El entusiasmo a nivel mundial por la inteligencia artificial (IA) entró en una nueva fase de análisis en las empresas. Según una investigación de MIT Research (Massachusetts Institute of Technology), el 95% de los pilotos (pruebas acotadas o experimentos pequeños) de IA implementados en empresas no produce resultados financieros medibles, pese a inversiones que alcanzan hasta los 40.000 millones de dólares a nivel mundial. La región no es la excepción: líderes del sector tecnológico dijeron a la diaria que en 2025 se observó que los pilotos y demos no alcanzan para transformar las empresas.

“Este 2025 fue un año en el que se quiso implementar IA sin mucha noción de para qué. No se definió su impacto en el negocio y se pensó que iba a resolver absolutamente todo; ese fue el principal problema. [...] Creemos que este año marcó el fin de la ilusión de que la IA podría transformar empresas únicamente con pilotos y demos”, dijo Mathias Duarte, CEO de Heynow, empresa dedicada a la construcción de agentes virtuales.

Duarte consideró que de cara al próximo año las compañías latinoamericanas y uruguayas “deberán cruzar la brecha: pasar de chatbots que responden a agentes que ejecutan, recuerdan y mejoran. Esa transición no es tecnológica, es estratégica”.

“Los grandes proyectos en América Latina ya entendieron que no necesitan ‘otro bot’, sino capacidades agentic que reconfiguren la experiencia del cliente de punta a punta. Los agentes autónomos atienden, coordinan, resuelven y cierran tareas en múltiples sistemas. Por eso vemos que las empresas que avanzan más rápido buscan socios capaces de transformar su experiencia del cliente, no proveedores de software. Esa es la conversión clave del año que viene”, añadió.

Por su parte, el vicepresidente de Talento de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), Aníbal Gonda, dijo a la diaria que muchas organizaciones todavía caen en la “tentación de armar algo interno”, pero resaltó que los datos son “contundentes”: “Asociarse con proveedores especializados duplica las chances de éxito frente a los desarrollos internos”.

Estamos poniendo el presupuesto donde se ve, no donde rinde. Casi el 70% del gasto en IA se va a ventas y marketing, pero la verdadera disrupción está en automatizar [...] esas tareas aburridas que frenan a toda la organización”, añadió.

Reporte

Según el informe “Estado de la IA en negocios”, realizado por MIT Research from Project Nanda y publicado en julio de este año, existe una “brecha profunda” entre la adopción entusiasta de la IA generativa y su impacto real en resultados de negocio: el 95% de las empresas obtiene cero retorno.

A pesar de que las inversiones a nivel mundial rondan hasta los 40.000 millones de dólares, sólo el 5% de los pilotos de IA logran impacto en el estado financiero, mientras que la mayoría se queda en pruebas que no escalan.

En la investigación se sostiene que el problema radica en cómo las empresas implementan dicha tecnología. “Herramientas como ChatGPT y Copilot se han adoptado ampliamente. Más del 80% de las organizaciones las han explorado o probado, y casi el 40% informa haberlas implementado. Sin embargo, estas herramientas mejoran principalmente la productividad individual, no el rendimiento financiero. Mientras tanto, los sistemas empresariales, ya sean personalizados o vendidos por proveedores, están siendo rechazados discretamente”, se señala en el informe.

La mayoría de las organizaciones se encuentran en el “lado equivocado” de la brecha en materia de IA: “La adopción es alta, pero la disrupción es baja”, afirmó. “La brecha se manifiesta claramente a nivel industrial. [...] Sólo dos industrias [tecnología y medios] muestran signos claros de disrupción estructural, mientras que otras siete permanecen en el lado equivocado de la transformación”, reportó.

Frente a este contexto, la investigación señaló que el futuro no es un chatbot, sino una red de agentes autónomos que navegan la web, negocian, integran aplicaciones solos, se coordinan entre sí y ejecutan procesos de punta a punta sin intervención humana.

