Con un gol de Robert Ergas en la hora, Boston River venció a Nacional 1-0. Los tres puntos le dan aire al ganador. A los tricolores, en cambio, lo complican en la pelea por el Torneo Clausura y, en la previa del clásico, lo dejan un punto arriba en la Tabla Anual.

Hay toda una biblioteca de fútbol que postula, como método primero de juego, minimizar las cualidades del rival. A partir de eso propone, pero eso es lo primero. Por lo general, Boston River no es uno de esos equipos llamados “de respuesta”. Más bien es todo lo contrario: propone con la pelota, presiona alto y mete intensidad cerca del arco del rival de turno y usa la posesión del balón como argumento para desarrollar su juego. Pero ayer, tal vez por la posición que ocupa en la tabla, apremiado por la tabla del descenso y por la escasez de resultados favorables en los últimos partidos, a lo que se sumó que Nacional hizo suyo el balón, Boston River empezó por defender bien. Y vaya si lo hizo, con una gran actuación de su arquero, Gonzalo Falcón.

El arquero de Boston River, Gonzalo Falcón, desvía un cabezazo de Santiago Romero, de Nacional, ayer, en el estadio Centenario.

El arquero de Boston River, Gonzalo Falcón, desvía un cabezazo de Santiago Romero, de Nacional, ayer, en el estadio Centenario.

Foto: Andrés Cuenca

¿Qué tiene que ver esto con hacer un gol? En el caso de ayer, con el manual del contragolpe: Falcón le sacó un cabezazo a quemarropas a Santiago Romero; en la jugada siguiente, salió una ofensiva rápida del Boston, lo hicieron como manda la teoría y, después de explotar el espacio, Gonzalo Mastriani dejó solo a Ergas, quien definió de forma exquisita, pinchándola por sobre Esteban Conde. Gol y partido en la hora. Más allá de las bibliotecas, el éxito de un partido ganado está indisolublemente atado a lo que pasa en el ataque. Claro que antes todo se construye.

Nacional fue todo lo contrario: manejó la pelota, los tiempos, el espacio, y con todo eso fue mucho más atacante que el rojiverde, pero no pudo convertir. Una de las claves fue, justamente, Gonzalo Falcón. El golero tapó varias, en casi todos los casos disparos de larga distancia, además de la demostración de reflejos ante el Colo Santiago Romero; otra de las cosas que explican que no los tricolores no convirtieran goles fue la falta de puntería. Gonzalo Bergessio no estuvo fino, más allá de que el horizontal le frustró un gol a poco de empezado el partido. Leandro Barcia y Gonzalo Castro –si bien este último fue importante en la creación– tampoco cumplieron con su rol de atacantes. Los volantes, que con frecuencia salvan a Nacional, tampoco estuvieron certeros en sus ocasiones de gol: hubo una clarísima de Matías Zunino que pasó apenas afuera. En total fueron nueve las chances del bolso; pero nueve fue cero. La efectividad de Boston River fue de 50%. Metió una de dos. Eso también es explicación. Después, la táctica. Siempre la táctica.

Se viene una de las tres semanas finales del Clausura. Tiene algo especial: es la semana del clásico, ese que tendrá frente a frente a los dos que pelean por el título. El clásico, sí, ese partido en el que caben todos los romanticismos.