En el estadio Silvestre Octavio Landoni de Durazno la selección local, la roja del Yi, consiguió su 11ª Copa Nacional de Selecciones del Interior luego de empatar 2-2 con Lavalleja en el partido de revancha de la final del campeonato del interior de la Organización del Fútbol del Interior. Fue un partidazo que tuvo en vilo a los hinchas hasta el final. Esta nueva consagración de Durazno lo reafirma como la selección más ganadora del interior, pero la derrota de los minuanos en la serie –aunque el sábado consiguieron un empate– fue más que digna. En la ida, que se jugó el sábado en el estadio Juan Antonio Lavalleja de Minas, había sido victoria duraznense 1-0, con la anotación de Gerardo Gasañol sobre el final.

Este sábado la historia fue diferente. Bien temprano, en el arranque del encuentro –a estadio lleno, con una fiesta preciosa–, Gregorio Almeida cabeceó un centro divino que tiró desde un córner Jonathan Pérez y puso a la tricolor serrana 1-0 arriba en el marcador. Ese gol dejaba la serie empatada y obligaba a que hubiera un alargue, pero faltaba muchísimo. Y el Monito Wilmar González lo sabía. Con un zapatazo espectacular empató el encuentro 1-1. Durazno volvía a quedarse con la copa. El Mono González, el 14, el más aplaudido por la gente en la cancha, le daba un respiro a su hinchada y dejaba la casa en orden. Así se fueron al entretiempo –también nosotros– con la idea de que en un rato habría más goles. Y así fue.

Para la segunda etapa Lavalleja volvió a desplegar su juego atildado y en varias ocasiones mereció pasar a ganar el partido, pero se encontró con las 1.000 atajadas de Matías González, el remedio para la tranquilidad duraznense. Y como Durazno es un equipo gigante, no lo podés perdonar. Gasañol entró a la cancha y en la primera pelota que tocó se mandó al área y le cometieron penal. Un penal que cambió por gol el 9 goleador Michael Fumero. El delirio ya era completo. Cuando faltaban pocos minutos para el final, los globos rojos empezaron a volar al cielo, la gente empezó a cantar el típico “dale, campeón”, pero Lavalleja, como en toda la copa, no daría el brazo a torcer tan fácilmente. En los descuentos tuvo un penal a favor, que Mario Amorín cambió por gol con mucha calidad. Además, Durazno quedó con diez jugadores y restaban cuatro o cinco minutos de adición, que finalmente fueron menos. En ese resto que les quedó a los minuanos, Germán Fernández se metió en el área, enganchó y pateó. El tiempo se detuvo un instante y la noche de verano pasó a ser helada. Pero esa pelota pegó en el cuerpo de Diego Pereira, y el estadio estalló en un solo grito: Durazno campeón.

En 2018, siete años después de su última estrella, la roja del Yi volvió a festejar.