Con la goleada contundente del sábado, los tricolores ya piensan en lo que viene: el miércoles a las 19.15 recibirán al Zamora de Venezuela en el Gran Parque Central por la Copa Libertadores. En ese partido se disputarán puntos claves: Nacional está segundo con 6 puntos, tres menos que Cerro Porteño, por lo que este cruce es una buena posibilidad de ganar para escalar, al tiempo que debe cuidarse la espalda con Atlético Mineiro.

Es probable que Álvaro Gutiérrez rote el plantel, como acostumbra. Así lo dejó entrever en la conferencia de prensa posterior al partido con River Plate: “Lo vamos a tener que analizar. Muchos van a jugar y otros tal vez no. Tenemos que ver el cuadro sanitario, los índices de cansancio, de urea, que nos dan una imagen precisa de si un jugador no se recuperó bien. Más cerca del partido se evaluará”.

De juego y goles

“No hay seis goles de diferencia entre los dos equipos, y si lo jugamos 20 veces jamás vamos a terminar con este resultado”, dijo Gutiérrez sobre el 6-0 tricolor. Agregó que los dos goles que su equipo marcó antes de los diez minutos “fueron fundamentales, porque eso a un equipo lo tira para arriba y al otro para abajo”. Hubo de eso, claramente, así como mucha efectividad a la hora de mandarla adentro. Del otro lado de la cancha, una defensa sólida para que River tirara una sola vez al arco en 90 minutos.

Rápido, a los cinco minutos del comienzo, los tricolores se pusieron 2-0. Eso es la efectividad: tres ataques, dos goles. Para colmo, el segundo fue una maravilla: Rodrigo Amaral le pegó desde afuera del área, casi en el vértice derecho, y la pelota voló cruzada y con una comba perfecta se metió en el ángulo. Antes, a los tres minutos, Gabriel Neves había convertido el primer gol. Luego, a los 24 y a los 26, el argentino Gonzalo Bergessio metió dos más y prácticamente bajó la cortina.

La virtud de los tricolores, más allá de la efectividad, fue la fuerte presión que impuso desde el inicio. Gonzalo Castro y Santiago Rodríguez taparon las bandas, el propio Bergessio era el primero en marcar a los defensores darseneros, y, con mucha inteligencia, Neves y Rafael García mandaron parar el equipo metros más arriba. De esta manera el bolso encontró la pelota cerca del arco de Gastón Olveira, y resolvió bien.

Habiendo abierto la brecha, Nacional se paró más atrás, se cerró como acostumbra –y como le gusta–, cedió pelota y posesión. Pero, aun así, hizo de las suyas, sobre todo de contragolpe. River, por el contrario, nunca pudo alcanzar un nivel de juego que permitiera inquietar a Esteban Conde. Y lo que no hubo de un lado, continuó del otro: Octavio Rivero y Matías Viña aportaron lo suyo para la goleada 6-0.