Entre el 26 y 28 de setiembre el Área Académica Queer (AAQ) de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar) organizó el XV Seminario Académico de Género y Diversidad Sexual. Durante el evento, se desarrollaron talleres e intercambios en torno a tres ejes temáticos: infancias trans, pedagogías queer y antipunitivismo. Una de las charlas fue “Cuirizar la pedagogía. Fantasía de un pensamiento pegajoso”, a cargo de val flores, activista argentina de la disidencia sexual, maestra, lesbiana, feminista, prosexo y antiespecista.

En su intervención, con el objetivo de problematizar la relación entre cuerpo, conocimiento e incomodidad a través del desnudo y la saliva, la activista se quitó la remera mientras leía un texto e invitó a algunas personas presentes a salivar sobre ella. En los días posteriores, se viralizó una foto de la presentación que despertó críticas de autoridades y docentes de la Udelar, figuras políticas y usuarias y usuarios de las redes sociales. En diálogo con la diaria, flores habló sobre el propósito de su performance, los insultos y la violencia que recibió a través de internet, el “montaje del escándalo” de los medios de comunicación y el “silencio” de la casa de estudios frente a la “campaña de difamación, hostigamiento y de lesboodio” de la que denuncia haber sido objeto.

La activista afirmó a la diaria que presentará un escrito ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la violencia que atravesó para que forme parte de los “informes generales de la comisión sobre las formas de violencia que van tomando los discursos de odio a las identidades LGBTI y no binarias en la región”.

“Desarticular” el escenario pedagógico

No es la primera vez que flores acompaña sus presentaciones con una performance. De hecho, lo hace desde hace más de diez años con el objetivo de “desarticular” la forma en que se presenta el cuerpo docente en el aula y cuestionar los códigos naturalizados en el ámbito educativo. Otro de sus propósitos es plantear formas de “queerizar la pedagogía”, que explicó como una “operación” que “deshace saberes normativos e interfiere en la cotidianidad que se nos presenta como normalidad”.

Asimismo, la activista sostuvo que, desde su percepción, toda “toma de la palabra docente es una performance”, incluso aquellas formas naturalizadas y legitimadas que son leídas, entendidas y aceptadas como prácticas de enseñanza válidas. En esa línea, apuntó que su intervención en la FCS “lo que hace es desbaratar todo eso” al poner el “cuerpo en escena de otra manera”. “El propio espacio educativo, donde hay un frente y un atrás, se desarticula y se produce otro entramado de relaciones”, señaló. Añadió que “no se trata de introducir algo nuevo en el aula, sino que las relaciones que se establecen entre conocimiento, cuerpo, deseo y saber se desarrollen de otra manera”.

flores explicó que con esta presentación lo que intentó “fue plantear la fantasía como una dimensión de lo político, la fantasía como eso que desafía la realidad consensual y pensar nuestro sentido de libertad e invitar a la renovación de la imaginación pedagógica”. Con relación a la saliva, la activista manifestó que le interesó su uso como “objeto epistemológico” y “como un fluido que permitiera pensar qué afectos se les pegan a todas las relaciones que se desarrollan en el aula” y pensar “qué nos podía decir la saliva acerca de los modos de organización del saber y los modos del desorganización del saber como una práctica corporal”.

Repercusiones dentro y fuera del salón

Para flores, la performance tuvo distintas repercusiones: una dentro del aula y otra a partir del “escándalo que se montó sobre una foto”. La activista señaló que, luego de la presentación, en el salón de clase se generó un “debate con un nivel de sensibilidad y producción de pensamiento que fue increíble”, en el que las personas presentes manifestaron diferentes sensaciones, pensamientos, preguntas por la “densidad teórica del texto” y la experiencia vivida. “Aún hoy me llegan relatos de lo que se quedó pensando la gente y todo eso quedó absolutamente borrado por la otra repercusión, que fue el montaje del escándalo”, dijo.

“El escándalo se monta sobre una foto y sobre una escena en un contexto singular como es el de la lucha presupuestaria para la educación y de elecciones dentro de la Udelar. Sabemos por experiencias de América Latina que los contextos eleccionarios están atravesados por una intensificación de la derechización y del conservadurismo”, manifestó flores.

En ese contexto, la maestra argentina consideró que las repercusiones externas de la intervención están vinculadas a una “avanzada restauradora del conservadurismo y del nivel de subjetivación que está teniendo la derecha, que va habitando las aulas universitarias”. Fue “una propuesta pedagógica que ciertos sectores construyeron como una provocación”, agregó.

“Me sentí violentada por los discursos de odio en las redes y los medios hegemónicos, por las declaraciones de funcionarios y de políticos, y por una fuerte campaña de difamación, hostigamiento y de lesboodio de la que no se habla. Hay un silenciamiento atroz de todo eso, además de la sospecha y la estigmatización que se hizo sobre el trabajo de la AAQ”, expresó flores.

En ese sentido, la activista calificó de “gravedad institucional y ética” la “censura y represalia de una actividad pedagógica” que se desató desde la propia Udelar, además de incurrir en una falta a la libertad de cátedra que defiende la universidad pública. “Operó el adoctrinamiento del miedo con una bajada de línea desde los estamentos más altos de la universidad”, apuntó.

“Podemos discutir si la actividad fue inoportuna o inapropiada, pero nadie sale a decir algo para parar esta campaña de odio y violencia y eso me parece de gravedad institucional, política y ética”, subrayó, y agregó que, con esa actitud, la Udelar, dos días antes de la Marcha por la Diversidad, “dio espacio para que los discursos de odio se sigan repitiendo”.

A su vez, flores destacó que el único comunicado o pronunciamiento que hubo al respecto fue desde la AAQ. En el texto, difundido el 29 de setiembre, el área expresó: “Parece que mostrar lo senos y un poco de saliva con propósito de reflexión escandaliza a algunas personas y estimula pedidos de censura que supimos enfrentar en otros momentos históricos”. La activista afirmó que desde la Udelar y la FCS ninguna autoridad se comunicó para saber cómo estaba y el impacto emocional que le generó esta situación.