Tres senadores republicanos de Texas, Estados Unidos, presentaron un proyecto de ley que equipara la atención de salud de afirmación de género a la mutilación genital femenina, en un intento de criminalizar los servicios médicos para la juventud trans y de género diverso.

El proyecto de ley modifica el código de salud y seguridad de Texas, alterando el actual delito de “mutilación genital femenina” contra personas menores de 18 años por el de “mutilación genital”, mediante la eliminación de la palabra “femenina” y del lenguaje específico que define esta práctica.

Los senadores Bob Hall, Donna Campbell y Charles Perry sustituyeron esa definición por descripciones detalladas de procedimientos quirúrgicos de afirmación de género, confundiendo tratamientos de reasignación de sexo con mutilación genital femenina. El proyecto de ley penaliza estos procedimientos con hasta dos años de cárcel y una multa máxima de 10.000 dólares.

Las únicas excepciones son la circuncisión masculina, las cirugías para personas intersexuales y las “necesarias para la salud física de la persona”, en lugar de “fines médicos”, el término actualmente vigente y que comprende también la salud mental.

Texas prohibió en 2017 la mutilación genital femenina, considerada abuso infantil y violación de los derechos humanos.

El proyecto de ley ignora el hecho de que los procedimientos quirúrgicos de afirmación de género para menores de 18 años son “extremadamente raros” y sólo se prescriben bajo una evaluación y consentimiento rigurosos, dijeron fuentes médicas a openDemocracy.

La iniciativa refleja “histeria”, dijo Kellan Baker, director de Whitman-Walker, una clínica de salud LGBTI en Washington DC. “El léxico que emplea no tiene absolutamente ninguna relación con la realidad de las necesidades médicas de la juventud transgénero. Es un proyecto de ley peligroso que les hará daño”.

Los tres senadores presentaron simultáneamente otro proyecto de ley que prohíbe al personal de salud, clínicas, hospitales y aseguradoras la provisión de cirugías de reafirmación de género y otros tratamientos, como los bloqueadores hormonales. Hall y Campbell también redactaron un borrador de resolución para que la legislatura de Texas declare su apoyo al fin de los tratamientos específicos para personas trans y de género diverso, que califican de “abominable mutilación genital”.

“Es una grave injusticia que legisladores y políticos traten otra vez de ejercer la medicina en Texas”, dijo a openDemocracy Marci Bowers, presidenta de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH).

Bowers, que es ginecóloga y cirujana, añadió: “El corte o mutilación genital femenina es una lesión dañina y médicamente innecesaria que se practica a las niñas sin su consentimiento; la Organización Mundial de la Salud (OMS) exhorta a los profesionales de la salud a que no la realicen”.

El proyecto de ley de Texas “intenta introducir la política precisamente donde no debe estar”, afirmó Baker, de Whitman-Walker. También priva a las pacientes de la autonomía corporal que precisamente buscan restaurar las leyes contra el corte o la mutilación genital femenina, añadió.

De aprobarse, el proyecto de ley no sólo pondría fin a las cirugías de reafirmación de género; también criminalizaría a los proveedores de salud y a padres que procuren esa atención para adolescentes trans en otros estados, gracias a una cláusula sobre los viajes para recibir tratamiento médico.

Los senadores que redactaron el proyecto no contestaron el pedido de entrevista de openDemocracy.

¿Qué es la mutilación genital femenina?

La OMS define la mutilación genital femenina como “la escisión total o parcial de los órganos genitales femeninos o cualquier otra lesión de los mismos por motivos no médicos”. Advierte que no conlleva ningún beneficio para niñas y mujeres; al contrario, acarrea una serie de consecuencias graves y negativas para la salud física y mental.

Más de 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sufrido mutilación genital femenina, según estimaciones de la OMS. Y hay casos documentados en al menos 92 países, incluido Estados Unidos, según la US End FGM/C Network, una plataforma de sobrevivientes, grupos de la sociedad civil, activistas, investigadoras y personal de salud.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, medio millón de mujeres y niñas en este país han sufrido o corren riesgo de sufrir mutilación genital femenina, pero la US End FGM/C considera que esas cifran muestran que el problema “está extremadamente subreportado”. Diez estados y el Distrito de Columbia todavía carecen de leyes que prohíban esta práctica.

