Hasta la clasificación del sábado, muchos pensamos que Ferrari podía empezar a amenazar el dominio total que el equipo Mercedes Benz venía demostrando en las primeras tres carreras del año. Recordemos: Valtteri Bottas triunfó en Australia y su compañero Lewis Hamilton llegó segundo. En Bahrein, donde Ferrari parecía dar vuelta la cosa, terminó primero Hamilton y segundo Bottas, y en ese mismo orden llegaron en la carrera siguiente, en Shangai. La pista de Baku, con su larguísima recta principal, podía llegar a favorecer al equipo italiano, que parecía mantener un mejor desempeño motor. Esas predicciones se mantuvieron solo durante las pruebas libres.

Ya en la primera ronda clasificatoria del sábado se vio que los Mercedes, que habían andado flojo en las pruebas, eran los más rápidos, pero uno podía llegar a pensar que Ferrari se estaba guardando para el round final. No fue así: en la segunda tanda, el joven Charles Leclerc, que venía girando consistentemente más veloz que su experimentado compañero Seb Vettel, destruyó su auto en la sección más angosta de la pista, la “entrada del castillito”. “Soy un estúpido”, dijo Leclerc, pero lo cierto es que los pilotos Ferrari ya habían percibido que tenían que darlo todo para no volver a ser humillados por Mercedes, y quizás esa presión haya sido demasiado para la joven promesa monegasca. Fue un choque innecesario, porque su tiempo le permitía pasar a la ronda final, a la que su compañero Vettel accedió raspando. En ese round definitivo -la llamada “Q3”- los Mercedes aplastaron al alemán de Ferrari, y fue Bottas el que se hizo con la pole position, por delante de Hamilton.

Así largaron y así llegaron a la bandera a cuadros: Bottas, Hamilton, Vettel. La emoción la puso el pobre Leclerc, quien, con una estrategia de gomas distinta, hizo una linda remontada desde el décimo puesto, y llegó a liderar durante algunas vueltas, hasta que tuvo que parar a cambiar sus cubiertas. Con todo, le quedó el consuelo de hacer la vuelta rápida, que este año vale un puntito para el campeonato. Pero aún ese pequeño consuelo entraña una preocupación para la casa Ferrari, puesto que Leclerc consiguió ser más rápido que los Mercedes, que venían disputándose ese mini trofeo, con todas las condiciones a favor: gomas nuevas y el auto bien liviano de combustible, en la última vuelta.

¿Qué queda por esperar para el resto del campeonato entonces? Mercedes ha destruido a sus rivales, pero todavía no ha resuelto la batalla interna. De hecho, dada la ventaja que le llevan al resto, lo que le conviene es favorecerla. Así que el duelo, de ahora en adelante, será entre Bottas, que quedó liderando el torneo por un punto, y Hamilton, el pentacampeón que, a pesar de su ascendencia, perdió un campeonato a manos de su compañero de escuadra en 2017, cuando fue vencido por el modesto Nico Rosberg en este mismo equipo Mercedes.