Raquel, de 61 años, y María Inés, de 59, están entre las cuatro mujeres que tienen más de 50 años que se llevaron la medalla por la ola más compartida, una de las categorías del Segundo Festival de Surf de Montevideo, que premia a los surfistas que compartan una ola. Ambas van a clases todos los sábados en la punta de la playa Brava. Esas clases les enseñan a ellas y a una decena de mujeres y hombres adultos a disfrutar de las olas. También hay clases para niños, jóvenes y personas de todas las edades con discapacidad.

Foto del artículo 'Fotorreportaje: El surf como sinónimo de libertad'

Foto: Mariana Greif

El festival, organizado por la Secretaría de Educación Física, Deporte y Recreación, el servicio de guardavidas y la escuela de mar Todos al Agua, y apoyado por la Asociación Nacional de Guardavidas se celebró a principios de febrero con actividades de surf adaptado y para adultos.

Raquel, que vive a unas cuadras de donde surfea, y María Inés, que vive en Malvín Norte, comparten el sentimiento: surfear les genera libertad. “Sentís que estás en un yate; te lleva la ola y es como que estás navegando, y en realidad estás acá en la playa Malvín”, cuenta María Inés, quien luego agrega que siente, además de libertad, mucha adrenalina. “Lo bueno también es la calidad humana: acá hay mucho equipo, son personas muy especiales, nos tratan a todos por igual. Todos somos diferentes, todos tenemos distintas aptitudes y diferentes fragilidades, la cosa es componerlo, y además en un ámbito comunitario, en el que cada cual toma del otro lo que necesita, y se da un intercambio muy lindo”, agrega Raquel.

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Foto: Mariana Greif

Pablo tiene 22 años y se mueve en silla de ruedas por su parálisis cerebral, pero eso no le impide entrar en el mar con una silla con ruedas adaptadas para la arena mojada y flotadores en los costados, y después de eso se monta en una tabla de surf adaptada para su discapacidad. “Surfear me gusta, pero más que nada me siento libre; estar en el agua, en el mar, las olas, no me da miedo. Desde el año pasado vengo y los profes son unos genios; todos los sábados, aunque me cuesta levantarme, llego acá y se me pasa todo”.