Florencia Astori es maestra y encargada de comunicación y prensa del museo Gurvich. También es hija de Danilo Astori, actual senador, exministro de Economía y Finanzas y exvicepresidente.
En redes sociales ha sido atacada más de una vez. El ataque más común: “Tu papá te compró un museo”. Su sueldo allí es “inferior a lo que percibe como maestra”, dijo a la diaria.
A raíz de estos ataques, decidió radicar denuncias policiales ante el Departamento de Delitos Informáticos. En diálogo con la diaria, aseguró que si bien formalizó algunas situaciones, la mayoría se resolvieron a través del “intercambio con las personas que me difamaron para darles la oportunidad de retractación, lo que lógicamente aprovecharon”.
“La gente que ejerce este tipo de acciones es real, con nombre y apellido. Intentan instalar noticias falsas que de alguna forma terminan luego circulando como si fueran verdades”, explicó. Y agregó que “no es sencillo abordar la difamación como tal; en primer lugar, por la visión de realidad sesgada desde la que se repite. Y, en segundo lugar, por los factores emocionales personales que involucra verse difamada”.
Contó que en algunas oportunidades abordó ella misma los diálogos, y en otras, fue su abogada. “Siempre con el fin de generar conciencia sobre el daño generado y la posibilidad de reparar algo de eso”, explicó.
Las difamaciones empezaron en 2018, cuando se debatió la compra del museo Gurvich por parte del Ministerio de Educación y Cultura. Según Astori, “algunos periodistas buscaron intencionalmente trasladar el foco de la discusión personalizando el hecho y vinculándolo conmigo”. “No creo que eso haya sido ingenuo, sino que tuvo el objetivo de operar partidariamente. Entonces, en lugar de generarse un intercambio sobre la decisión política en torno a que el acervo del museo pase a la órbita estatal, pasó a hablarse sobre mí desde la suposición, la manipulación de la información y la noticia falsa”, expresó.
En las redes circuló una infinidad de memes y fotos personales. A partir del hecho, Astori recibió cientos de agravios públicos “de parte de personas que, sin saber, sin informarse, y sin medir la consecuencia de sus acciones, comparten un relato falso”.
Tomó la decisión de plantear una denuncia porque dice “no estar dispuesta a que esto siga así”. “Además de ser injusto hacia mí, nos daña a todos como sociedad”. A su entender, la difamación implica “siempre una decisión de la persona que la lleva a cabo, y más en situaciones como estas, en donde los datos son de público conocimiento”.
Destacó que la mayoría de las personas que incurrieron en la difamación son varones adultos de edad avanzada, y que “en muchos casos mezclaban difamación con insultos y agravios hacia mí por ser lesbiana y/o mujer”.
Astori está conforme con el proceso. “Tuvo la repercusión que debía tener”, dijo. “Se generó una visibilidad grande sobre este tema, hay muchos medios interesados en mostrar lo que sucede. Personalmente, entiendo que la situación ya se hizo pública y lo que espero con eso es que no se reitere con más nadie”.
Planteó la preocupación por “cómo puede afectar el ataque tan masivo a la persona que lo recibe”, porque justamente “sabe en carne propia lo que eso significa”.
Puso como ejemplo la noticia sobre la nueva alcaldesa del Municipio Ch, Matilde Antía, que sucedió a Andrés Abt tras su fallecimiento. “Cuando se publicó quién iba a asumir la alcaldía del Municipio Ch, salió mucha gente a insultar, dañar y difamar injustamente a alguien por su apellido”, recordó. Por eso consideró que “es importante atender y generar un marco legal que permita contener esto que está bastante de moda últimamente”.
Destacó la compañía y el apoyo que tuvo en este proceso de denuncia y restauración, que implica “desterrar un mito instalado”. “Siento un eterno agradecimiento porque en muchos casos son personas que no conozco y que se sumaron a este movimiento con el fin de reivindicar que no pasen más estas cosas”, concluyó.