La empresa uruguaya Renaciti desarrolló un modelo innovador para la gestión sostenible de residuos orgánicos que fue patentado en siete países y que busca aportar soluciones concretas a los desafíos de la economía circular en entornos urbanos. El proyecto obtuvo recientemente una mención en el premio Uruguay Circular, organizado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).

La iniciativa se basa en el sistema Wormbin, una tecnología propia que permite transformar residuos orgánicos en biofertilizantes, energía y alimento animal, al tiempo que reduce hasta un 60% el volumen de los desechos y elimina los malos olores asociados a su descomposición. Según la empresa, se trata de un dispositivo único en el mundo, cuya patente fue presentada en Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile, Brasil, España y Francia.

Julio Ariztia, cofundador de Renaciti, valoró, en diálogo con la diaria, el reconocimiento recibido. “Fue una alegría y una sorpresa muy grande, porque Uruguay Circular convoca a proyectos de altísima calidad. Muchas veces se termina compitiendo con instituciones como Antel, la Universidad de la República o iniciativas con muchos años de desarrollo”, señaló. “Para nosotros fue todo un orgullo”, agregó.

El modelo, que cuenta con el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), demoró ocho años en desarrollarse y fue creado en Carmelo, departamento de Colonia. Se trata de un nuevo concepto de smartbin: un contenedor inteligente que utiliza tecnología para automatizar, optimizar y monitorear la gestión de residuos orgánicos.

De qué trata la iniciativa

El cofundador de Renaciti dijo que la propuesta pretende recuperar la mayor cantidad de residuos orgánicos que se generan en la vida urbana. “Entre el 50 y el 70% del total de los residuos urbanos pueden ser recuperados con este método”, dijo Ariztia.

“La idea es recuperar los desechos y transformarlos en recursos más valiosos. El principal objetivo es eliminarlos del vertedero”, explicó. Para ello, el sistema Wormbin tritura los residuos e incorpora microorganismos que generan un proceso de fermentación láctica. Este proceso reduce el pH, evita la putrefacción y permite conservar el material en buenas condiciones durante largos períodos.

“Esto trae varias ventajas: preserva la calidad biológica del residuo y amplía los tiempos para su posterior revalorización”, detalló.

Ariztia, quien es veterinario y trabaja en nutrición animal, trabajó con varios ingenieros mecánicos para desarrollar el sistema. En un inicio fue pensado para uso domiciliario, pero luego se adaptó para comercios y productores medianos que manejan hasta 40 kilos diarios de residuos.

“Fue un desafío enorme. Mi idea original era desarrollar un electrodoméstico. Todavía queda mucho por trabajar, especialmente en diseño y usabilidad”, reconoció.

Pruebas

El sistema fue probado en Polticor, la empresa que gestiona los residuos de McDonald’s. Según Renaciti, ya se recuperaron más de 30 toneladas de residuos orgánicos, con trazabilidad y monitoreo, lo que consideran uno de los principales hitos del proyecto.

“Llevamos más de 10 puntos donde se ha probado este sistema y ha sido con un gran éxito”, remarcó Ariztia. Además, destacó que el método facilita la clasificación de otros residuos como plástico, cartón y vidrio, lo que mejora las condiciones de trabajo y la salubridad en las plantas de reciclaje.

Los residuos tratados con Wormbin pueden utilizarse para producir biogás, una fuente de energía renovable. “El residuo orgánico doméstico tiene una altísima calidad biológica; son proteínas, azúcares, almidones, grasas. Hoy, en muchos casos, se lo compostea para volver a fertilizar la tierra. Pero también podría aprovecharse para usos más nobles, como la generación de energía renovable”, señaló.

Otra posibilidad es su uso como alimento animal, una “práctica ancestral” —por ejemplo, en la cría de cerdos— que, según Ariztia, debería realizarse bajo estrictos controles de calidad.

La iniciativa apunta a convertirse en un “aporte relevante” a la economía circular, evitando que compuestos de alto valor biológico regresen directamente al suelo y promoviendo su reinserción en otras etapas de la cadena productiva, añadió.

Para Ariztia, este tipo de modelos será clave en las ciudades del futuro. “La vida urbana ha resuelto muchos problemas, como la movilidad, iluminación, seguridad, pero no ha encontrado soluciones de fondo para los residuos. Las ciudades crecen, se vuelven más complejas y el problema de los residuos también”, advirtió.