La semana pasada, el gobierno del presidente argentino, Javier Milei, eliminó materiales de educación sexual integral (ESI) de la plataforma estatal educ.ar por considerarlos “ideologizados” y anunció que los reemplazaría por otros. Desde la Secretaría de Educación, que depende del Ministerio de Capital Humano, argumentaron: “Elegimos contenidos no politizados y que se apoyen en la rama biológica. Después, en sus casas, que las familias les enseñen lo que se les canta, pero el Estado en esas cosas no se mete”.

Uno de los contenidos eliminados de la web fue la canción infantil “Hay secretos”, de la banda Canticuénticos, que utilizan docentes en el aula para trabajar en la detección y la prevención del abuso sexual en la infancia. Tras esta medida, la reacción social fue tan contundente que el gobierno decidió dar marcha atrás.

Un poco antes, en la primera semana de enero, autoridades del gobierno de la ciudad de Buenos Aires aprovecharon el receso escolar para hacer una “revisión exhaustiva” de los contenidos sobre ESI. Según informaron en la página del Ministerio de Educación porteño, el objetivo es “analizar los contenidos de forma neutral”, pero, mientras tanto, quitaron de las páginas oficiales los contenidos y materiales recopilados durante los últimos 18 años.

Un informe realizado por el colectivo de docentes Movimiento Federal XMásEsi relevó que, durante el primer año de gestión de Milei, 13 de las 24 provincias del país están en proceso de desfinanciamiento de las políticas públicas relacionadas a la educación de niñas, niños y adolescentes. “Es evidente que la ESI está en jaque por la falta de garantías del Estado nacional y de la mayoría de los gobiernos provinciales”, concluye el trabajo. El presupuesto 2025 directamente elimina las partidas específicas para la ESI.

Durante la campaña, Milei había manifestado su intención de acabar con la “ideología de género”, que ha descrito como “un mecanismo por el cual se le deforma la cabeza a la gente”. Previo a las elecciones en las que ganó el libertario, 28 escuelas bonaerenses aparecieron con la pintada “ESI es corrupción de menores”.

Reemplazar la ESI

Al cierre de programas, la desfinanciación, la persecución ideológica y las fake news les siguieron los intentos de vaciar de contenido o volver a la tradición biologicista. Una muestra de esto es que el gobierno contrató a una organización civil ultracatólica llamada Teen Star para brindar capacitaciones sobre ESI a docentes.

El desmantelamiento de los equipos representa una pérdida de la experiencia acumulada en la generación de políticas sobre el tema. Según un informe elaborado por el Movimiento XMásEsi, los equipos residuales fueron subsumidos en equipos referidos a otras temáticas: prevención y cuidados enfocado en consumos problemáticos (Chaco); trayectorias escolares (Chubut); contenidos transversales (Neuquén); convivencia escolar (Santa Cruz); educación emocional con “enfoque moralizante” (Misiones); educación emocional (Ciudad de Buenos Aires). Es evidente que la desjerarquización de la ESI augura una progresiva desaparición de sus temáticas específicas, y la distorsión más preocupante es la pretensión de que la ESI quede limitada a la “educación emocional”.

La Provincia de Buenos Aires sostiene actualmente una Dirección de Educación Sexual Integral que fue objeto de críticas. Durante noviembre, dirigentes libertarios y del partido Propuesta Republicana (Pro) e incluso la vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, lanzaron un ataque contra el gobierno bonaerense por la distribución de libros con contenido sexual destinados a los últimos años de secundaria. Esta campaña fue respaldada por el gobierno de Milei bajo el lema “¡Con los chicos no!”.

Como respuesta colectiva contra lo que muchos consideran una censura orquestada por sectores conservadores, el mundo literario organizó una lectura multitudinaria de la novela Cometierra, de Dolores Reyes, y otras tres ficciones que se vieron amenazadas.

Una mirada crítica e integral

En Argentina la ESI es contemplada como derecho por la Ley 26.150 promulgada en 2006. La norma establece el derecho a recibir una educación sexual en todos los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal o privada. La propuesta es transversal a todas las asignaturas e incluye el cuidado del propio cuerpo; la valoración de las emociones y de los sentimientos en las relaciones interpersonales; el reconocimiento de la perspectiva de género; el respeto de la diversidad; y el ejercicio de los derechos concernientes a la sexualidad. A la vez, promueve el trabajo articulado con centros de salud, organizaciones sociales y familias.

