En 2021 el grupo de la asamblea permanente que organiza y nuclea a colectivos y mujeres autoconvocadas en Salto ardía. En un principio, estaban todas juntas a pesar de las diferencias. Sin embargo, la discusión sobre el nombre del espacio y los actores que incluía o excluía esta decisión simbólica marcó un quiebre.
Desde entonces, la Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Trans y No binaries y el bloque separatista, con La Revuelta Subversiva a la cabeza, van por caminos paralelos y no tienen instancia de coordinación conjunta. A modo de ejemplo, este año Salto fue uno de los departamentos que se sumó a las manifestaciones que hubo en el país contra los abusos sexuales; las separatistas se reunieron en una plaza y realizaron una alerta y las integrantes de la asamblea se sumaron a la propuesta de mujeres autoconvocadas en otra plaza.
“Quizás acá pasó más tarde, pero esa división actualmente se da a nivel nacional e internacional”, señaló Alba Viñas, militante del colectivo Aquelarre, que integra la asamblea. Consultadas sobre si la ruptura del año pasado en la asamblea tiene relación con los niveles de desmovilización que se están visualizando este año del lado de quienes reivindican la inclusión de otras identidades en la organización de la marcha, respondieron que “es posible que exista una relación”, aunque fueron enfáticas en que hay derechos con los que “no tranzan”, como “el derecho a la identidad”. “No hay arrepentimiento en ese quiebre, porque era necesario y hablan lenguajes distintos”, puntualizó Lorena Sánchez, integrante del mismo colectivo que Viñas.
Desde La Revuelta Subversiva, un colectivo de feminismo radical, plantearon en diálogo con la diaria que el bloque separatista responde a la necesidad de “sentirse seguras sólo entre mujeres”, porque en varias movilizaciones asisten varones “violentos y abusadores”. Explicaron que resolvieron hacer el bloque separatista cuando se cambió el nombre de Asamblea de Mujeres a Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Trans y No binaries”. Según dijeron, antes era un espacio sólo de mujeres, pero después “hubo un giro” y “no se sintieron cómodas en varios sentidos”, como por ejemplo, “con el lenguaje, que nos digan cómo nos podemos expresar y cómo no”, planteó Camila Mattera, integrante de La Revuelta.
Desde el colectivo insisten en que “el sujeto político del feminismo es la mujer” y que desde el feminismo radical se buscar “ir a la raíz de nuestra opresión”. “Hay problemáticas que nos atraviesan por haber nacido en un cuerpo sexuado y sólo nosotras hemos vivido y padecido esta desigualdad”, planteó Mattera, y subrayó: “Creemos que tener nuestra propia voz es de suma importancia”. Eugenia Soto, otra integrante de La Revuelta, consideró además que se intenta invisibilizar a su movimiento: “Nos están censurando, nos dicen peyorativamente transexcluyentes, esas cosas no son las que nos preocupan, de hecho, para nosotras no existe el género”, indicó.
Integrantes del Colectivo Guyunusa aseguraron que respetan la decisión de otras “compañeras feministas” de apostar al separatismo, “si bien no lo compartimos, porque esta decisión genera que muchas compañeras no se sientan convocadas o no participen”. “Más allá de todo, tenemos una lucha en común que si bien nos atraviesa a las mujeres por ser mujeres no deja de lado que el machismo y la sociedad patriarcal afecta a un montón de otros colectivos de personas que no se van a sentir parte”, dijeron.
Pese a esta situación, los colectivos feministas salteños que militan año a año para sacar adelante movilizaciones, proyectos y convocatorias no han caído en la inacción. Todas tienen iniciativas a desarrollar este año y se movilizarán de alguna manera. Con hijas, hijos, hijes, sus diferencias, sus problemas colectivos y personales, este 8 de marzo saldrán a las calles.
El bloque separatista convoca a concentrarse a las 17.00 en plaza Artigas para marchar a las 19.00. En tanto, la Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Trans y No binaries se concentra a las 18.00, también en Plaza Artigas, bajo la consigna “Contra la precarización, organización feminista”.
Cansancio acumulado
Varias integrantes de la Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Trans y No binaries entrevistadas expresaron que este año existe un cansancio acumulado y generalizado que dificulta la organización y redunda en desmovilización. Apuntaron que hacen el esfuerzo para reunirse y organizar la marcha pero que las dificultades son múltiples y muchas tienen que ver con la carga de trabajo no remunerado que tienen las mujeres y que se ha visto acentuada durante estos dos años de pandemia.
“En todo el contexto que impuso la pandemia las mujeres tuvimos que sostener todos los aspectos de la vida, algo que ya sucedía, pero recrudeció”, resumió Sánchez. Asimismo, las representantes de Aquelarre sostuvieron que la falta de formación en violencia de género en los juzgados impacta en las mujeres del colectivo que han sufrido abusos y violencia o tienen hijas e hijos que la padecieron. Muchas se sienten “atrapadas en los juzgados”, “nos violentan nuestras familias y después terminamos siendo violentadas también en las instituciones del Estado; eso ha impactado mucho en el colectivo Aquelarre, porque las compañeras que están atravesando estos procesos no tienen energía para hacer otras actividades”, expresó Sánchez.
“Producto también de la conciencia de las cargas que tenemos las mujeres es que sentimos que tenemos un umbral más bajo de tolerancia frente a las situaciones de desigualdad en general y eso genera mucho cansancio”, agregó Yamila González, de Aquelarre.
Las integrantes de Guyunusa señalaron el mismo problema en relación a la organización de la marcha este año, aduciendo cansancio por la situación de las mujeres dentro de los colectivos, “el poco tiempo, estar abordando un montón de cosas a la misma vez”, ejemplificó Paulina Minelli. “Creo que la corresponsabilidad de género no ha mejorado nada y es un problema que empeoró enormemente con la emergencia sanitaria”, sentenció.