El Admiral Graf Spee fue un pesado crucero alemán que sirvió durante la Segunda Guerra Mundial. Se hablaba de aquellos buques como los “acorazados de bolsillo”. Antes de estallar la guerra, el buque fue enviado al Atlántico Sur para poder interceptar las líneas de los buques mercantes. El corsario alemán llegó a hundir nueve barcos en esta empresa. Tras la Batalla del Río de la Plata, también nombrada Batalla de la Bahía de Montevideo, el Graf Spee se enfrentó a tres buques británicos y sufrió ciertos desperfectos que lo obligaron a atracar en el puerto de la capital de Uruguay. Debido a la supuesta aproximación a la nave de numerosas fuerzas británicas, el comandante del crucero, Hans Langsdorff, ordenó echarlo a pique el 17 de diciembre de 1939 para luego suicidarse. Una serie de embarcaciones menores fueron y vinieron transportando a mas de mil tripulantes hacia Buenos Aires y Montevideo. Entre ese millar de personas que continuaron su vida en tierras lejanas se encontraba el cocinero Grossmüller, abuelo materno de Carlos. Tanto su madre como él, debido a un error administrativo, quedaron anotados como Grosnile hasta 2005, cuando fue corregido por el apellido original, lo que le permitió obtener a Maravilla la doble nacionalidad que lo llevaría a desembarcar en el poderoso Schalke 04. “Jugué con varios fenómenos afuera: [Mesut] Özil, [Manuel] Neuer, [Juan] Cuadrado, todos mostros, pero me quedo con los que jugué acá, que son uruguayos. Tuve la fortuna de jugar con el Chino [Álvaro Recoba], con el Tony [Antonio Pacheco], con el Zala [Marcelo Zalayeta], con el Nacho Gonzalez, con el Pollo [Rúben] Olivera. Nosotros también tenemos nuestros mostros clase A, y jugaron acá en estas canchas. Porque ahí es cuando se ven los pingos, cuando todo es adverso, como en el barrio”.

En el retrasado debut de los equipos uruguayos en cotejos oficiales, Danubio empató 2-2 con Atlético Mineiro por la Copa Libertadores y hoy se enfrenta en la revancha en el estadio Raimundo Sampaio, más conocido como Estadio Independencia, inaugurado para la Copa del Mundo de 1950: “El partido con Mineiro se vivió con mucha expectativa porque hacía mucho tiempo que no jugábamos un partido oficial. Hay una cantidad de jóvenes y la gente que se sumaba, era un plantel nuevo. Los amistosos al fin y al cabo no son parámetros de nada, pero salió bien, la idea de Marcelo [Méndez] se llevó a cabo, quedamos conformes con lo que hicimos y obviamente tenemos la ilusión de que podemos clasificar. Ellos van a estar más preocupados por nosotros ahora que nos conocen”.

Ricardo Oliveira, el delantero de 38 años de Atlético, fue figura descollante, exuberante en su capacidad física más allá de la edad y el trille. Carlitos, con 35, dice sentirse muy bien físicamente, y cómodo con la idea que plantea el orientador técnico Marcelo Méndez: “La experiencia te enseña a dosificar esfuerzos. Nunca fui muy picador que digamos, pero antes de repente corría mal la cancha y a los 70 minutos estaba cansado. Hoy dosifico y trato de estar a la orden los 90. Es como que aprovechás los momentos del partido de otra manera. Teníamos referencias de Oliveira pero verlo en vivo es otra cosa. Es un jugador de jerarquía. En la jugada del gol, aunque estaba en off-side, hace una diagonal exquisita. Es que por algo jugó en todos lados”. Pasan los días, los años, y Danubio sigue regalando cracks. Una idiosincracia en el juego y en la formación que habla de la identidad, un sentido de pertenencia generación tras generación y una fórmula de forjar botijas que la rompen con la globa. “El jugador de Danubio tiene un perfil. Todos los equipos tienen un perfil, vos ves a un jugador en la calle y te das cuenta de si es de Defensor o es de Danubio. Desde que tomábamos el bondi en Camino Carrasco había una rivalidad bárbara: ellos iban para Pichincha y nosotros para el Parque Forno, peleábamos los campeonatos, pero después con el tiempo terminás siendo amigo, compartís un equipo, te juntás en las selecciones juveniles”.

Sobre los estilos de juego, Grosmüller tiene su visión. “El [jugador] de Danubio es más desfachatado, es más cara sucia. El de Defensor parece ser más serio; el de Peñarol tiene un perfil más físico; el de Nacional es de buen pie; cada uno tiene su forma y su molde. Yo he estado en otros equipos y esto que tenemos en Danubio hay que aprovecharlo. Al salir de acá te encontrás con otras realidades, y está bueno contarles a los más chicos que no en todos lados es como acá. Que disfruten con responsabilidad. Eso tratamos de transmitir los más grandes, porque a esta altura conocemos todo. Después dependerá de cada uno, claro. Pero nosotros cumplimos con la función de contarles cómo es la cosa. En el fútbol uruguayo hay cosas que han ido cambiando y cosas que no. Los pibes son mucho más profesionales. Como técnico te tenés que preparar, porque el jugador hoy en día se prepara de otra manera. Ahora desayunamos cereales, yogur, antes cazabas una bolsa de bizcochos y te metías para el vestuario a tomar mate. En otras cosas seguimos en la misma: el último partido que jugamos antes de Mineiro fue el 6 de noviembre. Después todos te miden con la misma vara, no te preguntan nada, te ven por la tele y dicen lo que quieren, pero los equipos uruguayos estamos en desventaja cierta”.

Si bien tiene cuerda para rato, el final de la carrera hay que prepararlo: “Ahora estoy haciendo el curso, la idea es arrancar con juveniles e ir atravesando las etapas propias de la profesión. Lo mismo que cuando sos jugador, pasás por un montón de etapas. Después la vida te va llevando”.

Danubio visita a Atlético Mineiro en Belo Horizonte, a las 18.15

El partido de ida salió empatado 2-2, por lo que la franja necesita una victoria o un empate por más de dos goles para clasificarse a la próxima fase de la Copa Libertadores de América. Si el resultado es idéntico al partido jugado en Montevideo, la llave se definirá por penales. Los argentinos Patricio Loustau, Diego Bonfa y Ezequiel Brailovsky serán los árbitros.

Federico Cristóforo; Sergio Felipe, Renzo Ramírez, Ernesto Goñi y Leandro Sosa; Denis Olivera, Gonzalo Montes, Pablo Siles y Leandro Onetto; Carlos Grossmüller; y Federico Rodríguez serán los 11 de Marcelo Méndez esta tarde. Además, viajaron con el plantel Joaquín Silva, Brian Ferrares, Juan Manuel Gutiérrez, Emiliano Ghan, Maicol Ferreira, Santiago Paiva, Briam Acosta y Diego Bustos.