La verdad absoluta es que Nacional y Liverpool igualaron por la tercera fecha del Torneo Intermedio. Fue 1-1 porque Diego Guastavino abrió el marcador para los negriazules cuando iban apenas seis minutos del primer tiempo, mientras que Christian Oliva, dando cuenta de su buen zapatazo, empató para los tricolores a los 54. Pero hablar de resultados, como en la gran mayoría de los casos, suele ser un análisis que queda corto.

Como los buenos boxeadores, la primera que tuvo Liverpool trastocó al tricolor. Fue un tiro libre que Guastavino pateó bien, Luis Mejía reaccionó tarde pero no voló, y a cobrar: 1-0 para la visita. Práctico y efectivo, desde ese momento el negriazul se recostó sobre su zona defensiva y apeló al contragolpe como arma. No se preocupó tanto de la pelota y su posesión –cosa que hace frecuentemente–, pero centró su atención en explotar la velocidad de sus punteros. Fue un arma de doble filo, porque si bien atacó con mucho espacio, Nacional lo arrinconó y lo hizo sufrir bastante.

Como se reconoce, o eso aparenta, con esa receta Liverpool podría haber ampliado: robó Angelo Gabrielli en la zona defensiva, se inició un contragolpe rápido por la derecha que terminó en un centro rastrero y el propio Gabrielli definió. Está muy claro: no fue gol porque Jorge Fucile barrió impecablemente. Pudo haber sido el 2-0, al cierre del segundo tiempo.

En el complemento estuvo mucho mejor Nacional. Decidido, se paró más arriba, abrió bien las bandas y atacó por todos lados. Ya desde el primer tiempo venía probando desde afuera. Lógico: Liverpool se cerraba y la chance que quedaba eran patear de larga distancia. Pero ninguna fue como la de Oliva. El volante acompañó la jugada de cerca, agazapado como zorro en la noche, y cuando vio el hueco cargó la mira: empeine de lleno, la pelota salió como un misil desde abajo hacia arriba y el golazo rompió las redes.

Desde entonces Nacional tuvo varias oportunidades de ponerse en ventaja. Muy bien Jorge Bava tapando por arriba y por abajo, también sus compañeros de zaga Federico Platero y Sebastián Cáceres, que desactivaron varias alarmas.

Más allá de alguna contra esporádica de Liverpool, el juego y las chances estuvieron del lado tricolor. El propio Oliva se perdió una, a Gonzalo Bergessio el travesaño le negó el gol, Diego Arismendi tuvo un cabezazo en palomita que pasó cerca y Tabaré Viudez probó de lejos siempre que pudo. El resumen de jugadas dice que fueron 12 para Nacional y cuatro para el negriazul. La efectividad, como siempre, suele definir los partidos.