Peñarol no pudo conseguir la indispensable victoria ante Flamengo en el Campeón del Siglo y a pesar de haber igualado la primera posición del Grupo D con Flamengo y Liga de Quito, que goleo 4–0 a San José de Oruro, quedó fuera de la Libertadores por diferencia de goles. Una pena para los carboneros que promediando la competencia del grupo D parecían estar a nada de seguir adelante. El equipo de Diego López ahora seguirá compitiendo pero en Sudamericana.

Claro, ya lo sé, o me lo imagino, ustedes lo estaban viendo, porque si no yo les podría decir que no lo podrían creer, que en apenas dos minutos, después de dos agudas ofensivas de Cristian Cebolla Rodríguez por izquierda finalizadas en infructuosos y fallidos centros, Flamengo avanzó en patineta como si fuera por la rambla de Copacabana y, en tres pasadas, Everton Ribeiro, Giorgian de Arrascaeta y Gabriel Barboza quedaron solos ante Kevin Dawson, pero este último definió afuera después del pase como cuchillo caliente en manteca que le había metido De Arrascaeta. Esa fue la muestra del partido. El avance, el trailler que spoileaba este thriler.

En ese ambiente maravilloso, Peñarol no precisó más de 10 minutos para parar los corazones flamenguistas cuando el juvenil Brian Rodríguez empezó a bordar de la izquierda para derecha y, paralelo al área grande, le metió un zapatazo que le sacó lascas al arco brasileño.

En eso consistió el primer tiempo: muchas ganas y esfuerzo de los uruguayos, y pocas pero profundísimas estocadas de Flamengo que generaron miles de electros de fuerza espontáneos, saldados a favor de esos exigidos corazones mirasoles. Es que hubo 4 o 5 cara a cara con Dawson poco creíbles. De esas que casi siempre terminan en gol, pero que por una razón o por otra terminaban en saque de meta del coloniense.

Peñarol, sus jugadores, su cuerpo técnico, y cada uno de sus miles de hinchas querían, pero claro no podían más de lo que estaban haciendo en esos primeros 45 minutos. A veces el flojo argumento (o ucronía) de “si no nos clavaron ahora no nos clavan más” puede ser simplemente eso, una lectura de carta de tarot por televisión a las cuatro de la mañana, o bien puede ser el punto de partida para tratar de encontrarle la vuelta posible al partido.

El ingreso del Toro Gabriel Fernández en sustitución de Darwin Núñez alentó la esperanza al comienzo del segundo tiempo. Pero no, ¡otra vez la pelota a lo de Doña María! Y empezó Flamengo, otra vez, a mover las agujitas del electrocardiograma y Dawson manteniéndonos el ritmo cardíaco.

¡Vamos vamos carbonee!, explotaba el Campeón del Siglo, preparando desde las tribunas su primera noche épica de copa. El tranquerense Brian Rodríguez generó que Flamengo quedase con 10 jugadores porque expulsaron por doble amarilla a Pará por sendas infracciones al juvenil.

Lo siguió intentando el carbonero, pero nada, nada salió y entonces Flamengo y Liga de Quito festejaron y Peñarol quedó dolorosamente tercero.