En la noche de este lunes, desde las 20.30, Malvín y Aguada saldrán a escena por tercera vez en las finales de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB). El Antel Arena vivirá un punto clave: de ganar Aguada, llegará a los tres triunfos consecutivos y quedará a uno de consagrarse campeón de la temporada; Malvín quiere y tiene que hacer todo lo contrario: ganar para situarse 2-1 y quedar a tiro pensando en la cuarta final, que será el viernes.

Motivos y estrategias

Malvín hizo todo bien durante tres cuartos de la pasada final. Todo: defensas fuertes e intensas que llevaron a Aguada a tirar mal o sobre la chicharra de los 24 segundos; transiciones rápidas entre defensa y ataque; los dos extranjeros, DeJuan Blair y Elijah Millsap, jugando en altísimo nivel y resolviendo las ofensivas como no lo habían hecho en la primera final. Justamente, y no sólo por lo hecho por los foráneos sino por Malvín en su conjunto, demostró en ese tramo de partido que puede. Más claro: se reivindicó consigo mismo, creyó. Pudo ser.

Al final no fue porque en el último cuarto cayó estrepitosamente. No tuvo reacción ante la embestida aguatera; el equipo fue al todo por el todo, tal vez no con el mejor básquet, pero sí con mucha determinación. Los de Pablo López no encontraron las marcas como antes, perdieron pelotas increíbles, hasta se convirtieron un doble en contra, y en ataque, donde tuvo dos posibilidades claras de embocar para tomar distancia de tres o más puntos con un minuto y algo por jugar, no decidió bien. Falló y lo que erró en un aro lo pagó en el otro.

Pensando en verde y rojo

Los triunfos refuerzan la moral. Siempre. Y mucho más si son como pasó en la final anterior, con remontada, sobre la hora, después de estar abajo por casi 20 puntos y con un extranjero menos. No uno nomás, sino Dwayne Davis, el más influyente de los suyos. Andrew Feeley, un hombre de la casa que volvió a Aguada sin ser de las primeras opciones, terminó dando la cara y fue el máximo responsable del triunfo, bien acompañado por Leandro Taboada en el goleo.

Ahora Aguada volverá a tener tres foráneos en cancha: Feeley, el bueno de Al Thornton y Zach Graham, el nuevo. Graham llega a la LUB tras su paso por la Liga Nacional de Básquetbol brasileña. El alero de 1,95 metros viene de disputar 25 partidos en Brasil, con una media de casi 20 puntos por partido defendiendo al Universo Brasília. En su carrera se ha desempeñado en clubes de Turquía, Filipinas, Puerto Rico, Venezuela, España e Israel.