Quizás el mejor futbolista uruguayo de todos los tiempos, el salteño Luis Alberto Suárez, sea el semblante del gol que más está haciendo falta en las pantallas de todas las casas. Necesitamos rostros icónicos para vivir. Eso se sabe, o al menos eso marca la historia. Enaltecerlos y tirarlos abajo, volver a subirlos al pedestal.

Los rostros icónicos de los futbolistas cargan muchas veces con esa condición ajena de ser ejemplos. No romper con esa condición los hace muchas veces vivir entre algodones de expresión y asesores legales. Sin embargo, a la hora de sacar sonrisas y hacer correr la sangre, no hay asesoría ni cuidados tales, sino entrega.

Luis Suárez, a quien la última lesión de rodilla podría haberlo alejado de instancias decisivas, parece haber encontrado en la crisis del covid-19 otra oportunidad. De alguna manera, el parate mundial le permitió al oriental reducir la cantidad de ausencias, y estaría pronto para volver a los entrenamientos en el mes de mayo –si se confirma la fecha de reanudación en España-.

El goleador histórico de la selección uruguaya se iba a perder 28 partidos desde su lesión hasta el final de la temporada europea (incluyendo los de Uruguay por Eliminatorias), pero finalmente estuvo ausente en 12 encuentros, entre liga española y Champions League.