En el marco del Mes de la Diversidad, estudiantes de secundaria organizan la “Semana diversa”, una iniciativa para pronunciarse contra los códigos de vestimenta “machistas” y “binarios”. La propuesta consiste en asistir cada día a su centro educativo con una indumentaria que responda a una consigna particular: lunes “primaveral”, martes “de pijama”, miércoles “monocromático”, jueves de vestimenta formal y viernes de “pollerazo” –una invitación a ir todas y todos de pollera–. Si bien las pautas pueden variar según el liceo, la reivindicación es la misma: que cada estudiante pueda decidir sobre la ropa que usa y expresar su identidad de género como desee, sin tener que ser discriminados, oprimidos o violentados por ese motivo. Entre los liceos que adhieren a la convocatoria este año están el IAVA, el Dámaso, el Zorrilla y el Miranda.
“Es un rechazo a los códigos de vestimenta y a que nos digan cuál es la forma indicada de vestirnos para ir al liceo. Nuestra ropa no condiciona nuestro desempeño dentro del liceo ni determina que seamos malos o buenos estudiantes”, explicó a la diaria Lucía Archetti, vocera del Gremio Estudiantil del Liceo IAVA e integrante de la Coordinadora de Gremios de Secundaria del Área Metropolitana.
En la misma línea, Martina Salles, integrante del Gremio Estudiantil del Liceo Zorrilla, señaló a la diaria que la propuesta es una forma “recreativa” de denunciar algo que es “complejo” y “grave”, como las situaciones de violencia que atraviesan algunas y algunos estudiantes por la ropa que utilizan o los impactos que puede tener en la salud mental no poder expresar la identidad con libertad. “Sabemos que [estas situaciones] pasan muy seguido. Por eso, está bueno hacer algo al respecto. Cada una y cada uno tiene que poder vestirse como quiera y que la ropa no sea un motivo para sentirse oprimido o violentar a alguien”, manifestó la estudiante.
La iniciativa surgió en 2021 en el liceo IAVA a raíz de planteos de estudiantes que afirmaban que las autoridades del centro educativo “no les permitían” acceder a la institución o “les ridiculizaban” por asistir al liceo con prendas que consideraban “inadecuadas”, contó Archetti. Con el tiempo, y ante algunas situaciones particulares que ocurrieron en diferentes liceos, varios gremios de estudiantes se sumaron a la propuesta.
La estudiante del IAVA planteó que esta manifestación también permite visualizar la forma en que los mandatos estéticos, en este caso la vestimenta, caen con mayor peso sobre las mujeres y cuerpos feminizados y que esto no puede utilizarse como un elemento para justificar situaciones violentas dentro de los centros educativos.
Para Salles, la adhesión a esta propuesta, en general, es buena: “Hay gurisas y gurises que encuentran en esto una oportunidad para vestirse como realmente quieren y, para quienes no se sienten directamente afectados por la vestimenta, es una forma de acompañar a quienes sí viven esas situaciones”.