Uruguay sigue dando pasos decisivos en la consolidación de su liderazgo digital a nivel regional. El país impulsa un modelo de identificación electrónica que no sólo refuerza la seguridad y la confianza en los servicios digitales nacionales, sino que también abre la puerta a una integración sin precedentes entre países de América Latina. Así lo señaló en diálogo con la diaria Juan Pablo García, gerente de Identificación Electrónica de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información (Agesic).

“Uruguay está liderando en la región, somos referencia en muchas cosas y la identidad digital es una de ellas”, destacó García, y señaló que el país logró integrar su identificación digital con la de Brasil, lo que significa que un ciudadano brasileño ya puede acceder a servicios uruguayos utilizando su identidad de origen. “De esta manera, se abren las puertas a servicios digitales transfronterizos en todos lados, utilizando entidades confiables”, agregó.

Esto fue tomado como referencia por varios países, y a través de la red de gobiernos digitales, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Mundial (BM) y de otras empresas “se diseñó un modelo para que las personas de cualquier país puedan accionar digitalmente en servicios de otro Estado, utilizando sus identificaciones avanzadas o confiables”, explicó.

Según sus palabras, la experiencia uruguaya, que combina identificación avanzada, firma digital y altos estándares de seguridad, “se convirtió en el modelo sobre el que se está diseñando una identidad digital interoperable para toda América Latina”.

12 países

García sostuvo que el modelo se encuentra en una “fase avanzada de desarrollo” y remarcó que ya 12 países están preparándose para implementarlo y generar un ecosistema de identificación digital que significará una pieza importante para la “estandarización de toda la región”. “La propuesta les gustó mucho a todos los organismos internacionales”, remarcó.

El prototipo regional, inspirado en el sistema ID Uruguay, será presentado este mes en una reunión en Guatemala con la participación de más de diez países y representantes del BID y del BM. “El desarrollo empezó en julio. Esperamos que en el primer semestre del año próximo ya haya tres o cuatro países funcionando con este modelo e integrándose entre sí. Uruguay y Brasil ya vienen trabajando en esto y Argentina podría sumarse”, adelantó.

García hizo estas declaraciones en el evento “Identidad digital en Uruguay: ciudadanos digitales conectados con el mundo”, realizado a principios de octubre por el think tank Ágora y que convocó a representantes de organismos públicos y empresas privadas para debatir sobre el futuro de la identidad digital en Uruguay.

Impactos para la ciudadanía

Consultado sobre los beneficios para la ciudadanía, García remarcó que este tipo de propuestas buscan impulsar identificaciones confiables. “Queremos que las personas puedan identificarse digitalmente igual que hoy lo hacen con su cédula o pasaporte, pero con las ventajas del mundo digital”.

“Buscamos que los ciudadanos, desde Uruguay, puedan identificarse digitalmente en servicios de Brasil, de Argentina, de Paraguay, de Chile, de Bolivia”, explicó.

El alcance de esta integración es vasto: comercio exterior, educación, salud, turismo y migraciones podrían beneficiarse directamente. “Imaginemos a un uruguayo que estudia un posgrado en el exterior y puede autenticarse con su identificación uruguaya, o que necesita atención médica en otro país y puede mostrar su historia clínica digital. O algo más cotidiano: cruzar la frontera con un QR desde el celular”, ejemplificó.

Mencionó “la interoperabilidad, el reconocimiento en títulos o empezar a hacer un posgrado en una universidad en otro lado, por ejemplo, y autentificarme en esa universidad con mi identificación uruguaya”. “Podría impactar en la salud, en la historia clínica, la interoperabilidad de datos, para identificarme como uruguayo en un prestador de otro país y de esa forma poder traer mi historia clínica. Hasta mejorar la eficiencia de los trámites para traer mascotas”, remarcó.

Asimismo, podría reducir los tiempos de migraciones. “Se podrían empezar los trámites para migrar a otro país desde el celular con identificación uruguaya y luego pasar con un QR por la frontera, lo que agilizaría muchísimo la entrada y salida y sería mucho más confiable. También se podría iniciar los trámites mucho antes”, añadió.

La interoperabilidad, además, podría reducir costos y tiempos en trámites internacionales, eliminar apostillas o certificaciones redundantes y aumentar la ciberseguridad: “El usuario y contraseña está llegando al fin de su vida útil. Debemos avanzar hacia identificaciones basadas en firma digital, más seguras y difíciles de vulnerar”, afirmó.

Seguridad, confianza y cultura digital

García sostuvo que con este modelo se podrán reducir los riesgos de suplantación de identidad. “Muchos de los ciberberitos o fraudes comienzan vulnerando alguna identificación digital o con personas que comparten contraseña, no tienen segundo factor, métodos que hoy están quedando obsoletos y en los que necesitamos avanzar”, resaltó.

Asimismo, advirtió que el cambio no es sólo tecnológico, sino cultural. “La mayoría de la gente no sabe para qué sirve el PIN de la cédula o que ya tiene en sus manos una identidad avanzada. Necesitamos comunicarlo mejor, simplificar su uso e incentivar la adopción”, añadió.

Para Agesic, este proceso implica tanto educación como incentivos. “Así como los bancos promueven pagar con el celular ofreciendo beneficios, tenemos que lograr que la ciudadanía perciba el valor de proteger su identidad digital. Estamos haciendo campañas para promover el uso de segundo factor de autenticación y reducir la vulnerabilidad de los sistemas”, planteó.

Consideró que la identidad digital pasará a ser “mucho más crítica que la cédula física”. “Todo lo que hacemos es por defecto en forma digital. En lo que vayas a hacer, siempre hay un tema digital metido en el medio, si no es que lo resolvés cien por ciento en el mundo digital. Ya se habla en muchos países de la desaparición del plástico, como también de la desaparición de la tarjeta de crédito de plástico. Necesitamos ayudar a ese cambio cultural”, concluyó.