Por la fase inicial de la Copa Libertadores, Liverpool venció 2-1 a Universidad Católica de Ecuador y arrancó con buen pie. Fue un partido difícil, que los negros empezaron perdiendo, pero con tesón y buen fútbol dieron vuelta en el segundo tiempo. La historia continuará en Quito, donde deberán enfrentarse por la revancha el 2 de marzo.

1. El todo por la parte

Qué perfume el de la Libertadores. La cancha puede ser la misma, el césped el de siempre, pero la sensación en el cuerpo es otra, distinta, parecida a la magia, porque jugar la copa es lo más grande que tocó por padrón en un continente entero. Por eso y por el desafío, Liverpool dijo que sí cuando lo invitaron, y es la segunda vez en la historia que dijo presente.

El dueño de casa pensó en su religión de siempre: jugar por abajo, con Hernán Figueredo y Fabricio Díaz alternándose en el papel de armador, con las puntas abiertas de los Agustín, Dávila y Ocampo, todo el sistema para hacerle el caldo al goleador histórico del club, Juan Ignacio Ramírez. Liverpool quiso ser todo eso, pero en el primer tiempo pagó caro unos minutos de desconcentración. Primero casi se la manda en contra Christian Almeida, pero lo salvó el palo; después, en el segundo intento católico, la izquierda de Liverpool quedó desnivelada por irse al ataque y los ecuatorianos elaboraron la jugada del 1-0, definida por Juan Tévez con oficio de 9.

El gol de la visita despertó a Liverpool. Ahí sí se vio el equipo que puntea en el Clausura uruguayo. Las bandas empezaron a ser ágiles, los volantes mostraron su repertorio, Dávila y Ramírez le mostraron los dientes al arquero Hernán Galíndez. No la pudieron embocar, pero se fueron con otra cara al descanso.

2. La nueva identidad

Mamita, la intensidad de Liverpool cuando arrancó el segundo tiempo. Todo eso que demostró con rebeldía después del gol que recibió lo potenció aún más. Desde que se movió la pelota, con los mismos hombres pero con otra actitud, el negriazul metió a la Católica en su cancha, como su manual de fútbol contemporáneo así lo exige.

Hay que reivindicar esa postura de los negros. A ver, más claro: ir perdiendo ‒de local o en y en cualquier cancha‒ y salir a jugar en tres cuartas canchas. Dirán las bibliotecas del fútbol que sí y que no, dirán los especialistas de los diarios de los lunes, de las gárgaras radiales o de los perfumes televisivos que sí o que no; todo está bien, porque es a ley de juego. Pero lo que sí tendrán para decir los jugadores de Liverpool, la gran mayoría, hijos de la cantera, es que la forma de salir a buscar es de frente y manteca, como en los campitos, mirando para adelante.

A los 86 minutos el arquero Galíndez le tapó una increíble al Colo Ramírez y eso pareció la sentencia del empate. Pero en el final, por tesón y empuje, Martín Correa encontró el premio y dio vuelta el partido, que será corto pensando en la altura de Quito, pero es mucho cuando hay que ganar y poner la pelota al medio. En definitiva, que repartan las cartas en la próxima mano.

3. El club del otro día

Gabriel Miraballes, profe de Liverpool, en la previa del partido les dijo a los jugadores: “Disfrútenlo, no todos los días se juegan esta clase de partidos”. Amén, señor.

Detalles

Estadio: Parque Alfredo V Viera

Árbitros: Nicolás Lamolina, Pablo González y Facundo Rodríguez (argentinos)

Liverpool (2): Sebastián Lentinelly, Federico Pereira (va y va), Keke Almeida, Gonzalo Pérez (69’ Alan Medina), Camilo Cándido (rinde 2), Gastón Pérez, Hernán Figueredo (sí, 75’ Martín Fernández), Fabricio Díaz, Agustín Dávila (¡buó!, 83’ Cachimba Correa), Agustín Ocampo (69’ Gonzalo Bueno), Juan I Ramírez. Entrenador: Marcelo Méndez

U CATÓLICA (EC) (1): Hernán Galíndez, Marcos López, Guille de los Santos, Yuber Mosquera, Jonnathan Mina (13’ Gustavo Cortéz), José Carabalí, Kevin Minda, Facundo Martínez (79’ Diego Armas), Lisandro Alzugaray (83’ Davinson Jama), Walter Chalá (una moto), Juan Tévez (79’ Edder Farías). Entrenador: Santiago Escobar.

Goles: 28’ Juan Tévez (UC); 67’ Agustín Dávila (L); 92’ Martín Correa (L).