Sucedió de la mejor manera: en la hora, prácticamente metiéndose con pelota y todo dentro del arco, después de haber remontado dos goles de diferencia y con el bonus track de levantar una copa. Así ganó Nacional el Torneo Intermedio, segundo título del año y segunda consagración del bolso. Sumando todo, ambos títulos y la punta en la Tabla Anual cinco puntos por encima del segundo, Peñarol, queda claro que Nacional ha obtenido todo por méritos basados en la regularidad –por sobre todo–, por el buen juego en gran parte de lo que va del año y por ganar los partidos claves.

Y partido clave en lo local era el de ayer. Una final. Nada más ni nada menos. Una final en la que, además, Nacional se encontró perdiendo 2-0 a los minutos 38 del primer tiempo. A los 21 llegó el golazo de Darío Pereira, es verdad que después de recibir una donación de Diego Polenta, pero con el enorme mérito de patear tipo vaselina desde 30 metros o más para que entrara justita entre el travesaño y el volador Esteban Conde. Y a los 38, otra vez Pereira se puso el traje de pescador y puso el segundo de Torque. Es necesario, además, sumar otro ingrediente: hasta ese momento era uno de los peores partidos de Nacional en seis meses.

Por intención del equipo, pero también por vocación del entrenador, los tricolores se tiraron arriba cuando empezó el segundo tiempo. No fue que Nacional metió en un arco a Torque, ni cerca, porque los del argentino Pablo Marini se pararon bien, confirmando de alguna manera todo lo que habían hecho en esta parte del año. Pero Nacional ganó terreno, presionó con mayor éxito que en el primer tiempo y empezó a estar más cerca del arco de Cristopher Fiermarin.

Desde el minuto 63 el encuentro se transformó en una partida de yenga. En ese minuto se fue expulsado en Torque Facundo Mallo por doble amonestación. En ese momento, algo que estaba tan bien balanceado empezó a titubear. No pasaron ni cinco minutos para que Luis Aguiar la empalmara desde afuera del área y pusiera las cosas 1-2. Cinco más, y otra vez Aguiar, con vestido de delantero, aprovechó para poner el 2-2. Sí, otra vez Aguiar fue determinante con sus goles en el Intermedio, un torneo en el que, sin ningún lugar a dudas, alcanzó su mejor versión desde que está en los tricolores, convirtiendo en reiteradas veces –algo que no es su fuerte– y, sobre todo, jugando con altos rendimientos en el lugar donde lo exige su vocación: la zona de volantes.

Pareció que Nacional se llevaría puesto a Torque, pero la expulsión de Polenta complicó su plan. Sin esa pieza, otra vez se equilibró todo. Conde intervino atajando un par de buenas pelotas; también lo hizo Fiermarin del otro lado. Todo indicaba que habría alargue. Incluso los cambios de ambos entrenadores reforzaron esa idea. Hasta que apareció Gonzalo Bergessio. Hay que ver, ¿no? El argentino poco más que vino a vestirse de blanco por descarte. Y mire si les ha dado rédito a los de Alexander Medina. Goleador y pico, que ayer apareció haciendo el trabajo que hacen los goleadores: transformar incertidumbres en certezas absolutas. Tres a dos en la hora y campeonato. Eso sí que es liberador.