A las 11.30 Uruguay enfrentará a Brasil en el último partido de la segunda fase. Sea cual sea el resultado, la selección celeste no avanzará a los cuartos de final, porque sólo pasan los dos primeros. Lo que sí deberá afrontar Uruguay luego del juego con los norteños serán los playoff para saber en qué posición termina. Más allá del número, pasando línea, todo lo que le sucedió a la selección en Egipto es de bueno para arriba. Un mojón desde el cual se deberá proyectar el crecimiento del hándbol nacional.

Lo importante de la cancha

El sábado Uruguay perdió 38-23 con España, selección bicampeona de Europa. Más allá del resultado –previsible, por cierto–, la celeste hizo un muy buen segundo tiempo (perdió 14-11, para graficarlo en números), tal vez los mejores minutos de Uruguay en el Mundial. Con ese gran desempeño se dejó ver algo que es necesario para el crecimiento del hándbol: jugar al mejor nivel sirve, pone en situación, hacer ver los caminos.

Gabriel Chaparro, jugador celeste, habló con Garra al respecto: “El partido estuvo muy bien. Nos medimos ante un rival muy duro, muy táctico, con contraataques muy veloces y con mucha recuperación de balones en la defensa. En el primer tiempo quizás entramos un poco más bajos de energía, pero pudimos pelearles bastante; ya para el segundo tiempo entramos con esa dosis de garra que nos caracteriza y que nos había estado faltando y defensivamente lo hicimos muy bien, y eso nos dio opciones en el ataque también. Estamos demostrando que estamos por encima de lo que pensábamos estar. Hemos ido evolucionando en el torneo, también, y eso nos da confianza para seguir adelante. Eso nos aumenta el nivel, por lo que es totalmente positivo”.

Chaparro, igual que sus compañeros, tiene claro el desempeño de la selección. Los rivales han sido durísimos porque tienen más historia en esto del hándbol. Brasil, dice el celeste, será “un partido como los otros. Están al nivel de las potencias, pero es un viejo conocido y vamos a pelearle, como a todo el resto, para que sea de igual a igual. De jugar contra los mejores del mundo rescato que pudimos plantarles cara por momentos y que nos permitió en pocos días ajustar y crecer nuestro nivel de juego, que es muy bueno. Todo el grupo rotó, todo el grupo tuvo minutos y fueron de calidad, lo que hizo una experiencia súper positiva para el grupo”.

De la cancha para afuera y viceversa

Chaparro es uno de los pocos jugadores profesionales de Uruguay. Juega en Atlético Novas, en la División de Honor plata, la misma divisional en que Christian Rostagno defiende a Sant Adrianenç y Diego Morandeira a Ikasa Madrid. Además, en la Primera Nacional Máximiliano Cancio juega en Base Oviedo. Parece mucho, pero puede tomarse como un inicio, como algo que puede mejorar a futuro. Chaparro le dijo a Garra que, más allá de que mejorar individualmente puede depender del esfuerzo personal, para que el hándbol nacional crezca se necesita “un cambio a nivel de infraestructura, planes de inversión y de preparación a largo plazo”.

Mucho de ese cambio pretendido para Chaparro está en la difusión. Ya se lo había dicho a Garra en una entrevista previa a viajar al Mundial, y por eso se insiste en eso. “La difusión para todos los deportes mal llamados menores es lo más difícil. A partir de la visibilidad es de donde viene todo el resto, los patrocinadores, el apoyo, el dinero; todo eso generaría una estructura mejor. Nosotros clasificamos, pero tenemos que tener las armas para clasificar mañana y para el futuro. Ojalá que este momento sea un hito, un antes y un después y no una anécdota”, sostuvo el celeste.