“Estamos descorazonadas al ver que la actual legislación [de Texas], cuyo objetivo es proteger a las niñas, está siendo secuestrada para discriminar a jóvenes vulnerables”, dijo a openDemocracy la directora de US End FGM/C, Caitlin LeMay. La ley federal Stop FGM de 2020 define la mutilación genital femenina, “y esperamos que las leyes estatales sean coherentes con la definición federal”, añadió.

¿Nueva táctica contra la juventud trans?

El intento de confundir atención de salud respetuosa de la diversidad de género con mutilación genital femenina aparece como la última vuelta de tuerca de una estrategia conservadora contra las personas trans, que se viene desplegando en todo Estados Unidos con restricciones a sus derechos a la identidad, la salud, la educación y el deporte. Legisladores estatales presentaron más de 300 proyectos de ley con este fin en los dos últimos años.

El año pasado, siguiendo instrucciones del gobernador republicano Gregg Abbott, el Departamento de Servicios Familiares y de Protección de Texas dictaminó que “la mutilación genital de un niño mediante cirugía de reasignación es maltrato infantil”. Posteriormente, Abbot dispuso investigaciones contra familias y proveedores de salud para infancias trans, si bien este intento fue temporalmente frenado en la Justicia.

La agenda legislativa de los republicanos de Texas para 2022-2023 incluye la prohibición de cualquier servicio sanitario de afirmación de género y menciona específicamente la “mutilación genital”.

“Ha habido intentos similares en otros estados para vincular legislativamente la mutilación genital femenina con la medicina de afirmación de género, aunque ninguno ha tenido éxito”, dijo LeMay de US End FGM/C.

Una versión más extrema, presentada en Idaho en febrero, proponía reformar la ley que prohíbe la mutilación genital femenina para penalizar no sólo las cirugías de reafirmación de género, sino también los bloqueadores y terapias hormonales. El personal de salud que prestara estos servicios se enfrentaría a penas de prisión perpetua. Finalmente, la mayoría republicana del Senado estatal decidió no sacar adelante este proyecto de ley.

En 2020, una iniciativa legal para prohibir la mutilación genital femenina en Wyoming, que había recabado apoyo bipartidista, puso en alerta a grupos LGBTI porque contenía una cláusula que decía que la cirugía de reasignación de sexo no se consideraría mutilación genital femenina si se aplicaba a mayores de 18 años que dieran su consentimiento, lo que sugería que podría considerarse como tal para menores de edad. Finalmente se eliminó la excepción.

Aprobado por las autoridades médicas

Según numerosas autoridades médicas nacionales, como la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la Academia Estadounidense de Pediatría y la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente, la atención sanitaria a jóvenes trans requiere tratamientos de afirmación de género.

Coinciden con esta perspectiva las organizaciones profesionales estatales, como la Asociación Médica de Texas, la Asociación de Consejería de Texas y la Sociedad de Pediatría de Texas.

Quienes atacan la atención de salud trans argumentan que la profesión médica y las familias están permitiendo que niños y niñas pequeñas se sometan a tratamientos irreversibles. Pero Baker, de la clínica Whitman-Walker, reiteró que cirugías como mastectomías y las vaginoplastias son “extremadamente raras” en menores de edad en Estados Unidos, y sólo se realizan tras una revisión exhaustiva por parte de múltiples profesionales médicos.

Las últimas directrices de WPATH explican que los tratamientos con bloqueadores hormonales son “totalmente reversibles [y] se consideran por tiempo prolongado para que los adolescentes exploren su identidad de género mediante una transición social temprana”, mientras que las terapias hormonales son parcialmente reversibles.

Las directrices también indican que el personal médico trabaje con los pacientes para asegurarse de que son lo suficientemente maduros como para dar su consentimiento a cualquier tratamiento que se proponga. La WPATH sugiere que, dependiendo de una serie de factores médicos, personales y familiares, las intervenciones quirúrgicas podrían realizarse a los 18 años o antes, pero después de “al menos 12 meses de terapia hormonal de afirmación de género”.

Este artículo fue publicado originalmente en openDemocracy.