En el Parque Federico Omar Saroldi River y Progreso empataron 0-0.

El Japo Rodríguez brazos en jarra, se presta a ejecutar. Los zagueros suben a buscar un cabezazo que no va a ser cierto. Desde la tribuna visitante cae una duda, ¿para qué suben los zagueros si le va a pegar al arco? Hay exasperación en la insistencia. Tanta, que Leonel Rocco, el entrenador del gaucho del Pantanoso, giró sobre sí y le respondió a través del alambre: ¿No ves que no va a patear al arco? Efectivamente se ensaya aquello del laboratorio diario, pero el centro se va por el segundo palo tras una despeinada.

Progreso y River, River y Progreso en duelo sobre el cuadrilátero del Saroldi. Mathías Riquero el punto de equilibrio en el 4-2-3-1 inicial. Mauricio Loffreda cambia de frente dos o tres veces con eficacia. Apenas el desborde y la búsqueda constante de Gustavo Alles por adentro. La dársena contesta con Joaquín Piquerez por fuera y Matías Arezo por dentro. La siempre amenazante presencia de Juan Manuel Olivera. Más allá de la línea de cal, Jorge Fossatti y más de una persignación. Añares del alto fútbol en la estampa estoica del guía.

Cuando Loffreda juega atrás con el ex arquero de River Nicola Pérez (perico por su casa) y Arezo presiona y genera el córner, desde la tribuna llueve un ilógico “No juegan los goleros, bo!” que Rocco percibe, supongo, como una ofensa. En la siguiente Emilio Zeballos vuelve a despeinarse tras un centro preciso de Rodríguez y Gastón Olveira la envía al córner con espectacularidad. Tras el centro en el rebote Andrada la calza y según la perspectiva parece un suspiro a la red o una pelota desviada con emoción. Es más el gaucho en el primer tiempo. Se inflan los refrescos de aire en el medio de la cancha. El segundo tiempo amanece con Nicola Pérez volando a un lado. Maicol Rodríguez incisivo y Alles concentrado en la acción.

Maximiliano Calzada del otro lado intentando con los hilos. Progreso trabaja en los cambios de frente. Hay una voz desde el banco que es como la conciencia del entrenador que callado yace a un lado, cavilando. Loffreda desde lejos y nuevamente con un pelotazo cruzado que conectó Esteban González tras desmarque de ruptura. Otra vez Pérez volando para el mismo lado después de un balonazo distante de Diego Vicente. River mantiene un 3-5-2 bien marcado. Ambos prueban con cambios. Sangre nueva por históricos. Progreso sigue siendo el más claro a lo largo de todo el partido aunque falla en la finalización de los ataques. En el último pase o en la definición. Pudo haber sido en la última pero Nicola en dos cuotas apagó el partido. En la tribuna los niños no juegan a ser sus ídolos. Por suerte.