Nacional volvió a la victoria. Si bien puede considerarse que eso fue lo más importante del partido, es fundamental para olvidarse del pasado cercano y para calibrar el futuro. A los tricolores tal vez les falte para acercarse a su mejor versión, pero en su camino hacia la revancha con San Lorenzo por la Copa Sudamericana lo del sábado es un buen mojón que muestra una saludable mejora.

Nacional ganó bien. Rafael García hizo el gol en el minuto 51 y fue uno de los que mostraron mejor rendimiento. El zaguero se lanzó al ataque, encontró a Sebastián Fernández para hacer una pared y, ante una pasiva participación de la defensa del equipo de Sayago, García quedó mano a mano con el arquero Martín Rodríguez, quien tapó pero dio rebote, lo que permitió que el defensor finalmente pudiera convertir. Es de destacar la buena actuación de García, no sólo porque hizo el gol, sino porque estuvo muy atento en la defensa y se convirtió en un cerrojo tanto por arriba como por abajo.

Que en Nacional el mejor sea un defensor no es casualidad. Es una señal del bajón futbolístico reciente, sobre todo porque los hombres que acostumbraban a ser figuras –todos del mediocampo para arriba, a excepción del siempre rendidor Alfonso Espino– no han logrado incidir como antes.

Lo mejor se vio en el segundo tiempo, en el que hubo pinceladas del mejor Nacional. Alexander Medida mandó a la cancha a Gonzalo Castro, que aportó mucho fútbol dinámico: encaró, buscó desbordar por la izquierda como en los viejos tiempos, estuvo fino en los pases y, en sociedad con Espino, logró desbordar –algo tan básico como necesario– para poner pelotas en el área. Diga que el argentino Gonzalo Bergessio está apagado: si no fuera así, Nacional podría haber marcado más goles.

Racing fue más rebeldía que otra cosa. Antes de quedar en desventaja hizo un gol que fue anulado –mal anulado, ya que Javier Méndez no estaba en posición adelantada–, de la misma forma que no le pitaron un penal en contra tras un agarrón de Méndez al Chori. Tuvo una jugada en la que podría haber empatado: tras un cabezazo, la pelota pegó en el palo y en el rebote, cuando dos jugadores de Racing iban a buscarla para patear al arco, que estaba regalado, más rápido que ellos apareció Rafa García y la sacó. No valió un gol, pero se entiende la metáfora.