Nacional y Cerro Porteño empataron 1-1 con goles de tiro libre para cada lado, y terminaron igualados en 13 puntos en la cabeza del grupo E, pero el mejor saldo de goles de los paraguayos hará que vayan al bollón de los primeros, mientras que Nacional ubicará su bolilla en el de los segundos. Fue un partido sin tensión ni emociones profundas, paradoja dada por la clasificación anticipada de los contendientes.

Como si fuera una práctica, dicen acá abajo mío. Confieso que era una idea que venía masticando, pero claro, desde el punto de vista del equipo de Nacional no era una práctica, porque de la oncena que empezó un par jugará el domingo con Peñarol en el Campeón del Siglo. O sea, señor del camperón de Nacional, señora que tiene la amabilidad de leerme, aquello no era una práctica. Era sí un partido entre una oncena de futbolistas con nivel de Primera División, pero que nunca –nunca– habían jugado juntos un partido oficial, con otro equipo, Cerro Porteño, que, por la coyuntura de su competencia –viene de perder el campeonato en Paraguay– y la búsqueda del subidón emocional de quedar primero en el grupo E, llegó a Montevideo con casi todo su equipo titular. Así se plantó en el Parque Central, con buena cantidad de seguidores del ciclón de Barrio Obrero, y fue ligeramente superior a los tricolores en los primeros 45 minutos, de modo tal que no resultó exagerado que se haya ido a los vestuarios ganando 1-0.

La primera jugada de peligro para Nacional llegó pasado el cuarto de hora, cuando el criterioso y creativo Santiago Rodríguez caracoleó por la izquierda y metió un pase largo y profundo a Sebastián Fernández, que controló y definió de zurda sin que la pelota consiguiera la curva que el goleador buscaba.

La apertura para los paraguayos llegó cuando se moría la primera parte después de una falta de Palito Álvaro Pereira. Santiago Arzamendia lanzó un perfecto golpe de pierna izquierda y envió la pelota al ángulo superior de Esteban Conde, quien a pesar de su vuelo nada pudo hacer.

Volvieron del descanso con ese 1-0, pero a los 10 minutos Álvaro Gutiérrez dio ingreso a Rodrigo Amaral y al zaguero fraybentino Mathías Laborda, que debutó en primera. Amaral cambió el partido, dándole aire al juego ofensivo y, además, con un golazo de tiro libre. Iban 14, el tiro libre era muy lejano, pero estaba Amaral, que desborda kilos de calidad en cada pegada, y con la potencia y precisión que necesitaba el remate se la pudrió en el ángulo al internacional argentino Juan Carrizo.

La prestancia del juego de Amaral, la buena distribución de Felipe Carballo cuando pasó de eje central, y las carreras incisivas del riverense Kevin Ramírez, que otra vez entró con aura positiva, fueron las variables más notorias a favor de Nacional.

Al final el empate estuvo bien. No fue ni una práctica ni un entrenamiento, sino simplemente un partido entre dos clubes clasificados.