1) ¿Por qué un amigo ecuatoriano que vive en un pueblo de Alemania se conmueve hasta el cielo y hasta las tripas con el gol de El Hacen el Id, un muchacho que juega en España, que le dio a Mauritania su primera e histórica clasificación para la Copa África?

2) ¿Por qué una amiga mexicana que trata de hacerse sitio en un rincón de los Estados Unidos grita como cuerda y grita como loca el gol que Holanda le metió en el descuento a Alemania y que significó su clasificación para el cuadrangular final de la Liga de las Naciones de Europa?

3) ¿Por qué una señora nórdica que visita la periferia de la ciudad de Buenos Aires enciende el televisor en un partido entre Defensa y Justicia y Estudiantes de La Plata y, al notar que Defensa y Justicia insiste en buscar el gol por un lado y por el otro, siempre con audacia y siempre con variantes, anuncia muy convencida que se hará hincha de ese equipo aunque el gol, el buscadísimo gol, ni llegue ni llegará?

4) ¿Por qué un argentino del oeste de la Argentina que reside y suda y trata de llegar a fin de mes en la periferia de esa periferia bonaerense asegura, luego de leer algunas noticias del Mundial femenino Sub 17 que se disputa en Uruguay, que ahora admira a Messi, a Maradona, a Guardiola y a Mukarama Abdulai, que viste con talento la camiseta número 8 de la selección de Ghana que participa de ese Mundial?

5) ¿Por qué un pampeano que es amigo de un checo, y ese checo que es amigo de un marroquí, y ese marroquí que es amigo de una brasileña del norte coinciden en que, aunque respiren aires diferentes de geografías diferentes en horarios también diferentes, saltan de gloria o de asombro cuando el Dorados de México, que conduce Diego Maradona, triunfa en sus partidos?

6) ¿Por qué un uruguayo de Nacional y una uruguaya de Peñarol se hablan, con o sin distancias futboleras en el medio, cada sábado o cada domingo, para admitirse que si el Leeds de Marcelo Bielsa gana sobre el césped con las armas leales y generosas que pregona Bielsa se perciben sonrientes, explicable e inexplicablemente sonrientes, al mismo tiempo?

7) ¿Por qué un australiano de Sydney, y un egipcio de El Cairo, y una italiana de Cerdeña, y un canadiense de Quebec, y un sin tierra que lucha en alguna latitud para tener tierra y para que muchas y muchos tengan tierra, y un artista de circo que gira a través de los mares y de los continentes y no recuerda a qué patria aluden sus documentos, jamás se conocerán las caras y ni siquiera se enterarán de que los demás existen, pero darán vuelta los relojes y las digestiones y las rutinas para mirar, estén dónde estén y estén cómo estén, el River-Boca de un sábado argentino?

8) ¿Por qué una dama que bordea la década octava y sufrió por un mundo que en esas ocho décadas le entregó exterminios que nunca fueron los últimos, injusticias multiplicadas, poderosos que matan, amanuenses de los poderosos que matan, hambres viejos y nuevos pero siempre hambres, infelicidades disfrazadas de felicidades con la máscara de la sociedad de consumo, domesticaciones masivas ejercidas bajo el pretexto de la “normalidad”, se entera de que Eric Gallego, albañil y camionero, llegó a los 32 años, luego de transpirar oficios y pelotazos, a ser el goleador de la Segunda División de España, y entonces, sin que las ocho décadas le pesen ni un gramo, augura que llegará el día en el que venceremos?

9) ¿Por qué un turista de cualquier parte que juntó sueños y plata para visitar y descubrir Montevideo demora su recorrido por la Ciudad Vieja, y posterga su excursión hacia Carrasco, y tarda en arrimarse hacia las adyacencias del Palacio Salvo, y se promete recién para dentro de un rato mirar de cerca las paredes del estadio mítico llamado Centenario porque en su caminata inaugural por la Rambla detecta a cuatro pibitos pateando con ganas y ni puede ni quiere separar las pupilas de esa escena?

10) ¿Por qué el fútbol, que está recontrapoblado de mugrientos y de mugres, de idioteces y de idiotas, de envilecedores y de envilecidos, se las arregla para sacudir lo mejor de los corazones y lo más hondo de las conciencias y recupera, de golpe, quizás por un segundo o tal vez para lo eterno, algo de lo más humano que cabe en la humanidad?