Al respecto, Gonda consideró que la tecnología no está empujando a todas las empresas por igual. “Tecnología y medios están viviendo una transformación fuerte, pero sectores como energía o salud siguen prácticamente igual, más allá de algún piloto aislado”, afirmó.

“La gente ya cruzó el puente de la IA; las empresas no. Y ese desfase es un riesgo silencioso: cuando el 90% del uso ocurre fuera del radar [de la industria], no hablamos de adopción, hablamos de exposición”, resumió.

El caso uruguayo

Mientras tanto, el presidente de CUTI, Amílcar Perea, señaló a la diaria que Uruguay y América Latina tienen sectores con alto potencial para aplicar IA mediante modelos especializados que solucionen problemas y puedan ser exportables a otras partes del mundo. Advirtió que, frente a la “carrera loca” por usar IA de cualquier forma, CUTI apuesta a la “inteligencia amplificada”, es decir, potenciar el talento local con herramientas de IA para crear productos y agentes.

Destacó que Uruguay cuenta con condiciones “muy favorables”, como la conectividad, capital humano, hubs de nivel mundial que se instalaron en el país y estabilidad institucional, lo que permite avanzar de casos genéricos a soluciones específicas que transformen procesos y generen eficiencia real. Para ello, dijo, se requiere una transformación profunda en las empresas, “liderazgo claro” y capacidades técnicas actualizadas.

Perea subrayó que uno de los “grandes desafíos” del país es atraer inversión y jugadores globales para consolidarse como hub regional, en un contexto donde la competencia internacional es intensa.

Según sus palabras, las empresas que adopten IA lograrán mayor eficiencia a menor costo y mejoras significativas en sus productos. Sin embargo, alertó que esto irá acompañado de una necesaria reconversión de perfiles laborales: las tareas rutinarias y de menor valor se automatizarán, y el desafío será formar talento para roles de mayor complejidad y creatividad.

Consultado sobre el diferenciador que separará a las empresas uruguayas y latinoamericanas que logren resultados, el presidente de la CUTI señaló la integración entre digitalización, datos e IA.

La digitalización permitirá reducir costos y mejorar procesos; la IA, en cambio, abrirá la posibilidad de crear productos y servicios personalizados gracias al procesamiento masivo de datos. “Así como la medicina avanza hacia tratamientos individuales [...], las empresas podrán ofrecer experiencias y propuestas de valor cada vez más específicas”, explicó.

Las organizaciones que integren estas capacidades “de forma estratégica y profunda” serán las que creen mejores productos, entiendan mejor a sus clientes y tomen decisiones más precisas. Ese “será el diferencial competitivo real”, concluyó.

¿Las empresas latinoamericanas están quedando atrapadas?

Por su parte, Duarte advirtió que las empresas latinoamericanas y uruguayas enfrentan algunos riesgos que podrían dejarlas “atrapadas en el lado equivocado de la brecha”.

“América Latina tiene una adopción muy alta de herramientas como ChatGPT, pero eso no se traduce en transformación. Muchas organizaciones siguen probando soluciones genéricas que no se integran a sus sistemas ni a sus equipos, y eso las deja del lado equivocado de la brecha: mucha experimentación, poca captura de valor”, afirmó.

Con respecto a Uruguay, sostuvo que existe un “fenómeno interesante”, caracterizado por “alta curiosidad, voluntad de probar y talento técnico”. No obstante, hay “cautela y procesos rígidos”.

“Si las empresas uruguayas se quedan sólo en pilotos, van a perder terreno frente a organizaciones que ya están incorporando agentes capaces de aprender y ejecutar tareas de punta a punta. El desafío es pasar de usar IA para hacer más rápido lo mismo a utilizar dicha tecnología para rediseñar cómo trabajamos. Quienes den ese paso van a competir globalmente desde Uruguay sin complejos”, indicó.

Para no quedar rezagadas el próximo año, las empresas necesitan cumplir tres condiciones mínimas: procesos claros y digitalizados, un enfoque de “comprar y personalizar” en vez de construir todo desde cero y equipos que adopten la tecnología como parte del trabajo diario, finalizó.