Como local en el Parque Alfredo Víctor Viera, Wanderers encontró la primera victoria del Torneo Clausura. Jonathan Barboza y Diego Riolfo convirtieron los goles del 2-0 bohemio sobre el violeta, que estuvo lejos de su mejor versión y fue superado con claridad.

En la primera parte el bohemio fue muy superior. Lo neurálgico del fútbol se dio en el centro de campo y ahí se impusieron Francisco Ginella, Barboza, Adrián Colombino y Riolfo: buen trato de pelota, fútbol fluido y rápido, generalmente atacando por la franja central pero también lateralizando bien y con profundidad. Con ese combo fueron metiendo a los violetas contra su arco. Además, fueron efectivos, porque en la primera que tuvo Barboza puso el 1-0 con un tiro que pareció más centro que otra cosa pero se coló en el segundo palo. El 2-0 también cayó en esa primera parte, casi cuando se cerraban los 45. Fue penal sobre Riolfo, que él mismo transformó en gol.

Con más ímpetu que otra cosa, Defensor se fue arriba en el segundo tiempo. El 4-2-3-1 de Ignacio Risso le encontró los puntos al 4-5-1 de Alfredo Arias, y el fútbol pasó a estar más cerca del arco de Ignacio de Arruabarrena. Ignacio Laquintana, que ingresó para el complemento, fue fundamental para trepar por la derecha. Si el violeta no descontó fue porque le faltó precisión. Gonzalo Napoli erró uno cantado –la pelota le quedó atrás y casi le pegó al piso con el arco de frente– y el propio Laquintana pateó afuera tras una buena jugada individual.

El violeta sufrió la expulsión de Hernán Menosse, y dio la sensación de que el partido se volvería a inclinar a favor del bohemio. No sucedió. Más bien pasó lo contrario, porque Wanderers prefirió replegarse y jugar con el espacio que le quedó en los contragolpes. En uno de ellos, Matías Castro metió el tercero, pero no valió porque fue fuera de juego. Sin peligro en su arco, los puntos quedaron para los del Prado. Y se festejó.