No hay refranes ni casualidades. Atenas no hizo un buen Apertura en cuanto a números, pero mantuvo una buena base, que viene desde Segunda y lo convierte en un equipo competitivo. Quizá el cambio de aire, tras la salida de Adolfo Barán, le haya venido bien para encontrarle la pisada a un plantel que puede pelear con cualquiera. Miguel Falero agarró un fierro caliente pero con la tranquilidad de que había material, algo que se vio en la buena victoria que los suyos consiguieron, a domicilio, en el Parque Rodó.

Fue un primer tiempo notable, en el que manejaron el hilo del partido y generaron peligro en el arco de Gastón Rodríguez. Falero paró a su equipo con un 4-1-4-1 que por momentos mutaba a un 4-1-3-2 para contener ciertos circuitos de juego violetas que podían ser fundamentales. De este modo, se plantó firme y le generó mucha incomodidad a Defensor Sporting, además de aprovechar el juego de contragolpe. Cuando el primer tiempo se iba, una jugada rápida combinó a Jim Morrison Varela con Lucas Rodríguez, que se mantuvo bien abierto por la derecha. El volante se mandó por la diagonal y disparó contra el palo para poner el 1-0 de los suyos.

Para el complemento Eduardo Acevedo movió fichas y cambió el 4-3-1-2 por un 4-3-3 con el ingreso de Juan Manuel Boselli. Los primeros 15 minutos fueron violetas, con varias llegadas de peligro que no terminaron en gol de casualidad –o porque Fernando Laforia atajó varias–. Luego se sumaron Pablo López y Facundo Milán, pero los locales no definían bien en la última línea y los minutos pasaban. Bien parado en el fondo, replegado, Atenas sumó hombres y se cerró.

Sobre el final, cuando Defensor Sporting jugaba sus últimas balas, una tontería de Nicolás Correa le valió la segunda amarilla, lo que complicó a su equipo, que se quedó con un hombre menos. Atenas fue vivo y aprovechó la circunstancia: presionó, se paró de contra y salió como estampida. En una de esas, casi sin buscarlo, Santiago Barboza ganó una guinda por la derecha y la llevó. No tenía ningún compañero, pero enseguida apareció Federico Ramos y se la cruzó. Todos los violetas se fueron sobre él y dejaron a Barboza solo. Ramos devolvió gentilezas con un precioso centro y el delantero pateó con alma y vida para liquidar la historia 2-0.