En seis minutos se acabó la ilusión carbonera. Atlético Paranaense eliminó a Peñarol de los dieciseisavos de final de la Copa Sudamericana y le dio otro cachetazo de realidad al equipo de Diego López, que vuelve a quedarse afuera de una copa internacional con mucho camino por delante. Las incorporaciones, las distintas realidades y las palabras sobran: Peñarol, como en casi la totalidad del siglo XXI, no ha dado la talla. Y no es novedad. Los brasileños, penúltimos en la tabla de posiciones de su campeonato local, jugarán con Caracas de Venezuela en la próxima fase.

Un centro que vino desde el sector izquierdo hasta el medio del área encontró a Léo Pereira, o más bien el jugador del Paranaense capturó el balón de zurda, lo cruzó y batió el arco del coloniense Kevin Dawson, que esta vez no pudo ser el salvador. El 1-0 se convertía en un 3-0 global, por el resultado conseguido en Curitiba. Era partido terminado, todos lo sabían.

Si bien se sabía de trámite difícil, la noche en el estadio Campeón del Siglo había empezado de forma alentadora. Al toque, ni bien empezó el partido, Peñarol tuvo una jugada clarísima de gol: el remate de Rodrigo Rojo desde afuera del área tuvo la notable contención del golero Jonathan, que la tiró al córner. Con eso se levantó el equipo y la gente, pero el baldazo de agua fría llegaría unos minutos después. Con el 1-0 en contra, Peñarol jugó muy mal, generó poco, pero así y todo volvió a tener el empate con un cabezazo de Gonzalo Freitas que tuvo como respuesta, nuevamente, las manos del golero brasileño, sobre la línea, increíble.

La mochila más pesada

El segundo tiempo empezó con una gran atajada de Dawson, que salvó al mirasol del segundo gol de Atlético Paranaense. Y a los 6 minutos –cosa ’e Mandinga–, otra vez, llegó el 2-0. Un gran pase en cortada, como con un taco de billar, dejó solo en el área a Marcinho, que le ganó la corrida a Carlos Rodríguez y definió entre las piernas de Dawson. Dos más dos son cuatro en el global, y chau, copa. Hubo tiempo para el descuento del Cebolla Cristian Rodríguez. El sabalero es el alma del equipo y marcó el gol después de un centro de Rojo y una habilitación-recepción perfecta del argentino Lucas Viatri, que pivoteó para dejarle la pelota servida al capitán, que la empalmó de primera y metió un golazo. Pero esa mínima esperanza volvió a apagarse cinco minutos después, cuando Nikão, que había ingresado unos minutos antes, puso el 3-1 que liquidó el partido, aunque no sin que antes llegara la goleada: el 4-1 de Bruno Guimarães, ya en los descuentos, le puso un manto de tristeza al presente aurinegro. A pesar de las ganas del Cebolla y Viatri, Peñarol se quedó sin nada y tendrá que conformarse con llegar a la definición del Campeonato Uruguayo, como desde hace 31 años. Barajar y dar de nuevo.