Por la penúltima fecha del Preolímpico en Colombia, Uruguay y Brasil terminaron 1-1. Fue un muy buen partido de fútbol, con dos goles de otro encuentro: claros errores de los arqueros Ignacio de Arruabarrena e Ivan. Los celestes lograron su primer punto del cuadrangular final, mientras que para los brasileños fue su segunda unidad. En la última fecha (Uruguay-Colombia, Argentina-Brasil) se define.

Esos errores

Se vio otro Uruguay desde el arranque; más enchufado, presionando arriba con dos puntas y con cuatro volantes en línea que no dejaron jugar a los buenos de Brasil. Con el partido planteado así, las primeras situaciones de gol fueron celestes: dos de Federico Viñas –en una de ellas fue providencial la salida del arquero rival– y la restante de Joaquín Piquerez.

Otra virtud celeste en esos primeros 45 minutos fue la presión sobre la pelota. Estar pegados a Matheus Henrique y a Pedrinho fue un acierto con doble sentido: Brasil no armaba; Uruguay recuperaba y salía rápido. Ugarte fue determinante en la presión. Primero, porque corrió a todos; segundo, porque se tuvo fe para tirar desde fuera del área, le pegó fuerte y rasante, y la pelota se le escabulló entre las manos a Ivan.

Si la celeste no terminó 1-0 el primer tiempo fue por una intervención fallida de De Arruabarrena. El golero parecía tener controlada la pelota tras el cabezazo de Pedrinho, pero se entreveró consigo mismo y la mandó dentro del arco por los caños.

Segundas partes siempre fueron parejas

Después del descanso, la selección uruguaya se posicionó nuevamente con presión alta. Fueron 15 minutos durante los cuales los celestes tuvieron a mal traer a Brasil y generaron un par de chances claras. Fueron buenos minutos de Piquerez y Diego Rossi haciendo lo que saben: meter pata por afuera, desbordando hasta encontrar la raya y levantar el centro al corazón del área. Ahí, justo ahí, ganaron los grandotes brasucas.

Después de ese cuarto de hora la celeste se replegó. No tuvo el mismo rendimiento físico, claramente, entonces se preparó para defender y salir de contragolpe. A Brasil le gustó eso de tener la pelota, y entró con insistencia. El mérito uruguayo fue cerrar el juego por abajo. Cuando los brasileños buscaron por arriba, se impusieron Mathías Laborda, Emanuel Gularte y De Arruabarrena.

Uruguay tuvo varias escapadas de contragolpe. La más clara fue sobre la hora, en el minuto 89, cuando se juntaron Santiago Rodríguez y Rossi. El punta de Los Angeles FC quedó mano a mano con el arquero, que tapó bien y la mandó al córner. En ese mismo tiro de esquina el cabezazo de Gularte fue al arco, pero –figurita repetida– estaba el golero ahí.