San Lorenzo le ganó a Nacional 3-1 en el estadio Nuevo Gasómetro, en Buenos Aires, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana. Los cuervos, que venían en un mal momento deportivo, se impusieron con autoridad a una mala versión de los tricolores –sobre todo en defensa–, que no encontraron el rendimiento que han mostrado desde el inicio de la temporada. De todos modos, no hay nada definido: es un resultado que se puede remontar.

El partido se abrió con un pase espectacular de Elías Pereyra, de izquierda a derecha, como si fuera un cirujano, para Nicolás Reniero, que la bajó de pecho –o más bien la durmió dentro del área–, tuvo la agilidad suficiente para impedir que la pelota se le fuera, centró hacia el medio y encontró uno de los pies del argentino Rodrigo Erramuspe. El pelotazo de Pereyra fue tan perfecto que incluso pasó por encima de la cabeza de Alfonso Espino, que no llegó a cerrar en su sector. La buena jugada previa de Rubén Botta había abierto el camino para que llegara el gol del ciclón. Fue un baldazo de agua fría para Nacional, que en esos primeros 20 minutos de juego había dominado las acciones con mucha dinámica y buena presión en el ataque. Al toque, casi cae el segundo de San Lorenzo, con un buen sombrerito de Reniero que terminó sacando Jorge Fucile en la línea cuando por el otro lado aparecía Nicolás Blandi para concretar la jugada, que pudo haber sido determinante en el resto del encuentro.

El trámite del partido había cambiado, y los locatarios pasaron a dominar el juego. Y no te digo: cayó el 2-0 de San Lorenzo, una anotación de su capitán y goleador Nicolás Blandi, que definió con un potente remate que Esteban Conde no pudo contener. Práctico el equipo de Claudio Biaggio: dos llegadas, dos goles. Esta segunda anotación fue antecedida por otro error en el fondo tricolor, esta vez involuntario; Erramuspe, en la barrida, le dejó servida la pelota a Blandi.

Un partido que había comenzado con un tono favorable para los de Alexander Medina –sin jugadas muy peligrosas, igualmente– se transformó en una pesadilla, porque San Lorenzo empezó a jugar muy bien y amagó con marcar el tercero. En Nacional, un avance de Matías Zunino por la derecha generó una falta que se cobró con un tiro libre que luego fue bien neutralizado por la defensa azulgrana, que se vio notablemente contagiada por el ingreso y el rendimiento de Fabricio Coloccini.

Pudo ser peor

Nacional parecía desconcertado, no se mostraba seguro en la defensa y no hilvanaba buenas jugadas en el ataque. Una, dos, tres veces lo tuvo San Lorenzo dentro del área tricolor en los primeros minutos del segundo tiempo. Daba la sensación de que podía caer un gol más de los argentinos, lo que definitivamente complicaba la serie, que se definirá en Montevideo, en un mes.

Pero en el primer avance claro en la segunda etapa para Nacional, apareció el goleador Gonzalo Bergessio, que pateó un penal para el descuento. Y todo cambia, porque del posible 0-3 la noche pasó a estar 1-2; importantísimo el gol del argentino, que remató con mucha clase hacia el palo derecho de Nicolás Navarro. Se abría la serie para los tricolores y se encendía una esperanza.

Cuando la balanza comenzaba a inclinarse para el bolso, en una contra rapidísima de San Lorenzo el brasileño volvió a pitar un penal, pero para los locales. Se hizo cargo Blandi, el goleador, y no perdonó: lo pateó, palo –¡clanc!– y adentro. Los cuervos se ponían 3-1 en el mejor momento de Nacional, y siguieron insistiendo hasta el final. Los de Medina necesitarán marcar dos goles –y no recibir otro– para meterse en los cuartos de final. Hay tiempo.