Desde siempre, Darío Denis viaja a diario desde Las Piedras hasta Montevideo. Las primeras veces hasta la casa de Bella Vista, el viejo papal. Compartió el arco con “señores arqueros” que le brindaron la experiencia, los años de vestuario y las canchas del mundo.

Hace siete años custodia el arco de Fénix. Entrenar a la par de goleros como Luis Mejía y Rafael García le afilaron los guantes para quedarse con el arco albivioleta de Capurro. Piensa en el futuro con ojos de haber visto compañeros quedarse con las manos vacías. Hizo el curso de arbitraje y ejerció en las canchas del interior. Ahora cursa la Licencia C en el curso de entrenadores de fútbol de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol, y dice que quiere aprender “más de lo mismo”.

¿Por qué hacer el curso de árbitro y después el de director técnico?

Yo siempre trato de interiorizarme porque el fútbol es lo que me gusta, y es donde trabajo. Son opciones para el día de mañana. Ser árbitro, por ejemplo, aunque eso implicaría retirarme joven y yo pretendo jugar hasta los 40; a los goleros a veces se les da esa posibilidad de estar más tiempo en la cancha. Hasta los 45 años pueden trabajar los árbitros; si me retiro a los 40 mucha chance no tengo. Igual, tengo cinco años de árbitro de fútbol del interior y un año dirigiendo juveniles. El fútbol del interior es bien de barrio; Wanderers de Santa Lucía, por ejemplo, es descomunal: 3.000 personas en la cancha. Como entrenador es distinto, es una buena edad para empezar a dirigir. La idea es seguir aprendiendo sobre lo mismo. Quizás en algún momento dirigir algún equipo de Primera, pero no se sabe lo que te depara el futuro.

¿Pensás en entrenadores referentes al hacer el curso?

No es que tenga un único referente, pero sí he tenido grandes entrenadores. Rosario Martínez y Juan Ramón Carrasco son diferentes estilos, pero ambos son grandes técnicos en lo que proponen. A Diego Alonso lo tuve en Bella Vista, a Julio Ribas también. Yo voy agarrando cositas de cada uno, que en su momento transformaré.

¿Es parecido a otros cursos?

Es otra cosa, porque la mayoría somos jugadores o ex jugadores, por eso es distinto. Es parecido a un vestuario, de alguna forma. Muchos hacía tiempo que no estudiábamos, entonces la vamos llevando entre todos. Nos enseñan a saber mirar el fútbol. Yo lo único que miro es fútbol, pero todavía con el perfil del jugador.

¿Te ha dado por pensar en el rol del técnico, en las funciones y en las propuestas de juego de ahora o de antes?

Ahora, con las cartas vistas, te das cuenta de ciertas decisiones, de ciertos métodos de cada entrenador. Voy pensando en los entrenadores que tuve, cómo lo hacían, y me doy cuenta del por qué de una cosa o de otra. Te ayuda a entender las situaciones.

¿El curso de árbitro te implica un diferencial con respecto a las reglas?

De repente podés aclararles o explicarles algunas cosas a tus compañeros, pero adentro de la cancha hablarle al árbitro del reglamento es más difícil. En el trato sí, porque los conozco a casi todos, entrenábamos juntos. Me permite hablarles de igual a igual, porque también soy un compañero de los árbitros. Y ahora, con lo que ha pasado, los entiendo; para los árbitros y para cualquiera despertarte y ver tu auto vandalizado no es algo normal. Es totalmente repudiable, tanto para ellos como para cualquier persona.

¿En la jugada del partido contra Nacional te tocó pensar como árbitro?

Es que esa jugada es muy difícil para el línea. Vos estás parado con el último hombre y por lo general el último jugador es la barrera en esos casos. Entonces, si estás a nueve metros de la línea es imposible verla, aparte de que es un movimiento muy rápido e incluso yo lo tapo con mi propio cuerpo. Es más error cobrar un gol que no es, que no cobrar un gol que es. Hace unos días pasó en un partido de Cerro Porteño: la pelota pegó en el travesaño y picó un metro afuera y cobraron gol. Vos ahí estás inventando algo que no pasó; en el caso de Fénix-Nacional podés no haberlo visto. Yo no me di cuenta de si había entrado o no, la saqué y chau. Sí me percaté de que caí muy adentro del arco. Pero yo seguí, no voy a andar preguntando.

Ya son un montón de años en Fénix, ¿con quién compartiste arco?

Sí, van a ser como cuatro años de titular en el arco, y otros tres que ni en el banco estaba. Pasé de Cuarta a Primera División. Los que atajaban en esa época eran Rafa García y Luis Mejía; éramos todos jóvenes en realidad, entrenábamos a la par. Ahora uno ataja en Nacional y otro es figura en El Salvador. Antes, en Bella Vista compartí el arco con gente más grande: Mauricio Nanni, Diego Martínez, Nico Gentilio, Damián Frascarelli, señores arqueros que me brindaron su experiencia.

¿Qué esperás para tu carrera en un futuro?

Que sea lo que tenga que ser. Siempre hay sondeos, siempre aparecen cosas, pero yo mientras sigo estudiando y entrenando. Yo puedo pensar que voy a atajar hasta los 40, pero capaz que atajo hasta los 32 y tengo que salir a hacer otra cosa. He visto pasar a miles de compañeros así, y está en uno aprender o no que esto se puede terminar y que es una carrera corta.