A pesar de que la ley está vigente desde hace 18 años, fue a partir de 2015 cuando se produjo un avance significativo en su implementación, gracias a la visibilidad pública y masiva del trabajo realizado durante décadas por organizaciones feministas. La secretaria general seccional de Tigre del Sindicato Docente de la Provincia de Buenos Aires (Suteba), María Elisa Salgado, explica a la diaria que la oposición a la ESI se da debido a que “no quieren que se pueda pensar críticamente el mundo donde vivimos. En el fondo, es la lucha feminista que es profundamente revolucionaria porque cuestiona cómo está sustentada esta sociedad patriarcal”.

Argentina nunca superó la transición posterior a la promulgación de la ley, donde hay un derecho legalmente garantizado, pero no es posible hablar de una efectiva implementación a nivel nacional, un proceso que cada vez enfrenta más obstáculos. “Hablando específicamente de Tucumán, lo que se observa es una resistencia significativa de sectores conservadores, principalmente vinculados a la iglesia católica, el Opus Dei y otros grupos religiosos como los evangelistas. Somos un país laico, pero en las escuelas, tanto públicas como privadas, se imparte religión”, señala María Gabriela Córdoba, doctora en Humanidades, docente y codirectora de la Especialización en Estudios de Mujeres y de Géneros de la Universidad Nacional de Tucumán.

En los años que la normativa lleva implementándose junto con otras leyes y programas, como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), las cifras de embarazo en adolescentes han disminuido considerablemente. El Plan ENIA había logrado en cinco años que la tasa de fecundidad adolescente se redujera de 49% a 27%, pero también fue desmantelado por la administración de Milei.

Los beneficios de la ESI para las infancias y adolescencias son contundentes. Un estudio realizado en 2020 por el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires reveló que entre 70% y 80% de las niñas, niños y adolescentes de entre 12 y 14 años pudieron comprender que fueron víctimas de abuso después de recibir esta asignatura. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco niñas y uno de cada 13 niños en el mundo sufren o han sufrido violencia sexual. “Esas niñeces muchas veces pueden darse cuenta de que están sufriendo abusos, pero no contamos con los recursos necesarios para que tengan el tratamiento, para que su situación tenga el debido encaminamiento, debido a los recortes de recursos. Esa contención que debiera dar el Estado no existe, pero si sacan el contenido, por supuesto que la situación va a ser mucho peor”, advierte Salgado, del Suteba.

Esta problemática se enmarca en un contexto de vaciamiento estatal generalizado, en el que la vulneración de derechos complementarios a la ESI se profundiza cada mes. Recientemente, se supo que habrá un recorte de personal en las direcciones de VIH y vacunas del Ministerio de Salud de la Nación, en algunos casos con contrato hasta fin de este mes. A su vez, el gobierno nacional dejó sin provisión de preservativos a muchos de los organismos públicos.

“La ESI es una herramienta esencial para construir una sociedad más igualitaria, respetuosa y consciente, y su implementación no sólo garantiza el acceso a derechos fundamentales, sino que también fortalece el tejido social”, resume Córdoba.

Múltiples formas de resistencia

Desde la movilización social hasta la producción de contenidos digitales hechos a pulmón. Organizaciones feministas, de derechos humanos, docentes y colectivos que han desarrollado campañas de sensibilización. La resistencia ha tomado distintas formas. “A nivel territorio han venido sosteniendo y ofreciendo opciones de capacitación, acompañamiento a escuelas y sensibilización de la comunidad”, detalla Córdoba.

A la vez, hay universidades nacionales que desde hace más de 30 años desarrollan investigaciones en el campo de los estudios de género. En el caso de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, la ESI aparece ya en los planes de estudios de grado de algunas carreras, donde se destacan proyectos de investigación, diplomaturas y especializaciones, explica la docente.

La referente académica también destacó que “la resistencia ha estado de la mano en redes de docentes de todos los niveles, que hace más de 18 años han formado el Frente Nacional por la ESI, el Movimiento Federal XMásESI” y que “han generado espacios de capacitación alternativa que están cumpliendo muy bien la falta de políticas públicas efectivas”.