Un par de nuevas variables, el concepto de “nueva normalidad” impulsado por el gobierno, que deja entrever una expectativa de control de la pandemia de coronavirus –“nada indica que vayamos a estar peor”, señaló el presidente hace unos días–, y la presión empresarial –mundial, pero localizada en sectores– de volver a poner en funcionamiento los espectáculos deportivos y, con ello, la televisación, la venta de anuncios comerciales y de derechos, han promovido en buena parte de nosotros la sensación de que parece inminente la vuelta de la práctica deportiva medida, regulada. Eso, asimismo, genera una idea de pronta vuelta a la competencia.

En Uruguay hay una serie de movimientos, que pasan por la natural expectativa de los futbolistas de no perder calidad en las mayores herramientas de su oficio –el físico y la técnica–, pero también por los clubes, que en su condición de empresas empujan por volver a tener actividad, y por Tenfield y los subproductos colaterales que se ramifican de la televisación. Esa suma parece aproximar la idea de que ya estamos cerca de que haya competencia. Sin embargo, parece que no es así.

El deporte como salud

El director nacional del Deporte, Sebastián Bauzá, dijo en Derechos exclusivos, en Radio Uruguay, que “la prioridad va a estar en el deporte como salud”. “Vamos a ir subiendo de a uno los escalones para poder lograr la recuperación de la actividad deportiva. No veo que todo pueda empezar a la vez, vamos a ir dependiendo de cada federación y tal vez entrenando en grupo”, agregó. Bauzá dijo que seguramente la gente está esperando una fecha, pero que no se puede adelantar nada: “Por supuesto que los deportistas lo que quieren es entrenar y, lo antes posible, competir. Por eso también estamos trabajando con ellos, vamos a ver cómo va a ser la respuesta. Acá hay que dar pasos cortos, evaluar”.

Luego utilizó como ejemplo “las famosas perillas” y el acuerdo tripartito que llevó a los obreros nucleados en el Sindicato Único de la Construcción y Anexos a volver a trabajar: “La idea es la experiencia que se está llevando adelante con el protocolo que se hizo en la construcción, donde se sentaron a la mesa la patronal, los obreros y el Ministerio de Trabajo [y Seguridad Social] en representación del Estado”. Sobre esos aspectos y las “perillas”, agregó que es importante tener en cuenta “el deporte sanitario y, por supuesto, también la parte profesional; y la perilla económica, porque sabemos que no solamente los clubes están muy complicados, sino también los jugadores, que son los principales protagonistas”.

La realidad de cada deporte es “totalmente diferente”, por lo que es necesario elaborar, por ejemplo, “un protocolo en ciclismo, un protocolo para judo, deporte con contacto directo, el abrazo, la pelea en la lucha”. “Tenemos 64 federaciones deportivas, y la idea es que el Ministerio de Salud Pública nos apruebe cada protocolo para cada federación”, dijo Bauzá.