dos son militares y uno, policía. En 2020, ocho mujeres fueron asesinadas por razones de género por integrantes de las fuerzas de seguridad.

“Me tiene amenazada de muerte. Por eso tengo miedo, amiga”, le dijo Úrsula a Milagros Almirón, una de sus amigas, que recordó el mensaje en Twitter. “Úrsula avisó, fuimos a hacer la declaración y les chupó un huevo. Nos dieron un papel de mierda y nada más y hoy mi amiga está muerta. Ojalá se haga justicia por ella y por todas”, escribió.

“Estoy temblando. No me respondas nada de lo que te digo. Me re cagó a palos mal. Y esta vez fue muy posta”, decía Úrsula en sus mensajes, que se viralizaron en las redes sociales. Le contó que le pegó durante siete meses. “Me callé siempre. Hasta que me vi muerta. Por eso lo denuncié”, llegó a decirle a su amiga. Un tiempo atrás, también escribió en una historia de Instagram: “Si un día no vuelvo, hagan mierda todo”.

Patricia, la mamá de Úrsula, acompañó las movilizaciones y pidió “justicia por el crimen de su hija”. Contó que el femicida “la tenía amenazada de muerte”. “Cuando ella pidió auxilio, la Policía no actuó. ¿Por qué esperaron a que mi hija estuviera en una morgue?”. Los padres de Úrsula se enteraron en enero de la situación de violencia, que ya llevaba meses. Hicieron la denuncia también. La perimetral que se impuso fue violada por el agresor. Volvieron a denunciar, pero la denuncia se desestimó y no hubo consecuencias.

“Nos contaron todo y fuimos a la Comisaría de la Mujer de Rojas, donde nos tomaron la denuncia”, explicó Patricia, aunque aclaró que el 1º de febrero, menos de un mes más tarde, Martínez violó la perimetral que le habían impuesto; ella llegó a fotografiar con un celular al ahora imputado en plena infracción. “Tenía fotos en la puerta de mi casa y no hacían nada, pedía por favor porque no quería que fuera una menos, [quería] que no me la tocaran y la salvaguardaran”, dijo.

También envió un mensaje a Sergio Berni, ministro de Seguridad provincial: “Estoy esperando que baje a la cúpula policial, quiero que la muevan entera, porque no hicieron nada”.

La Policía tuvo además acciones de violencia contra las primeras movilizaciones frente a la comisaría de Rojas, donde se presentaron varias de las denuncias. Nerina, otra de las amigas de Úrsula, estaba reclamando justicia frente a la comisaría local cuando la Policía empezó a disparar con balas de goma. Una de las municiones impactó muy cerca del ojo de la mujer, que cayó al piso y fue rescatada e ingresada a un centro de salud. Recibió el alta médica horas más tarde. Ocho personas fueron detenidas; cuatro tienen menos de 18 años.

La mamá de Úrsula también señaló la violencia policial: “Nadie nos quería decir que nuestra hija estaba muerta y me trataron como a una delincuente. Me pusieron esposas, estoy toda machucada por la forma en que me trataron, y fue un varón, aunque no le pude ver la cara porque me tiraron al suelo”.

El Ministerio de Seguridad Bonaerense intervino la seccional de Rojas y la Comisaría de la Mujer luego del femicidio. Además, la Auditoría General de Asuntos Internos de la cartera ordenó que se realicen “auditorías preventivas” en las dos dependencias.

Familias sobrevivientes de femicidios convocaron este miércoles a una movilización en Plaza de Mayo y en distintos puntos del país para exigir “Ni una más” y “que el Estado tome medidas concretas contra la violencia machista”.