Sofía Sprechmann Sineiro nació en Montevideo. Vivió aquí hasta los 6 años. Se fue con su familia del país durante la dictadura cívico-militar. Volvió en 1988 a estudiar sociología en la Universidad de la República y se recibió en 1992. “Fueron años muy formadores e importantes”, destaca. Y resalta: “Hice las amistades que me han acompañado a lo largo de la vida. Es una raíz muy profunda que me formó en mi ideología y valores”. Empezó su carrera profesional en Equipos Consultores. A los 24 años se volvió a ir. Su destino fue Camboya. A partir de ahí trabajó 30 años, hasta octubre de 2024, en Care Internacional, una ONG que trabaja en más de 100 países y es líder dentro de un movimiento mundial dedicado a erradicar la pobreza. Fue la secretaria general de Care y recurrió y lideró programas de ayuda humanitaria y para el desarrollo. Actualmente vive en Ecuador y cofundó y copreside Pledge for Change, una iniciativa que tiene como objetivo reimaginar el papel de las organizaciones no gubernamentales internacionales.

También forma parte de la Junta Directiva (o la banda) de Acápacá, una plataforma de los movimientos sociales latinoamericanos para impulsar una cooperación internacional en base a principios de decolonialidad, feminismo, antirracismo, participación e inclusión. Es una de las impulsoras del Foro Permanente Latinoamericano para la Decolonización de la Cooperación, un espacio destinado a construir un nuevo paradigma de la cooperación. El foro está impulsado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), la Red Latinoamericana por la Justicia Económica y Social (Latindadd), el Instituto de Estudios Socioeconómicos de Brasil (Inesc), la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), la Coalición Coordinadora Indígena de Abya Yala y Acápacá.

El próximo encuentro se va a realizar el 11 y 12 de junio en Bogotá, Colombia, en el marco de la X Conferencia de Clacso 2025. “Con la llegada del presidente [Donald] Trump, en Estados Unidos, se cortaron aproximadamente 40% de los fondos para la respuesta humanitaria para las personas que viven las consecuencias de conflictos y desastres naturales. Esto es dramático. Aún no tenemos todas las respuestas acerca de cómo enfrentar esta situación. El encuentro en Bogotá será crucial para pensar en soluciones”, subraya Sofía.

Nacer, viajar, volver, volver a nacer, volver a viajar, volver a reinventarse una y animarse a reinventar el mundo son parte de un ADN que tiene raíces, flores, ramas y sabe cruzar mares y ríos. Es parte de la dulzura del Río de la Plata y de la selva latinoamericana. Es una virtud de quien se anima a cruzar esas orillas para conocer África y Medio Oriente y entender que el drama no se soluciona mirando para abajo, para el costado o al ombligo, sino entendiendo que en el horizonte está el alma de la desigualdad y que los desastres no son por azar y necesitan organización para amortiguar la desesperación y el desamparo.

Su experiencia es central para tejer estrategias que no sólo pronuncien la contabilidad de problemas superpuestos, tales como el aumento de los autoritarismos, la falta de coordinación internacional y el retroceso en el sistema de cooperación, sino que apuesten a aunar fuerzas desde el sur para proponer estrategias y salidas que no vengan impuestas, sino que estén consensuadas desde quienes ponen las manos en las tierras y la cabeza en pensar más allá de intereses, cálculos y burocracias.

“Desde el norte intentan imponer la agenda y queremos que nos escuchen a quienes hablamos desde el sur”, desafía. Sofía disfruta de caminar en trayectos largos y trepar por montañas, acompañar la orilla de los mares, leer bajo el sol o la sombra de los árboles. También disfruta de sumergirse a bucear y escuchar canciones que la lleven a su patria multiplicada en cada lugar en que las voces abren caminos y el eco no se silencia con escepticismo. En soledad sólo queda pasar el dedo por las noticias y escabullirse de la realidad. En la vida real no queda otra que mirarnos a los ojos y pensar cómo nos organizamos. En eso la experiencia es fundamental para saber sobrevolar el momento y pensar en una construcción firme que no se derrumbe y que aporte ideas y soluciones para un mundo que quiere acorralar de miedo, pero más que nunca necesita reinventarse con esperanza.

¿Cuál es el trabajo de las ONG y por qué, en un escenario de desmantelamiento de los fondos de cooperación por decisión de Trump y otros países donantes, son importantes?

Muchas ONG internacionales lo que intentan, a veces a duras penas, a veces con éxitos y también con fracasos, es apoyar a personas que viven en situación de urgencia y apoyar procesos de desarrollo. Las ONG como Care, Oxfam, Save the Children fueron establecidas en un momento de la historia en que una buena parte de África todavía eran colonias. Entonces adolecen de un contenido y de una forma de operar colonial y, por eso, trabajamos para intentar descolonizar la cooperación. El problema es que muchas veces los donantes del norte imponen agendas en vez de escuchar agendas desde el sur porque los recursos vienen del norte.

¿Cuál es la idea del Foro Permanente por la Decolonización?

