Es lo que tiene la última fecha de la fase de grupos: define. Posibilidades mediante, la tensión gana por goleada. Y está bien que así sea. En el grupo C, Francia y Dinamarca avanzaron como primero y segundo, respectivamente. Hay mucho para contar, pero el empate entre sí les otorgó el privilegio de disputar el Mundial de la vida y el adiós. Por otra parte, en el grupo D la definición del segundo cupo fue emocionante y abierta hasta el final. Croacia, que pasaba primero por inercia, ganó con los suplentes; tras vencer a Nigeria, Argentina se metió con lágrimas de esfuerzo.

Al rojo vivo

Lo de Croacia se sabía. Sus 6 puntos y el lío de probabilidades en el que estaba sumido el resto de selecciones harían que clasificara primero, salvo que pasara alguna cosa rara. Zlatko Dalić, entrenador de los croatas, lo sabía y por eso cuidó jugadores. Los cuidó mismo: salvo Lukać e Iván Périsić, el resto de titulares fue suplente. Sí, hizo nueve cambios. Y le salió bien, porque le ganaron 2-1 a Islandia (Milos Badelj y Perisić marcaron en el ganador, Gylfi Sigurdsson metió el tanto islandés).

El partido entre Argentina y Nigeria se robó toda la atención. Finalmente, con más espíritu que juego, los argentinos se llevaron la victoria 2-1 gracias a un gol cerca del final de Marcos Rojo. El devenido defensa central aprovechó un centro desde la derecha y metió el tanto que definió el segundo puesto del grupo. Antes, Lionel Messi había puesto en ventaja a Argentina, mientras que Victor Moses empataba transitoriamente desde el punto penal, VAR mediante.

Marcos Rojo, de la selección argentina, al final del partido ante Nigeria.

Marcos Rojo, de la selección argentina, al final del partido ante Nigeria.

Foto: Gabriel Bouys, AFP

En el medio estuvo lo bueno. La parte inicial fue dominio de Argentina. Jorge Sampaoli paró el equipo con dos líneas de cuatro, dejó libre a Messi y arriba metió a Gonzalo Higuaín. La albiceleste tuvo buen control de pelota, la movió bien, fue paciente para encontrar los huecos y terminó ganando 1-0. En el complemento, el tempranero penal condicionó las cosas. A ver, las condicionó porque Moses hizo el gol y porque Nigeria, autoestima mediante, se fue arriba en busca del triunfo. Más claro: el empate le alcanzaba, pero cuando pudo intentó atacar para ganar.

Nada de ese riesgo nigeriano tuvo que ver en la definición, porque si de algo se cuidaron las águilas africanas fue de cerrar todos los caminos por donde Argentina quiso ofender. Y parecía un partido cerrado, con los de Messi desesperados y los nigerianos bien parados. Hasta que vino un centro desde la derecha y Rojo le pegó como si fuera la última cosa que le tocara hacer en el Mundial. Lo era, hasta que la red le infló las expectativas.

Francia primero

Lo que se preveía, fue. Los franceses estaban clasificados, a Dinamarca le alcanzaba el empate para pasar, aunque si ganaban se quedaban con el primer puesto. No les dio para tanto, e incluso transcurrido el segundo tiempo pareció que se conformaba con pasar de fase.

Didier Deschamps, entrenador de los galos, sorprendió dejando afuera de los 11 a varios titulares: al arquero y capitán Hugo Lloris, los defensas Samuel Umtiti y Benjamin Pavard, los cracks de Paul Pogba y Kylian Mbappé, incluso a dos que alternaron en los partidos iniciales, Blaise Matuidi y Corentin Tolisso. Parecía arriesgado, pero tiró de confianza y, además, jugaba con dos resultados a favor. Le salió bien la jugada; rotó el equipo, cuidó aspectos físicos e incluso pudo ganar, porque fue muy superior a Dinamarca.

Martin Braithwaite (i) de Dinamarca y Thomas Lemar (d) de Francia, durante el partido por el Grupo C en el Estadio Luzhniki de Moscú

Martin Braithwaite (i) de Dinamarca y Thomas Lemar (d) de Francia, durante el partido por el Grupo C en el Estadio Luzhniki de Moscú

Foto: Juan Mabromata

Los daneses pasaron con la receta de la casa: primero defender, después pensar en el arco rival. Así lo hicieron en los dos partidos iniciales, lograron más puntos que el resto y adiós que te vaya bien. Encima, para tranquilidad suya, desde la otra cancha se anunciaban goles peruanos que confirmaban el pase danés a octavos.

Bien Perú. Ganó en su despedida de un Mundial en el que dio la talla, pero le faltó un resultado. Cuánto dolió aquel penal contra la propia Dinamarca –y todo lo que sucedió después, desde luego–. Fue 2-0 de los incaicos sobre Australia, con goles convertidos por André Carrillo y Paolo Guerrero.

Hinchas peruanos en el Estadio Fisht en Sochi

Hinchas peruanos en el Estadio Fisht en Sochi

Foto: Adrián Dennis

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