Peñarol mejoró. Se mira al espejo, hace referencia en su perfil no tan lejano y se siente bien, con más confianza, sólido. Tampoco es que le sobre –de hecho, ayer el primer tiempo fue más bien parejo y Boston River tuvo sus chances–, pero hace su trabajo, gana y sigue invicto en el Clausura. Encima, para su suerte, después de que Defensor Sporting le ganó a Nacional encontró el premio mayor del momento: subirse a la punta.

Ayer, con goles de Gabriel Fernández y Cristian Rodríguez, el carbonero le ganó 2-1 a Boston River en el estadio Atilio Paiva Olivera de Rivera. El gol de Boston, que marcó el empate transitorio, lo hizo Miguel Amado.

El primer tiempo fue más bien parejo. Tal vez tuvo más chances claras Peñarol, pero careció de efectividad. El argentino Lucas Viatri tuvo una en el primer cuarto de ahora, pero la tiró afuera; lo mismo le ocurrió a Fernández en un par de ocasiones. Más allá de que Bruno Foliados y Diego Coehlo se dieron maña para llevar el juego cerca del área carbonera, Peñarol no pasó demasiado peligro.

Todo sucedió en el segundo tiempo. Fernández, fiel a su oficio, supo esperar en el área. Viatri tiró el centro atrás y el Toro aprovechó para mandarla adentro. Minutos después, prácticamente en la única jugada de peligro que tuvo, Boston River empató: Amado encontró la pelota al borde del área grande y le pegó con la zurda, con tanta rosca que se metió en el ángulo derecho de Kevin Dawson. Golazo y pico.

El gol que desequilibró el juego y le dio los puntos a Peñarol fue de penal. Carlos Valdez no vio a Fernández, le pegó un codazo en la cara y el árbitro, siempre cerca, marcó la falta que Cristian Cebolla Rodríguez cambió por gol. Le pegó fuerte, como con rabia o con los dientes apretados, desde el medio, un poco hacia la derecha, tan fuerte que Gonzalo Falcón llegó a tocarla, pero la pelota le quemó las manos.