El foro se estableció el año pasado, en Lima, y la idea es un llamado a decolonizar la cooperación, los donantes, las ONG internacionales, las agencias de Naciones Unidas. El objetivo era pedir a todo el conglomerado una cooperación respetuosa. Hay que apoyar las agendas existentes en vez de imponer agendas nuevas con paquetitos de proyectos con su cinta y su sello puesto. Hubo progresos durante estos años, pero no suficientes. Por eso, el foro se estableció para promover el diálogo entre los movimientos sociales de América Latina, indígenas, campesinos, feministas, ambientalistas, para hablar con las organizaciones del norte y que tengan una mejor escucha y respeto con las agendas latinoamericanas. Tuvimos un encuentro fabuloso en Lima, en diciembre de 2024, donde participaron 200 personas, pero, desde entonces, se precipitó un cambio tectónico en la cooperación.

¿Qué quiere decir un "cambio tectónico"? ¿Cómo actuar frente a este escenario?

¿Cuál es el cambio tectónico? En enero, con la llegada del presidente Trump en Estados Unidos, se cortaron aproximadamente 40% de los fondos para la respuesta humanitaria para las personas que viven las consecuencias de conflictos y desastres naturales. Esto es dramático. Aún no tenemos todas las respuestas acerca de cómo enfrentar esta situación. El encuentro en Bogotá será crucial para pensar en soluciones.

La cooperación anterior era criticable por su colonialismo, pero ¿quedarse sin cooperación es peor?

Exactamente, esa cooperación no siempre fue solidaria. No siempre escuchó las agendas. Pero existía un diálogo para que sean respetadas las agendas de organizaciones sociales de América Latina, África, Medio Oriente y Asia. Hoy los recortes son drásticos y tienen consecuencias nefastas.

¿Qué consecuencias va a tener la motosierra implementada por Trump y Elon Musk?

Estados Unidos proveía casi la mitad de presupuesto para la ayuda humanitaria mundial. Tuvo un rol importante para prevenir hambrunas en varios contextos. Nos encontramos frente a un panorama donde no sólo Estados Unidos sino también varios países europeos –Reino Unido, Países Bajos, Francia, Alemania y otros– recortaron significativamente los fondos para la cooperación para invertir esos fondos en armamento. Ya no estamos hablando sólo de descolonizar la cooperación. Ahora, una buena parte de esta cooperación dejó de existir. Necesitamos un nuevo paradigma de cooperación solidaria.

¿Cambiaron todas las reglas de juego?

Mi amiga Juliana Martínez dice que no sólo cambiaron las reglas de juego, sino que nos dejaron sin tablero.

¿Cómo se hace para volver a avanzar?

El tablero lo tiraron, pero estamos nosotras, con nuestra capacidad, dispuestas a reinventar un paradigma nuevo de cooperación. El encuentro de Bogotá, el 11 y 12 de junio, es precisamente para eso, ahora que nos encontramos en medio de esta debacle, en este huracán.

¿Con qué arrasa este huracán?

La matriz del orden mundial nacido en la segunda posguerra y sus instituciones están en crisis. La erosión de los valores que sostenían el orden mundial, el irrespeto al derecho internacional, derecho internacional humanitario (Carta de Naciones Unidas, Convenciones de Ginebra, etcétera), y la crisis de la cooperación internacional son signos elocuentes de la época. Los países que fundaron estas reglas hoy las irrespetan. Toda la asistencia humanitaria y la cooperación se aferraba a esas reglas. Entonces tenemos que volver a pensar en un paradigma de cooperación, de solidaridad, de autonomía, de enlazar las ideas en las que creemos de manera conjunta desde el Sur global.

¿Qué lugar juega América Latina y por qué es importante generar una propuesta desde el sur?

Hay que recalcar que América Latina en esto tampoco es homogénea y tenemos muchos contrastes. ¡Hay países latinoamericanos que venden cárceles a Estados Unidos! Hoy otros con gobiernos y propuestas progresistas. Estamos pensando en una agenda desde la sociedad civil de América Latina. Nos tenemos que juntar los movimientos sociales, campesinos, feministas y ambientalistas. Porque ahora, con 120 conflictos activos en el mundo, el mayor número desde la Segunda Guerra Mundial, nos tenemos que juntar todas las fuerzas progresistas del Sur global (gobiernos, sociedad civil, sector privado). La situación actual es dramática en Gaza, Sudán, Haití, Ucrania y en tantos contextos más. Este momento requiere una acción urgente, solidaria, y para eso nos reunimos en Bogotá.

¿En qué marca Uruguay tu lucha?

Yo crecí en los años 70 fuera de Uruguay durante los años de dictadura y muchas personas, en especial mis padres y sus amigos, me enseñaron la importancia de ser consecuentes con principios de democracia y participación. Es clave denunciar el autoritarismo y totalitarismo. Yo me inspiro en ellos, porque este momento requiere el mismo coraje que tuvieron tantas personas para denunciar lo que iba mal en su momento. Ahora nos volvemos a sorprender con el avance del totalitarismo y autoritarismo en muchos rincones del mundo. Necesitamos esa unión, esa fuerza, porque juntándonos vamos a tener ideas que individualmente no tendríamos. Gracias a Acápacá, Clacso y otras organizaciones sociales que apuestan a una cooperación y solidaridad entre países, entre personas, que tanto necesitamos en este momento para seguir creyendo. Seguir amando, seguir trabajando. Eso nos toca.

Las Bravas es un espacio de la diaria Feminismos que busca amplificar las voces y las experiencias de mujeres feministas que están cambiando la historia en América Latina. Está a cargo de Luciana Peker, periodista argentina especializada en género y autora de ¿El amor es o se hace? (2023), Sexteame: amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (2020), La revolución de las hijas (2019) y Putita golosa, por un feminismo del goce (2018), entre otros libros.