La red de estaciones de servicio de ANCAP organizó un evento en el que, luego de un sorteo en redes sociales, permitió a algunos fanáticos correr una carrera con Santiago Urrutia. En el marco de este evento, Garra tuvo la oportunidad de conversar con él para hacer un balance de 2019.

El año trajo varios cambios para el piloto uruguayo. Después de cuatro temporadas compitiendo en Estados Unidos en la Pro Mazda y en Indy Lights –primero en 2015 y luego entre 2016 y 2018–, nuestro compatriota tuvo que tomar la decisión de volver a Europa. Durante este año, además de cambiar de continente, también debió hacerlo de categoría: pasó a conducir autos con techo en el TCR europeo, el campeonato regional de autos de Turismos.

“Quizá fue el año con más cambios en mi carrera deportiva. Venía de correr de tracción delantera y pasé a tracción trasera, y a correr con más de 30 autos por carrera, a lo que no estaba acostumbrado. Me costó adaptarme al principio porque no tuve una pretemporada adecuada: solamente tuve una prueba previa, y salí a correr el campeonato”, comenta el piloto. No es nuevo que tenga que salir a competir con poco entrenamiento: esto ha sido una constante debido al problema presupuestal. Llegar a último momento con los números y, en consecuencia, ser confirmado sobre el arranque deriva en poca experiencia previa a las temporadas completas. Esto se nota, entre otras cosas, en los tiempos de adaptación al auto, más extensos que para sus rivales.

Santiago fue muy crítico respecto de sus rivales: aunque se considera un piloto con una modalidad de manejo agresiva, considera que “hay una gran diferencia entre ser agresivo y ser sucio”. “Yo creo que en la categoría hubo maniobras sucias y no fueron sancionadas, y eso llevó a que diferentes pilotos siguieran corriendo de esa manera sucia”, afirma.

También se sintió perjudicado: “Sólo una vez tuve un contacto, y parecía que prácticamente había matado a otro piloto”. Se refiere a un accidente que protagonizó con el belga Gilles Magnus, en la segunda carrera de la etapa en Spa del campeonato, que le significó una penalización de 30 segundos en esa carrera, y a un contacto con Tom Coronel, que le valió una pérdida de cinco lugares en la grilla para la siguiente carrera.

Respecto de los otros autos, notó que a pesar de estar manejando el Audi RS3, que parecía ser el auto perfecto para pelear el campeonato, los Hyundai y Peugeot se hicieron inalcanzables durante el año. “Había pilotos que no eran tan buenos, que estaban ahí arriba y era como que los llevaba el auto a estar ahí”, dice el piloto. Asimismo, fue muy crítico con las reglas que se establecieron, pensando en la paridad de todos los autos y, en consecuencia, del campeonato. Sobre el balance de poder, una regla que determina regularmente qué valores de potencia de motor, turbo, lastre y altura debe tener cada modelo, opina: “Es muy entreverada y le mete mucho manoseo y política, y eso no le hace bien a la categoría”. Puso como ejemplo que en Monza, que era un circuito ideal para su coche, los autos coreanos y franceses fueron inalcanzables, al punto de que sólo un auto que no era de esa marca se colocó entre los diez primeros en la clasificación.

De cualquier manera, su balance general es positivo, ya que terminó en la tercera ubicación del campeonato europeo de Turismos y fue el mejor piloto debutante y mejor piloto del grupo Volkswagen. Este último punto era muy importante de cara a 2020, ya que le permitía pensar en una promoción hacia el mundial de Turismos en Audi. Sin embargo, en los últimos días este grupo decidió reenfocar su estrategia motorsport cortando, entre otros, algunos de los programas de Turismos, entre ellos los de las dos marcas alemanas: Volkswagen y Audi.

Luego de terminada la temporada, Urrutia viajó a China para mantener negociaciones con los equipos del grupo que disputan el Mundial, para terminar de abrochar su desembarco allí. Sin embargo, esta noticia fue un baldazo de agua fría que lo dejó en una posición bastante complicada. “Ahora me encuentro en una situación en la que debería volver a hacer el campeonato europeo con otra marca y volver a empezar. No sé si tengo muchas ganas de eso. Si es la única opción que tengo, lo haré. Si no, voy a apostar a la Indy Lights de nuevo”, declara el piloto.

A propósito de esto, sobre su posible vuelta a Estados Unidos planteó que podría regresar a Belardi, equipo con el que corrió sus últimos dos años, pero que no le brindaría una estructura adecuada para pelear por el campeonato. La otra opción sería correr con Andretti, pero para ello necesitaría llegar a un presupuesto que no cree que pueda alcanzar.

Un presente alentador, una carrera confirmada y un futuro incierto que, como la mayoría de los deportistas en deportes caros, depende del presupuesto. Urrutia planteó que los contratos con sus patrocinadores se renuevan anualmente, en particular con los entes estatales, y eso tiene su complejidad, porque con el cambio de gobierno y al no estar claro todavía quién quedará al frente de cada ente, esto se hace más cuesta arriba que años anteriores, por lo que tanto él como nosotros sabremos cómo continuará su futuro sobre la hora. Y habrá que volver a luchar, asegura Santiago, “con el cuchillo entre los dientes y yendo para adelante”.