Si la pasión nubla la razón, al menos que haya argumentos. Malvín y Defensor Sporting jugaron un tremendo, pero tremendo tercer partido semifinal por Liga Uruguaya de Básquetbol. Tras dos alargues, la victoria fue de los dirigidos por Pablo López por 85 a 82. El triunfo le permite a Malvín adelantarse 2-1 en la serie y quedar a un partido de meterse en las finales. Difícil sería destacar a uno, pero, si bien Dominic McGuire metió 20 puntos, el hombre de Malvín fue Hatila Passos. El brasileño metió 7 puntos y bajó ¡22 rebotes! Por regularidad, el mejor de Sporting fue el sanducero Andrés Dotti con 20 puntos.

El primer cuarto fue para Malvín 15 a 12. El mérito fue la buena defensa del azul, donde el sistema estuvo decididamente enfocado en los extranjeros de Sporting. En ataque, si bien no aprovechó los tiros plantados -a tal punto que sorprendió la baja efectividad-, el juego interior de Hatila y de Harper Kamp le fueron dando puntos para sacar distancias. Sin Henry Walker, al fusionado le costó. La batuta la tomó Sundiata Gaines, que sabe de eso, y por eso la diferencia no fue más amplia para Malvín.

Un nombre: Marcos Cabot. El base hizo dos cosas fundamentales en el cuarto. Una, complicar a Gaines desde la defensa. Lo hizo bien, a pierna, tratando de ajustarle el paso para que el extranjero no explotara rumbo al aro. Lo otro fue la (ahora sí) efectividad en la larga distancia. Cabot terminó siendo el goleador de Malvín en el cuarto. Hizo 11 puntos, nueve de ellos desde el triple, con una efectividad del 50%: metió tres de seis que tiró. Con un parcial 18 a 12, el azul terminó al frente de la pizarra por nueve, 33 a 24.

Parcial de 13 a 3 y Sporting pasa por uno cuando iban casi 4 minutos del tercer cuarto. ¿Imprevisto? Tal vez, pero cuando el talento se despierta todo puede suceder. El que amaneció, tarde pero lo hizo, fue Walker. Sin puntos hasta el momento, el yanqui apareció con 6 puntos casi al hilo, se le sumó Dotti, también Gaines, y el viento cambió de frente. Cambió pero para dejar el partido igualado, porque Sporting, hasta eso, iba muy atrás en el marcador. Es necesario remarcar esto porque todo lo que le costó traer el partido en este chico, se fue cuando Malvín logró una racha que incluyó buenos rebotes defensivos y puntos de corridas. Se fueron al último 54-46 arriba el playero.

El final fue una locura. La noche de las mil y una intermitencias. Primero pareció que Malvín se lo llevaba puesto. Primó el juego colectivo por sobre las individualidades de Sporting, todos los azules tanto colaboraban en defensa como se turnaban para ser opciones (y conversiones) en ofensiva. Faltan en el entorno de los tres minutos y Malvín ganaba por 11. Pero hay veces, por más que el básquet sea un juego colectivo, que las individualidades prevalecen. Gaines se hizo grande en el uno contra uno, Dotti lo mismo, Kiril Waschmann con lo suyo y el partido se apretó. Tan apretaditos, que fueron a alargue tras empatar en 68.

El alargue fue Vietnam, mezcla rara de intensidad por ganar y poco criterio para jugar. Cuando arrancó se encendió Dominic McGuire y Malvín abrió 6 de diferencia, pero no pasó mucho tiempo para que Sporting descontara y fuera gol a gol. Gol a gol mismo: empate en 77 y segundo alargue.

Nunca será justo en un partido que tiene dos alargues destacar a alguien individualmente. Pero tal vez hay un gigante en el básquet uruguayo, Nicolás Mazzarino. El salteño tomó las riendas en las últimas ofensivas de Malvín y, aciertos mediante, fue la clave para la victoria de Malvín.