Poco menos de un tercio de la integración del Senado que asuma en febrero de 2025, 30% de las bancas, estará integrado por mujeres. Así se desprende de los resultados primarios de la Corte Electoral, con 99,9% de los votos escrutados, que ratifican que tras las elecciones de este domingo Uruguay contará con nueve senadoras, una más que las que integran la actual cámara alta. Esto representa un pobre avance respecto de una situación que, junto con la integración de la Cámara de Representantes, ya colocaba al país en el puesto 96 del ranking de la Unión Interparlamentaria, uno de los peores de América Latina.

El partido con más representación femenina en el Senado será el Frente Amplio (FA). De las 16 bancas que obtuvo la coalición de izquierda en esta cámara, siete serán ocupadas por titulares mujeres, es decir, 43%. Se trata de Carolina Cosse (La Amplia), Cristina Lustemberg (El Abrazo), Constanza Moreira (Casa Grande), Blanca Rodríguez, Sandra Lazo, Cecilia Cairo y Lucía Etcheverry (MPP). En caso de que el FA gane en la segunda vuelta, el 24 de noviembre, el lugar de Cosse será ocupado por su suplente, Silvia Nane.

Por otro lado, dos de los nueve escaños que alcanzó el Partido Nacional podrían ser ocupados por mujeres. Esto representa 22%. Las senadoras nacionalistas electas son Graciela Bianchi (Aire Fresco) y María Fajardo (Alianza País). Sin embargo, Fajardo también obtuvo la diputación en Soriano, por lo que está previsto que deje su banca para que ingrese en su lugar Carlos Camy.

De todos modos, a la lista hay que sumar la banca extra que el FA o el PN obtendrían a través de la vicepresidencia de la República, y que sería ocupada por Cosse o Valeria Ripoll, según quién gane el balotaje.

En tanto, ninguna de las cinco bancas que obtuvo el Partido Colorado en el Senado será ocupada por una mujer como titular.

Una histórica y persistente resistencia a la paridad de género

La escasa representación de las mujeres en la política, y particularmente en el Parlamento, es un problema que denuncian organizaciones sociales e intentan revertir algunas abanderadas políticas desde hace años. Un primer intento por transformar el escenario fue la Ley de Cuotas, aprobada en 2009, que se aplicó por primera vez en las elecciones de 2014. Sin embargo, la realidad demostró que la norma no movió la aguja porque los partidos hacen una aplicación minimalista.

Por eso durante el actual período legislativo se presentaron proyectos para avanzar hacia una ley de paridad, que fracasaron estrepitosamente tras tensos y extensos debates. A principios de este año, cuando la iniciativa que tuvo mayor avance se estaba por votar en el Senado, su principal promotora, la nacionalista Gloria Rodríguez, aseguró que, por lo menos, el debate había quedado instalado. “Hay un reconocimiento de que la paridad es necesaria”, llegó a decir un mes antes de que su proyecto de ley se cayera por la falta de apoyo de sus propios correligionarios.

Si bien todavía falta conocer la información detallada sobre cuál será la conformación de la Cámara de Representantes, todo parece indicar que también estamos lejos de eso.