¿Quiénes somos los privilegiados que vemos fútbol en vivo en plena pandemia? Entre quienes tenemos carnés, quienes narran, quienes comentan, quienes acotan, quienes divagan. Y un pequeño racimo de directivos sentados a dos metros de distancia como pide el altoparlante, o parados, desaforados, como si estuviera lleno, siendo ellos mismos, los pasionales histriónicos del alambrado. “Sólo jugadores en cancha, árbitros y técnicos cuando dan indicaciones”, el resto tras el barbijo, encanutados, sintiendo la respiración propia, esos olores de los gritos, esos calores del silencio, esos vapores que se paran en los lentes.

Cualquier café es como un café contigo. Este café en la cancha es un café íntimo, de antaño. Tiene gustito a cancha el café también. Como a lugares. Es lo único que se vende. Es como permitir el ritual, como adherirlo a la cultura insoslayable de la cancha.

Defensor Sporting y Cerro en tiempos difíciles, se enfrentaron con la urgencia. La propia, la del otro, la del santuario de la televisión de los racks variopintos en las casas de los hinchas. Defensor con una columna de la casa. Como si la vida fuera la cuadra que mide la cancha, el Tata Álvaro González, el Zurdo Andrés Lamas, el Chino Álvaro Navarro, como siempre con el uniforme. En Cerro los incansables, Cristian Cruz por un lado, Leandro Paiva por todos, sin comparación. José Luis Tancredi algo distante, como esperando el milagro de que la pelota llegue.

El partido no cambió con el gol de Juan Albin. Dignificaron el juego en el terreno ambas escuadras. De afuera se sintieron gritos exigiendo puntos, goles, algo. Como un rezo violento. Como una amenaza vacía. Como una descarga gutural descolorida.

Vivir en el descenso es como vivir en una casa con humedad en invierno. Es incómodo, es enfermizo, no tiene solución a corto plazo, hasta que aparece, de repente, y llega la primavera. Así está Cerro. Defensor tecleando. Así fue el partido. Sobre cornisas donde también dirigen los técnicos.

La expulsión protestada de Maicol Cabrera tampoco cambió el trajín. Cerro insistió hasta conseguir el penal, apenas conversado. Tancredi tuvo el milagro desde el puntito de cal que resume el mundo. Empató el juego. Defensor pareció acordarse de la otra mitad del campo.

Cerro con la cultura de no claudicar. Defensor con el buen pie, sumido en la defensa del gol convertido. Probó con Gonzalo Nápoli. En filas de Cerro apareció Tancredi, como que despertó por el ruido de las piolas. Pero se fue sustituido. Las pelotas quietas quedaron en otros pies. De un lado pidieron la hora, del otro contestaron roncos. Algunos hicieron surcos en el pasillo sísmico contra el alambre.

Empataron en el Franzini Cerro y Defensor. En Defensor no alcanzó para paños fríos. En Cerro la fiebre, la casa con humedad, el invierno.

Detalles

Estadio: Luis Franzini.

Árbitros: José Burgos, Horacio Ferreiro, Pablo Llarena.

Defensor Sporting (1): Bernardo Long; Emilio Zeballos, Alejandro González, Rodrigo Rojo, Andrés Lamas; Mathías Cardacio, Juan Albin (60’ Gonzalo Nápoli), Álvaro González (83’ Alan Rodríguez), Kevin Méndez, Ignacio Colombini (73’ Christian Barros), Álvaro Navarro. Entrenador: Alejandro Orfila.

Cerro (1): Rodrigo Formento; Bryan Bentaberry, Nahuel Furtado, Kevin Moreira (73’ Agustín Hernández), José Tancredi (83’ Ronald Álvarez), Facundo Moreira, Leandro Paiva (76’ Mario García), Cristian Cruz (72’ Ignacio Yepes), Emiliano Villar; Mathías Silvera, Alexander Machado (46’ Maicol Cabrera). Entrenador: Nathaniel Revetria.

Goles: 32’ Juan Albin (D), 70’ José Tancredi (C).

Exp.: 64’ Maicol Cabrera (C) , 90’ Rodrigo Rojo (D).