Las banderas, las canciones, los colores. La película que no pasa de moda. El fútbol uruguayo de todos los días. El juego luchado y deslucido. El empate. El sí se pudo en paz. En resumen, Peñarol y Nacional empataron 1-1 en el Campeón del Siglo, en el cierre de la 12a fecha del Torneo Apertura. ¿Los goles? Fueron en contra: Cristian Rodríguez la mandó adentro para un lado; Guzmán Corujo, para el otro.

1. De trancadera, toletole y autogoles

El primer tiempo pasó duro y parejo. Fue en mitad de la cancha, más trancado y peleado que con un juego fluido. Si bien ambos apostaron a abrir la cancha y jugar por fuera, tanto uno como el otro controló esa idea de juego rival, y el fútbol se neutralizó. En el intento de llegar a los arcos, quedaron limitados a hacerlo con pelotas aéreas, fueran detenidas o en movimiento. Típico de primer tiempo clásico. A las pruebas me remito: casi al cierre, los goles llegaron por esas vías. Lo curioso es que ambos fueron en contra: primero, Rodríguez se llevó puesta la pelota tras un córner tirado por Rodrigo Amaral; después, Corujo hizo lo mismo en el intento desesperado de marcar a Gabriel Fernández, luego de que el cabezazo de Fabricio Formiliano diera en el travesaño. En ese tramo, en el que pasó de todo, también hubo un lío generalizado luego de una discusión entre Amaral y Agustín Canobbio; además, fue expulsado Gonzalo Bergessio por doble amarilla.

Kevin Ramírez, de Nacional, y Walter Gargano, de Peñarol, durante el segundo tiempo en el estadio

Kevin Ramírez, de Nacional, y Walter Gargano, de Peñarol, durante el segundo tiempo en el estadio

Foto: Juan Manuel Ramos

2. Todo pasa y no pasa nada

La expulsión de Bergessio condicionó el segundo tiempo. Esperable y lógico: Peñarol procuró irse arriba para aprovechar el envión anímico y, con el correr de los minutos, físico; Nacional se resguardó en un 4-4-1 furioso y defensivo, aunque siempre dispuesto a buscar contragolpes.

La parte defensiva de los tricolores salió bien. Fueron bloqueándole los espacios a Peñarol, que careció de ideas. En parte, porque el mediocampo aurinegro, ese donde en las máquinas de creación están Cebolla Rodríguez y Walter Gargano, no dio pie con bola. La otra parte de la película es la que dice que el muro albo hizo lo que debía hacer y, cuando no pudo, tuvo la buena actuación del Luis Mejía. A diez minutos del final, cuando la hora es tarde para una remontada, el panameño tapó con el brazo estirado un tiro de Fabián Estoyanoff que buscaba la red. Como si fuera poco, en el rebote, Kevin Ramírez lo primerió a Gastón Rodríguez y no lo dejó patear, con el arco casi vacío.

Cristian Rodríguez, de Peñarol, y Gonzalo Bergessio, de Nacional, en el estadio Campeón del Siglo.

Cristian Rodríguez, de Peñarol, y Gonzalo Bergessio, de Nacional, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Sandro Pereyra

3. Fin.

Contento Nacional, por haber logrado un empate con diez jugadores durante todo el segundo tiempo. Los destacados del tricolor fueron Mejía y su defensa, en especial Matías Viña, en su doble tarea defensiva y ofensiva –porque le tocó desdoblarse cuando quedaron en inferioridad numérica–. Ayer no tanto, pero tal vez hoy sí un poco más contento, Peñarol, visto lo ocurrido con la fecha descubierta, queda al borde de ser campeón del Apertura, tras sacarle cinco puntos al segundo cuando faltan nueve por jugarse. La tarea para el aurinegro será buscar su mejor versión, la que mostró hace no tanto, pero dejó olvidada un par de partidos atrás.

Y con un contento general, claramente, porque sí se pudo y sólo se habla de lo ocurrido en la cancha.