De visitante, en el María Mincheff, Progreso derrotó a Danubio 1-0 con gol de Fabricio Fernández en el primer tiempo, y dejó a los danubianos muy complicados con el descenso.

Al principio no pareció un partido de tanta angustia, como lo serán todos los de Danubio hasta que se defina la situación del descenso.

Con la sensible, y enorme baja del capitán, el golero maragato Salvador Ichazzo, positivo de covid-19, lo que lo alejará de las canchas por lo menos por tres fechas más, el partido se presentaba como cualquier Danubio-Progreso de los últimos tiempos: interesante, atractivo y con llegadas.

Al principio fue de ida y vuelta, pero poco a poco fue cargando y recargando Progreso, nuevamente dirigido por Marcelo Russomando mientras el nuevo director técnico principal, Maximiliano Viera, cumple la cuarentena.

Se salvó tres o cuatro veces el local hasta que, cuando estaban por llegar al minuto 40, una gran jugada y una definición ajustadísima del rochense Fernández, figura del equipo del Pantanoso en los últimos partidos, puso la diferencia inicial para que se fueran al descanso ganando 1-0.

Para el complemento, ya con la temprana desesperación acuciando las emociones del plantel, Leo Ramos colocó un par de variantes para promover una mayor carga de juego. El Pumita José Luis Rodríguez sustituyó al muy buen lateral juvenil Mateo Ponte, y Santiago Paiva entró por el argentino Martín Comachi. A los 20 minutos el entrenador redobló la apuesta y puso más delanteros: entraron Facundo Lavandeira y Leandro Rodríguez. Pero si bien las características del juego cambiaron, porque Progreso perdió casi todo el protagonismo ofensivo, Danubio poco pudo hacer para sumar puntos en la angustiante y opresiva tabla del descenso.

Claro que lo buscó el local, claro que le puso ganas y esperanzas, pero las aguas arremolinadas y pesadas del descenso van corrompiendo ideas, virtudes y ganas, y el salvavidas de la A no aparece, a pesar de los penúltimos manotazos.

Progreso, en el limbo de las tablas, puede apuntar a un premio sorpresa inesperado de tratar de pelear por la Sudamericana en los 24 puntos que le quedan por jugar.

Danubio precisa esos 24 puntos, pero antes precisa volver a sentirse Danubio para sentir ese “vamos, Danubio, otra vez”.